domingo, 12 de febrero de 2012

POR ELIDES J. ROJAS L: EL PRINCIPIO DEL FIN (SOBRE LA MARCHA)

Sobrao, lo que se dice sobrao estuvo hasta el año 2006. Mi comandante asumió el triunfo contra Rosales como un permiso para convertir al país en Cuba con Fidel en Miraflores y Raúl en La Casona y, en la misma medida en que ha avanzado inconstitucionalmente en la ejecución de vender la patria, más bien regalarla a los cubanos, en esa misma medida ha venido perdiendo posiciones. Al punto de que este año, para octubre, es muy posible ganarle y desalojarlo de la hacienda junto al clan golpista y todos los vividores que ha engordado en estos 13 años.

Una afirmación como esa, de que el hombre viene en caída libre, tiene varios enemigos al frente. Veamos. Una gran parte de la misma oposición no se lo cree. No sabemos por qué ocurre este fenómeno, pero al conversar el tema con cualquier opositor, basta decir que Chávez está en decadencia, para que el interlocutor suelte algo parecido: ¡No puede ser! ¡Eso es imposible! ¡Ese hombre está más fuerte que nunca! ¡Ni enfermo se le puede ganar! Esas cosas no las dice un chavista, lo cual sería natural, lo dice gente que está ubicada justamente en la acera de enfrente de los militares dizque comunistas.

Otro enemigo está justamente en la historia. Un 30% más o menos de los venezolanos nunca vota, no participa y al parecer, le importa un pito lo que ocurra en este país. Esa abstención inveterada tiene tanta gente que bien podría voltear esta tortilla de un solo golpe. Pero, que voten o no, no depende tanto de la oposición. Depende más bien de las acciones de asaltante que adelanta el chavismo. Desde robos de propiedades hasta cierres y tomas de empresas grandes y pequeñas pudieran hacer despertar a esto compatriotas. En todo caso, o lo hacen ahora o ya no podrán hacerlo jamás.

Otro enemigo es la trilogía fatal de Chávez. La plata, el abuso de poder y el dominio de los poderes públicos. Con estos tres elementos hace lo que le sale del uniforme militar y no hay quien lo pare. Cadenas, regalos, dádivas, misiones electores, inhabilitaciones, decisiones arbitrarias, juicios contra adversarios, ataques a medios de comunicación. Es decir, es el amo y señor del país. Eso, sin ninguna duda, le otorga una pinta de inderrotable, de invicto, muy difícil de contrarrestar. No siquiera con el aspecto de persona enferma que lo acompaña desde junio pasado se disminuye esta visión. Es un poderoso invencible bastante maltrecho, pero sigue siendo fuerte, muy fuerte. Y, con esos elementos, se apoderó de los pobres y los mantendrá pobres toda la vida. Son sus votos.

Otro enemigo. Todas las encuestadoras serias y tradicionales, no se sabe si por lo antes dicho o por otras razones bien poderosas también, lo dan ganador, en la cima de su popularidad y en máximas cotas de aprobación de gestión. Eso vale también. Vale mucho.

No obstante, y a pesar de lo antes dicho, da la impresión que la historia comenzó a cambiar hace algunos años. El cúmulo de mentiras y fracasos es de tal magnitud, el fastidio y la incompetencia son de tal tamaño y la cubanización y la entrega del país es tan descarada, que hacen inviable para toda la sociedad, inclusive a sus propios pobres, el mantenimiento del clan chavista, lo más corrupto en 500 años, en el poder.

La unidad viene pegada al mejoramiento de expectativas. Y el 12de febrero se dará un paso en firme en ese sentido. Es el comienzo del fin. Así parece.

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