jueves, 1 de marzo de 2012

HAROLD H. KELLEY: CUIDADO CON EL RUMOR

Al rumor en psicología social lo podemos definir como la comunicación de “boca a boca” causada por algún impacto emocional que afecta a cada interlocutor. Su fin es el de promover un mensaje con ingredientes creíbles más no demostrables.
Puede tener tantas bondades como perjuicios según el lado del que se esté.


Un rumor nace de un vacío de información, hecho que por si mismo afecta el ritmo de vida u operación. Lo normal es que se presente una expectativa, bien sea de ilusión o miedo, según se espere un beneficio o un daño (respectivamente).
Lo normal es que el rumor paralice o que reduzca una actividad, pudiendo llegar hasta el punto de suplantarla.
Por lo que estratégicamente los rumores pueden ser usados para paralizar y hasta desviar el interés de un colectivo.
En política, quienes siembran un rumor, lo hacen con el fin de debilitar alguna fuerza (o triunfo) de su oponente y ello se logra, creando o explotando un vació de información.
En negocios, los rumores igual tienen fines estratégicos, siendo los que se siembran para desviar o destruir alguna virtud de un competidor. Los más comunes casos se conocen en bancos, en cosméticos y en alimentos.
Sin embargo, si bien es cierto que el rumor puede debilitar sensiblemente a un oponente o competidor, de apuntar el mismo a una debilidad propia del “emisor” del rumor o de quien crea el vacío de información, su efecto se va devolver de manera muy destructiva.
Los bancos y los líderes políticos – muy en particular los carismáticos o caudillos- deben cuidarse mucho de su salud por cuanto define la existencia de su poder y así su vida útil. Ambos, tanto bancos como caudillos dependen del carisma, el cual es un activo efímero, ya que reúne a una serie de valores que muy poco atienden a razones sustentables y por el contrario, son de naturaleza imaginaria, emocional u hormonal.
Si un vacío de información levanta un rumor sobre la salud del banco o del caudillo, allí se pone en juego a su existencia. Ello jamás es bueno, por lo que siempre se debe hablar claro ante el colectivo y apoyarse y hasta asociarse con terceros confiables –preferiblemente- instituciones que den fe de la información. Allí se puede anular al efecto negativo del rumor.
Ahora bien, bajo un punto de vista “maquiavélico”, de persistir un vacío de información los competidores u oponentes, en nada se benefician repitiéndolo ya que se causa una parálisis en sus filas u organizaciones. Muy por el contrario, deben aparecer como “interesados”, presionando al originario del rumor para que se devele información.
Esto en política es muy efectivo cuando se ataca a una figura caudillesca, ya que si bien el caudillo va ocultar una gravedad para sostenerse en poder, por el otro lado, al admitir la enfermedad se entrampa al quedar como un mentiroso. Un oponente inteligente puede usar uno u otro elemento en contra del caudillo, lo que nunca puede usar es la multiplicación del rumor de una enfermedad, ya que ello protege al caudillo bajo el manto de la misericordia ¿acaso la que el caudillo tuvo para con sus opositores?.

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