Venezuela vive en dos mundos desde hace varios años. Hay un mundo real
lleno de capitalistas y explotadores con todos los males que van adheridos a
esta nefasta forma de vivir. Y, otro muy distinto, que es donde viven los jefes
de la revolución chavista y los propagandistas del régimen. En el mundo real
están todos los venezolanos, sin distingo de raza, credo, religión o franela
roja. En el otro, el que imaginan y moldean los de la sala situacional, es
imaginario, de papel, imágenes y sonidos.
Mundo castrochavista. Hay luz, mucha luz. Nunca hay apagones. Todo el
mundo está feliz con el exceso de energía eléctrica. Alcanza hasta para
venderle a Colombia. Hay agua, mucha agua. No la que tumba casas y ranchos.
Agua potable en cada rincón de Venezuela. Agua hasta para venderle a las islas
del Caribe. Todo obra de la revolución bolivariana y gracias a
micomandantepresidente, Hugo Rafael Chávez Frías.
Hay seguridad ciudadana, mucha seguridad. Las estadística sobre delito
y delincuencia ubican a Venezuela en lugares privilegiados como los que ocupan
Suecia o Suiza. La gente deja los carros estacionados en la calle sin pasar el
seguro. Nadie teme salir a la calle. La gente camina por avenidas y calles sin
ninguna preocupación.
Las aceras, plazas y lugares públicos son una belleza. Pulcros,
limpios, sin malos olores. El servicio de recolección y tratamiento de basura
es una maravilla, cuyo esquema fue comprado como una patente por varios de los
países del G8. La red de salud es realmente sorprendente. Varios hospitales
grandes en cada ciudad importante, establecimientos medianos y pequeños en
proporción a la población. Una increíble red de ambulatorios y hasta médicos
por cuadras en barrios y urbanización. Vienen enfermos de Colombia, Aruba y
hasta Miami a tratarse aquí. A nadie en su sano juicio se le ocurriría irse a
Cuba a que le traten ni siquiera un juanete. El país tiene años con una
producción agrícola suficiente para que más de 5 millones de venezolanos
trabajen directamente en el campo y la agroindustria. Total autoabastecimiento
y, claro está, en estas condiciones es posible exportar alimentos procesados,
ganado en pie, frutas. De todo. Venezuela es una potencia agrícola.
Lo más fácil fue alcanzar los niveles de excelencia actuales en materia
petrolera. Pdvsa es la primera gran empresa mundial, como corresponde a un país
que tiene las mayores reservas del mundo. Ya se producen 10 millones de
barriles diarios y se le vende gasolina hasta a los árabes. Venezuela tiene más
de 40 refinerías regadas por el mundo y es cabeza en materia de investigaciones
científicas para encontrar energía alternativa limpia. Más de 40 medallas de
oro se ganaron en las últimas olimpíadas.
Más de 30 universidades nacionales aparecen en el ranking de las
primeras 100 de todo el mundo. Estudiantes de todas partes vienen a estudiar a
Venezuela. Más de 2.000 millones de dólares ingresaron al país por este
concepto.
Esa es la revolución chavista.
La realidad, la verdad verdadera, es
todo lo contrario.
Sin exagerar.
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