sábado, 4 de febrero de 2012

CARLOS BLANCO: ALIANZAS Y ARMISTICIOS. TIEMPO DE PALABRA

Maria Corina …, se ha convertido en la líder principal de la oposición, aunque esta condición no necesariamente la conduzca a la victoria.

Al entendimiento López-Capriles solo podría atribuírsele una perspectiva pragmática

Las primarias opositoras entraron en el canal rápido. Se redujo la lista de candidatos y aumentaron las especulaciones. Nadie se saldrá de la unidad y todos los que han participado en esta peculiar campaña apoyarán al que resulte vencedor. De esto no hay duda, lo que no quiere decir que los entusiasmos sean similares, ni que los parciales de uno estén todos asegurados para ser transferidos al vencedor. Pero, por otra parte, muchos ciudadanos -¿centenas de miles? ¿millones?- que no votarán en las primarias, sea por miedo o por indiferencia sobre el nombre del candidato, sí lo harán el 7O.

Aunque es deseable que se vote masivamente el 12F, no hay que angustiarse demasiado por el número final. Sólo los dirigentes de oposición pregonan, aunque con medios escasos, que el secreto del voto está garantizado, pero el Gobierno y su CNE guardan silencio para que la amenaza se pasee como una nube tóxica sobre la voluntad ciudadana. Este narrador ha escuchado estimados conservadores sobre 1 millón a 1,5 millones de votantes que aunque no lleguen al potencial sería una muestra del sector más radical, junto a los partidos políticos, y a los grupos ciudadanos más organizados. Esto puede variar si se llega a un clima que todavía no se ve pero que la vorágine pudiera precipitar. Ha sido un error haber involucrado al ministerio de elecciones del Gobierno en las primarias, pero así están las cosas.


LOS ACUERDOS. Algunos candidatos han declinado porque los apoyos esperados no se concretaron, como fueron los casos de A.Ledezma y O.Álvarez Paz; porque no hubo condiciones para llenar los requisitos para la participación, como fue el caso de C.Sosa; o porque no se progresó suficientemente en la campaña, como parece haber sido el caso de L.López. Esta última declinación ha tenido impacto. López había conversado con María Corina y otros candidatos para buscar algún tipo de acuerdo, y parecía lejano un entendimiento con H.Capriles debido a riñas mellizales. No era previsible su larga marcha de Primero Justicia a Primero Justicia, ahora en forma de alianza, la cual sin duda debe fortalecer a Capriles pero debilitar la opción que López se empeñó en representar; más aún cuando en el último debate actuó como candidato en un momento en el cual ya había llegado al acuerdo de renunciar. Queda saber si hubo un mecanismo democrático de discusión de esta opción dentro de Voluntad Popular.

Sin embargo, es un entendimiento propio de las lides electorales normales aunque no parecía posible por parte de quien había dicho que llegaría hasta el final. Se le ha criticado como un entendimiento de "la derecha", aunque no podría atribuírsele una perspectiva ideológica sino pragmática. Muy pragmática.

PABLO, CAMINO A DAMASCO. Pablo Pérez, por su lado, representa el sector partidista más organizado y sin duda con sólido apoyo en el fortín zuliano. Es un hombre llano, simpático y bien compenetrado con la descentralización, de la cual ha hecho su ariete de campaña. Ha sido víctima de una campaña despiadada por parte de los voceros del régimen que parece afectarlo porque tal vez no esperaba la guerra sucia.

Tiene como problemas electorales básicamente dos. El primero se refiere a la forma en la que se convirtió en candidato debido a las vacilaciones de M.Rosales, su mentor. Le hizo daño el haber sido "destapado" por Rosales, más que producto de la deliberación de su partido. Es seguro que el resultado no habría sido diferente, pero perjudicó al elegido el intento del exgobernador de presentarse como el gran elector. El segundo, se refiere a la forma en la que AD y Copei le respaldaron. Nadie duda del derecho de los partidos a apoyar a quien decidan ni es cuestionable recibir su refuerzo, pero la manera en la cual se hizo pareció una apropiación del candidato. Sin menospreciar lo que el régimen ha persuadido al presentar a los partidos AD y Copei como la única representación de un pasado reprobable.

DIEGO. Diego Arria ha sido un factor de innovación en la campaña. No ha ofrecido nada más, pero tampoco nada menos que un cambio de régimen a través de su propuesta de la convocatoria de la Constituyente para que la sociedad asuma el poder total y cambie la composición de los poderes públicos. Su propuesta ha parecido razonable a muchos que se preguntan cómo haría un eventual presidente opositor ante funcionarios dedicados a sabotear su gestión. Arria presenta una respuesta, respaldada por la denuncia que hizo de Chávez ante la Corte de La Haya. Sin embargo, Diego que ha movido la escena electoral y ha alcanzado simpatías, no parece estar interesado en responder la dimensión programática del cambio. Esta postura le niega el respaldo de quienes quieren ver soluciones, reales o imaginarias, al caos actual y al que previsiblemente seguirá si es que se logra derrotar al Gobierno. Diego se constituye como una referencia que señala unos problemas que los opositores reconocen y cumple un papel al plantearlos.

En la misma honda se encuentra P. Medina aunque con un discurso menos elaborado. Su candidatura representa el esfuerzo de pluralidad que la MUD ha facilitado y que es virtud que balancea varios de sus defectos.

VIENE MARÍA. La candidatura de María Corina se mueve contra la corriente. Ha tenido que vencer muchas barreras: la idea de una "sifrina" encaprichada con la política; los prejuicios contra las mujeres, muchos de los cuales vienen de mujeres que intervienen en la arena pública; la limitación que representa ser independiente frente a candidaturas de partido como son las de Capriles, Pérez y López; el señalamiento de ser de las élites cuando ha resultado la más independiente con respecto a éstas; y las maniobras de encuestadoras cuyos directivos son miembros de los comandos de sus adversarios. A punta de coraje personal y moral, de blandir principios, de arriesgarse a presentar una propuesta que no hace concesiones al chavismo, se ha convertido en la líder principal de la oposición, aunque esta condición no necesariamente la conduzca a la victoria. 

Frente a quienes dicen "ella es la mejor, pero no voto por ella, porque no gana", ha comenzado a producirse un cambio esencial cuando electores entienden que hay que votar ahora por quien sea más idóneo y apoyar al que resulte electo, aunque no sea el de su preferencia; pero el 12F votar por el más idóneo. No en balde ha recibido ataques de F.Castro y de J.V. Rangel.

Lo cierto es que para derrotar a Chávez no se puede ofrecer lo que él ofrece con más recursos y menos escrúpulos; sólo la oferta de desterrar al régimen hace la diferencia. Y, tal vez, la victoria. Por lo menos la que impide que vuelva un Chávez en el futuro.

Twitter @carlosblancog

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