Hay que ser realmente ingenuo para creer en esta gran mentira.
Autobuses llenos de personas, con niños en los brazos, agua, colchones y
sólidos recursos de organización, en múltiples lugares, simultáneamente. Hambre
de anarquía, de ponerse en algo, de recibir lo que no se trabaja.
Rojos por detrás de esa barrabasada, que luego pretenden achacar a los
que observamos impávidos esta suerte de rebatiña. Si piensan que el pueblo no
captura esta mentira, están muy equivocados. Se pretende engañar -pero de ahí-
a lograrlo… hay un camino.
Yo invito a pensar y reflexionar, a quien todavía ve con buenos ojos esto
que llaman revolución. Yo respetuosamente le solicito que ponga un poquito de
atención a las señales, que cuando uno las analiza, hacen pensar seriamente en
lo que está por detrás de esta intención de vendernos una revolución que dice
amar a su pueblo.
¿Qué hizo la revolución con la instalación que construía Éxito en la zona
rental de la plaza Venezuela? Expropiarla para dejarla sin terminar. Ahora no
tenemos esa instalación, ni el terminal central de autobuses que se levantaba a
su lado, ni las fuentes de empleo que eso generaría. Tampoco resolvió nada con
el Sambil de La Candelaria, salvo llenarlo de refugiados. Parece que la
revolución existe para destruir y no para construir.
¿Qué hace la revolución con nuestra Universidad Central de Venezuela? Un
centro de estudios centenario, que promovió escuelas de pensamiento productivo
y formó profesionales reconocidos en toda América Latina, se muere de mengua
bajo el control de un gobierno que pretende asfixiarla por ser un centro de
pensamiento libre. ¿Acaso eso es amor al pueblo? ¿Será que para la revolución
sólo es válida la educación “políticamente dirigida” que promueven en sus
centros de estudio? Así terminaron los cubanos perdiendo su libertad.
¿Qué hace la revolución con nuestro dinero? Un gobierno serio, del
pueblo, para el pueblo, nos esconde el uso del dinero público. Pregúntese
cuantos presos tiene la revolución a cuenta de un maletín de ochocientos mil
dólares que decomisaron a un allegado al gobierno, en una aduana argentina.
Pregúntese por que el gobierno le echó tierra a ese caso.
Tal vez es más sencillo pensar en la cantidad de inconsistencias que
nuestro presidente ha demostrado. Los aviones son malos cuando eran de la
petrolera de la cuarta, pero compró dos
o tres para su uso. Ser rico es malo, pero la familia del presidente exhibe sin
reparo señales de riqueza. Los obreros deben organizarse, pero el estado
aplasta a los sindicatos que le exigen sus derechos.
Nos engañan con descaro. La revolución es una gran mentira.
Enrique Pereira
@pereiralibre.
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