domingo, 11 de marzo de 2012

FERNANDO FACCHIN B: LOS PARTIDOS POLÍTICOS

La sociedad, la cultura y el sistema político venezolano se hallan en un proceso de cambios extraordinario, lo que dibuja una nueva praxis y formas cada vez más inéditas de unidad e integración ciudadana, ese proceso cambia radicalmente el rol de los agentes de socialización política y cultural. Por otra parte, emerge una sociedad civil llamada a ocupar cada vez más el espacio público político e influir directamente en la definición del proyecto país donde los intereses colectivos prevalezcan.
Por su parte, los partidos políticos tradicionales, ante el avance social, han disminuido su capacidad de interlocución con el colectivo social. A los partidos se le hacen cruentas críticas, en cierto modo injustas, pero lo que sí es cierto, requieren con urgencia una reconfiguración que consiste en modernizar los propios estatutos y cuadros directivos nacionales y regionales, que contribuya a sincerar el debate político y constituya un paso importante para el rescate y fortalecimiento de la democracia. Asimismo, las prácticas políticas internas de cada partido servirían para diferenciarse entre ellos, no sólo por sus ideas, sino también por sus métodos democráticos.
En la última década los partidos tradicionales han sufrido un fuerte desprestigio social, en gran medida, por ser parte y fomentar un juego político poco competitivo, no transparente y especialmente poco ético frente a su militancia y líderes de base. A pesar de tales prácticas, la profundización y consolidación de la democracia depende de la responsabilidad y voluntad de los partidos políticos, por ser los mismos, actores indispensables del régimen democrático, son la pieza clave de la vida democrática. Cabe preguntarse: ¿ellos están a la altura de tan grave responsabilidad, han comprendido plenamente su función y en la intimidad de sus estructuras están en condiciones de asumir su reconfiguración? Los partidos precisan adaptarse a los cambios que el país reclama y a las necesidades de los ciudadanos a través de más democracia y competencia interna, más transparencia, mayor compromiso, más responsabilidad e idoneidad.
Un elemento primordial para reconfiguración partidista contempla la imperiosa necesidad de incorporar en su seno interno un sistema de elecciones que promueva la representatividad, el respeto a la militancia y a los liderazgos de base y la competencia interna. Los partidos contribuirían a la consolidación de la democracia en la medida que se priorice la idoneidad y la representatividad en lugar de la imposición de nombres y el amiguismo interno, la escogencia de los candidatos más capaces e idóneos sin mediar los perversos mecanismos de selección a dedo, es el colectivo partidista quien debe tener el poder de decisión en cuanto a los liderazgos regionales, municipales y parroquiales.
En definitiva, los partidos políticos tradicionales desde su nacimiento continúan siendo hasta hoy, la única expresión legítima de los grupos organizados de la sociedad. Son todavía actores insustituibles, aunque no necesariamente eficaces y eficientes en el escenario político actual, con esta afirmación no pretendo restar importancia a otras formas de agrupación ciudadana, los partidos ocupan un lugar primordial en la integración de la sociedad permitiendo un acercamiento a la solución de la crisis de representatividad y al distanciamiento cada vez más evidente entre Estado y ciudadanía.
ffacchinb@gmail.com

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