lunes, 5 de marzo de 2012

JESUS MARIA LUGO PEÑA: EL ENFERMO IMAGINARIO

“Cuanto mayor es el poder, tanto mas daña si recae en un hombre malo o necio”.    Molière
El francés Jean Baptiste Poquelin - mejor conocido como Molière - ha sido considerado uno de los mejores dramaturgos y actores de la historia. Utilizó el sarcasmo, la sátira y la farsa con tal maestría que mucha gente se reconocía en sus piezas y en muchos casos se ofendían por eso. Con mordaz elocuencia satirizaba las debilidades de aquella sociedad, enclavada en pleno Barroco, llena de amaneramientos, hipocresía, avaricia e hipocondría, debilidades que fueron todas llevadas a las tablas. En febrero de 1673  Molière estrenó su obra “El Enfermo Imaginario”, la última comedia que escribió. 
El dramaturgo y actor representaba el papel principal – Argan-  un hombre que se finge enfermo con la finalidad de averiguar lo que la gente pensaba de él. Sostienen los entendidos del arte dramático que simular la muerte  llega a la fibra de todos los espectadores, que a todos alcanza, y en esta farsa, la complicidad del espectador resulta decisiva. El mecanismo de Molière, deslizarse por el atajo que elimina al sujeto, para volverlo un tercero, permite la risa de cualquiera que mire o comente, sin saberse (o sentirse) nombrado; ese es uno de sus dones. El ojo sagaz sobre las fallas del hombre otro don. Una treta va a desenmascarar los reales sentimientos de los personajes, que serán descubiertos en sus más viles pretensiones.“El mejor consejo dado al enfermo imaginario por Toinette, la criada, fue que fingiese su muerte, para saber de qué modo la sociedad lo trataría. Argán lo hizo. Venía de la culpa original, estaba convencido que era un enfermo y aceptaba medicina tras medicina, consejo tras consejo, mentira tras mentira. Seguía vivo. Ni mejor ni peor. Se imaginaba enfermo, culpable, finalmente moribundo. A los condenados les resulta fácil fingir su final…”
En la cuarta representación Molière – quien hacía el papel del enfermo (Argan) - se sentía que se moría de verdad, mientras se esforzaba por ocultar su dolor sonriendo. El resto de actores, que comprendieron el mal estado en que se encontraba Molière, echaron el telón, tras lo cual el actor se desmayó. Los médicos lo llevaron a su casa y a las horas, que Molière falleció.
Actualmente se tropicaliza, se adapta una versión “nouvelle” para nuestro país.
Con un actor principal y una troupe des malades imaginaires, simula que se muere, para observar la actitud de sus secuaces.
El régimen, único actor protagónico en escena es quien sigue sonando las tablas. Convoca a los actores de reparto y escribe el texto, siempre con carácter autoritario, para esta temporada, pues paternal…en virtud a que los espectadores siempre son parte del espectáculo: del
“Déjenlo trabajar al déjenlo reposar”
–sarcasmo puro- pues se trata de una hipocondría controlada. Es visible que ha elegido la farsa…pero ésta conduce al cementerio.

http://facebook.com/jesusmarial

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