martes, 7 de febrero de 2012

SAUL GODOY GÓMEZ: LA ODISEA DE MARÍA CORINA MACHADO

Ya las maquinarias de los partidos políticos se cuadraron con sus candidatos naturales, todas estas organizaciones repartidas en la geografía nacional, trabajan con base en objetivos, visiones y, sobre todo, disciplina. Las maquinarias funcionan bajo un programa, canalizar todo el esfuerzo del partido en promocionar sus intereses políticos encarnados en la figura de un candidato, y su fin único es ganar elecciones, en términos militares, son ejércitos entrenados para ganar batallas en los centros de votación y, para ello, tienen primero que conquistar la consciencia y la voluntad del elector.

Muchas de estas maquinarias que existen, tienen la ventaja de que cuentan con candidatos ganadores, ocupando cargos públicos; María Corina, en su condición de candidata independiente, por ser un rostro nuevo en la política venezolana, no tiene esa ventaja, que sí tienen los partidos establecidos; por ser mujer, está luchando en contra de una tradición machista histórica; por creer en el Capitalismo Popular como propuesta, va en contra de la corriente de más de 40 años de socialismo, y de éstos, los últimos 13 años de comunismo "a la cubana".

Lo que ha logrado María Corina lo ha hecho con esfuerzo propio, con ayuda de sus amigos y con la gente que creemos en ella, y la apoyamos porque es transparente; así como ustedes la ven, así es, habla mirando a los ojos, su sonrisa rara vez se desdibuja, sus gestos son la de una mujer comprometida con la vida, con la felicidad, con la familia, su palabra es una sola... La única ventaja que María Corina tiene sobre las maquinarias es su don de establecer contacto con el alma de la gente, de hablarles directo al corazón y a la razón, nos transmite su preocupación por el país, nos llena de sus ideas para hacerlo progresar, nos anima con la fuerza de quien sabe lo que quiere y como lograrlo, su mente es altamente organizada y preparada para la acción, no hay candidato más articulado al momento de expresar una opinión.

Y es esa ventaja la única razón que la asiste para embarcarse en esta extraordinaria aventura, la de ganarse la consciencia y la voluntad de los votantes, con argumentos, verdades y proyectos viables, no con populismo o promesas vacías; ninguno de los candidatos apoyados por las maquinarias es libre, hay manos que los manejan y voces al oído que le dicen lo que tienen que decir, que en muchos casos, se trata precisamente de los políticos que nos metieron en este brete.

María Corina cree, al igual que muchos que la apoyamos, que en el momento decisivo, el venezolano, al escoger su voto y depositarlo en la urna del centro electoral, vive un instante personalísimo, del hombre y la mujer confrontando su propia consciencia con la realidad que lo atosiga, y con la esperanza que lo mueve a vislumbrar otro país, se trata del voto de opinión, no del voto de intercambio al que nos acostumbraron.

Votar no es una gran lotería, ese acto tan importante no puede estar vendido a promotores de gladiadores dispuestos a derrotar al campeón en la arena de un circo romano; lo que nos jugamos el 12 de febrero es tan importante, que ya no puede estar en manos de los hombres solamente, y mucho menos de militares, se trata de decidir sobre el país que queremos para nosotros y nuestros hijos, y en este tema, las mujeres, que son la mitad del país, tienen la última palabra.

María Corina se embarca en esta particular odisea de llevar al país por buen rumbo, lejos de los precipicios socialistas que nos rodean, impulsada por su idea democrática y republicana, sin otro compromiso que nuestro destino como nación, sin otro premio que brindarle a las futuras generaciones que un país bueno para vivir en paz.

Chávez, el hombre a derrotar, merece caer por la fuerza de una mujer, inteligente y sagaz, que se atrevió a contradecir a los dioses y embarcarse sin miedo en este viaje, donde ahora debe enfrentar a los ejércitos de los vociferantes candidatos, cada uno más vacío que el otro, cabezas parlantes de maquinarias socialistas que ya tuvieron su momento.

Los venezolanos hemos sido generosos en aceptar por mucho tiempo a políticos que vienen con sus "tribus" y hacen campamentos en Miraflores, trayendo sus costumbres y maneras de ser para imponérselas al país, para permitírselo a jóvenes "bonachones" que quieren meter bajo la alfombra 13 años de injusticias y abusos. Es ya hora de que una mujer ocupe la sede del Poder Ejecutivo, una caraqueña recia y valiente que no transa con la maldad y la mentira, con una visión global e incluyente, una ciudadana sensible a los problemas que se han acumulado sobre nuestro pobre país rico.

Este próximo domingo12 de febrero digámosle NO al socialismo, que ya bastante ruina nos ha causado, pongamos a una mujer, que personifica lo mejor de la mujer venezolana, al frente, para que derrote sin misericordia al candidato de los cubanos. Este país se respeta.

María Corina Machado no está sola, la acompaña Venezuela entera.

saulgodoy@gmail.com

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