domingo, 5 de febrero de 2012

ARGELIA RÍOS: QUE NADIE SE QUEDE EN CASA

El mandato no está hecho y por eso nadie debería quedarse en casa. Bueno es recordar que las primarias no sólo servirán para escoger al abanderado presidencial del país no chavista. La calidad de la jornada -medible a través de su quórum, entre otras variables que ya no vienen al caso- revelará la corpulencia con que la opción democrática se enfrentará a su poderoso adversario


Nadie debería quedarse en casa. Cualquier pretexto que se emplee para eludir la participación en las primarias beneficiará los cálculos del oficialismo y de quienes han jugado furtivamente contra la renovación del liderazgo político nacional. A la medición del 12-F estamos llegando tras una postergación que el país cuestionó en su momento y que fue concebida a espaldas de una abrumadora mayoría cercana al 80%, para impedir lo que ya entonces lucía como una tendencia sostenida. Cualquiera dirá que a los promotores de esa argucia les asistía el sagrado derecho al pataleo: tal vez sea cierto, aunque lo más cuestionable es que en el ejercicio de esa prerrogativa se añadieran obstáculos semejantes a los que el chavismo le ha aplicado a la propia oposición a lo largo de estos oscuros años de ventajismo revolucionario.

El mandato no está hecho y por eso nadie debería quedarse en casa. Bueno es recordar que las primarias no sólo servirán para escoger al abanderado presidencial del país no chavista. La calidad de la jornada -medible a través de su quórum, entre otras variables que ya no vienen al caso- revelará la corpulencia con que la opción democrática se enfrentará a su poderoso adversario. Todos los estudios de opinión confirman que, aún gravemente enfermo, el Presidente ha logrado escalar en los afectos populares. El exuberante incremento del gasto público y el lanzamiento de nuevas misiones que están recreando la piñata del 2003 y 2004, son apenas parte de las razones que explican este ascenso, ocurrido en el paréntesis de una batalla en la cual Chávez ha jugado solo, sin contendor designado.

En esa contabilidad resalta también el incumplimiento de la promesa parlamentaria de la oposición y la sobreexposición de diferencias que, siendo provechosas sólo en una democracia saludable, han resultado imprudentes para el objetivo existencial de convertir las primarias en la prueba irrefutable de que la oposición está acordada alrededor de los temas cruciales y, por tanto, en condiciones de garantizarle estabilidad a Venezuela... Por eso nadie debería quedarse en casa; porque son los ciudadanos, con su presencia entusiasta en las urnas, quienes pueden zanjar las insolvencias acumuladas en el entreacto del retraso, y porque las mismas encuestas que reportan la recuperación de Chávez señalan también que, pese a todo, persiste el anhelo de una esperanza.

La irrupción y consolidación de esa esperanza llegarán de la mano de unos resultados que confirmen la existencia de una alternativa pujante, compatible con el cambio al que todos los polos están abrazados. Nadie debería quedarse en casa, porque el tablero actual es volátil y susceptible a la vehemencia de las urnas.

Argelia.rios@gmail.com 

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