lunes, 6 de febrero de 2012

CARLOS BLANCO: "VARIAS DE LAS MÁS SONADAS ENCUESTADORAS NO SON CREÍBLES Y NO HAY DATOS CONFIABLES" (TIEMPO DE PALABRA)

DEL 12 DE FEBRERO AL 7 DE OCTUBRE

Las fuerzas democráticas tienen un pacto de honor que es votar en las elecciones presidenciales por quien resulte ganador el 12 de febrero. Quien esto escribe lo hará con la convicción de un compromiso. Dicho esto, conviene analizar las estrategias en juego de cara a la jornada de la semana que viene. En el campo opositor hay básicamente dos estrategias. Una que consiste en no enfrentar a Chávez y su régimen, sobre la base de que hacerlo puede enajenar los votos del chavismo light, y la otra que estima que sólo se logra construir la fuerza necesaria para derrotar a Chávez si se le afronta sin concesiones. Ambas estrategias tienen razones que las sostienen, pero no conducen a los mismos resultados.

EL CURIOSO CASO DEL CHAVISMO LIGHT.

Hay opositores que están de acuerdo con el fondo de las tesis que defienden los candidatos más "duros" -los que enfrentan al régimen- pero consideran que para ganarle a Chávez hay que tener un discurso "suave", no retador, porque el 7 de octubre los chavistas "light" sólo podrían ser atraídos por quien haya enarbolado la suavidad. Defienden un planteamiento que prometa un mundo mejor pero no opuesto al del régimen. ¿Las misiones? Por supuesto continuarlas con algunas mejorías; ¿relaciones con Cuba? Hasta de colaboración; ¿Qué Chávez ofrece casas? Pues nosotros más.

Esta estrategia se basa en un supuesto no demostrado y posiblemente equivocado: no enfrentar a Chávez ahora permitiría que sus partidarios desencantados voten por el candidato opositor, si éste no lo ha atacado con aspereza y en forma directa. En primer lugar, no es factible que un número importante de chavistas light vote en las primarias por aquello de la persecución; en segundo lugar, un candidato que ofrezca lo que hace Chávez, pero mejorado, sin retar a fondo al régimen tal vez prefiera el original a la copia.

No se puede olvidar que la experiencia histórica de la oposición desde 1999 en adelante es que Chávez se ha debilitado cuando se le ha enfrentado con determinación y se ha recuperado cuando la oposición se ha mostrado vacilante. Además, es la propia experiencia de Chávez. Por él votaron las bases adecas y copeyanas en el instante en que ofrecía freír en aceite la cabeza de sus adversarios precisamente porque esas bases sintieron que el hombre interpretaba las críticas y resentimientos que tenían contra las direcciones de sus propias organizaciones. Cuando Chávez se les paró de frente a los partidos antiguamente dominantes, atrajo sus bases; cuando la oposición actual se le ha parado al golpista del 4-F de frente, también ha crecido.

Debe aclararse que una posición frontal no está hecha de groserías, ofensas, odios, resentimientos o psicopatías. Gandhi tenía una posición radical sin ser violenta. Es un mero subterfugio para no atender la discusión de fondo decir que una posición firme frente al gobierno es promover la violencia.

CHÁVEZ, ¿SUBE O BAJA?

Que Chávez sube y baja en el aprecio de la opinión pública no es un secreto. Lo lamentable es que varias de las más sonadas encuestadoras no son creíbles y no hay datos confiables porque no se conoce su metodología ni hay auditorías. Hay encuestólogos que al contratar con instituciones ligadas, directa o indirectamente, al gobierno tienen presiones muy elevadas cuando trabajan con la oposición; sin dejar de lado el hecho de que no miden el temor, y que algunos de sus directivos forman parte de comandos de campaña de candidatos lo cual ocultan apenas con una hojita de parra cuando posan de analistas. Sin embargo, algunos estudios serios muestran ese vaivén con el caudillo. A veces se precipita por el despeñadero de la opinión pública y otras veces tiene regresos pasmosos. Se ha dicho que la clave es el manejo de los recursos y sus políticas de billete en piñata para que el que pueda le caiga a palos y agarre lo suyo.

Hay explicaciones diversas desde el lado de las estrategias oficiales. Sin embargo, cabe preguntarse qué hace o dejar de hacer la oposición para ocurran esos vaivenes en el apoyo al caudillo. Uno de los hechos esenciales que ha dañado la alternativa opositora es la actitud de falso entendimiento que de cuando en cuando el gobierno escenifica, mediante la cual logra integrar en su discurso y eventualmente en sus acciones a políticas y dirigentes opositores. En algunos casos es inevitable, como ocurre con autoridades regionales o locales requeridas o chantajeadas por el gobierno nacional, lo que al parecer las obliga a la condescendencia como si se viviera en una democracia. Mas en otros casos, lo que hay es el deseo de evadir la denuncia y de obviar los desafíos al régimen. Quien esto escribe sostiene que si se deja de enfrentar a Chávez y hay cierto mimetismo con él, el chavismo light lejos de sentirse atraído por un polo alternativo lo que hará será volver a sus viejas querencias. Sólo cuando sienta igual o parecida determinación a la que tuvo Chávez en su momento desde un proyecto de poder opuesto se moverá resueltamente hacia éste.

FIN DE LAS ILUSIONES Y NUEVAS ILUSIONES.

El régimen ha mostrado una clara determinación de no entregar el poder. El caudillo ha dicho que la "Fuerza Armada es chavista" y ha sostenido que la oposición, a la cual pone nombres diferentes, no entrará a Miraflores más nunca. Los militares del grupo incondicional han sostenido que no reconocerán otro comandante en jefe que el actual. Lo que todos estos mensajes traducen es una voluntad de poder que va más allá de la Constitución y de las leyes. 

No son bravuconadas de un borracho de esquina sino la expresión de una determinación absoluta de no reconocer nada distinto que no sea la continuidad de un proyecto de poder que llegó por las elecciones y que luego ha usado éstas para perpetuarse con ventajismo, fraude y abuso. Aunque estas líneas se escriben antes de la "celebración" del golpe de estado del 4-F que debe haber ocurrido ayer, los preparativos indican que se trata de una inmensa puesta en escena disuasiva contra la oposición democrática. La voluntad de derrotar ese monstruoso polo de poder es lo que está en juego.

¿Qué debe haber reconciliación? Sin duda. Pero la experiencia histórica indica que para que la haya debe saberse la verdad primero. Deben establecerse las responsabilidades y debe haber reparaciones. Pero, sobre todo, que hablen las víctimas o sus familiares. Nadie puede llegar de asomado a hablar en su nombre; la reconciliación requiere justicia. Y el perdón sólo puede venir de las víctimas. Para que haya justicia y progreso, primero debe derrotarse a Chávez y para este propósito hay que enfrentar su proyecto, su estilo, su régimen.

Para saber lo que hay que hacer hoy es indispensable pensar lo que ocurriría si Chávez no es derrotado el 7 de octubre. Ese objetivo debería orientar lo que se haga el 12-F. ¿Lo hará?

www.tiempodepalabra.com
Twitter @carlosblancog

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