No
era fácil voltear el esquema de la polarización. La degradación de la vida del
venezolano pide respuestas y allí ha estado la alternativa democrática para
proporcionarlas. Pero los componentes emocionales que flotan en el ambiente
conspiran contra la racionalidad
1.-
La descomposición moral del gobierno frente a la ofensiva cívica de la MUD
había llegado al tope con el resultado de las primarias, complejísimo proceso
resuelto con profesionalismo y elegancia para sorpresa de quienes esperaban que
fuera el Waterloo de la oposición.
La
victoria de Henrique Capriles en las primarias del 12F resultó abrumadora y
proyectó al país su tan de sentido común manera de cultivar la política. Nadie
había podido marcar un deslinde tan claro con el oficialismo como el que
después de las primarias ha trazado el ahora candidato de la MUD. ¿Triunfo de
la antipolítica? Sólo si creemos que hay una única manera de concebir la
política. La antipolítica se desentiende de los objetivos que definen el hacer
político, para sustituirlos por una ética que nada tiene que ver con él. No
trata de alcanzar el poder sino de hacer pedagogía sobre las malas artes
empleadas para lograrlo. Lo de Capriles por el contrario es motivación al
logro. Este joven bregador ha ganado en todas las competencias donde el poder
se puso en juego. Es un político, incluso un animal político.
La
alternativa democrática había permanecido en posición defensiva, en el
burladero del coso taurino, respondiendo a las acciones y decires del
presidente, un personaje errático pero dotado del instinto del atacante. La
clave de su sobrevivencia se resumía en una palabra: polarización. Cuando los
ánimos se encrespan no hay manera de reducir el núcleo duro, que pretende
sustituir el todo por la parte. "El todo" es la mayoría lista para
ser movilizada pero con el necesario buen manejo para que los que van al frente
no se queden solos. "La parte" es la minoría que va o pretende ir
adelante y cree que su radicalismo es compartido por los demás. Como no
entiende por qué su maximalismo es desoído, estalla en furia señalando
culpables.
2.-
No era fácil voltear el esquema de la polarización. La degradación de la vida
del venezolano pide respuestas y allí ha estado la alternativa democrática para
proporcionarlas. Pero los componentes emocionales que flotan en el ambiente
conspiran contra la racionalidad. La vehemencia oficialista se intensifica
cuando no puede bregar con los argumentos del contrario. El avance ya
inocultable de la alternativa democrática es directamente proporcional a los
espacios ganados por la racionalidad, pero en el gobierno hay un carozo
irreductible que se endurece con el retroceso Las primarias han devuelto la
iniciativa a la oposición. Se decía que sus líderes eran mediáticos y poco
inclinados a meterse de lleno en las barriadas populares. Por comodidad ese
cargo sirvió a muchos para explicar la popularidad de Chávez. El punto es que
las primarias terminaron de romperlo. Más de mil aspirantes entre alcaldías,
gobernaciones y presidencia, recorrieron todos los rincones del país. En cada
poblado rural o urbano salían unos y entraban los otros, todo el día, todos los
días. Sus mensajes se afinaban y hacían más ingeniosos. Se construyeron redes
profundas que han quedado armadas para futuras confrontaciones.
Nunca
antes la oposición había estado tan bien preparada. Y sin embargo, mientras no
recuperara la iniciativa la agenda la seguiría poniendo el Presidente. La
victoria de Capriles y de su acertado enfoque "centrista" ha cambiado
todo. La polarización naufraga. Las astucias del caudillo se deshacen frente al
estilo de su rival. Capriles no entra en el molde del oligarca ufano y pedante
que tanto zarandea Chávez. La gente lo ve sencillo, incansable y ajeno a las
teorías abstractas o, mejor, al falaz debate de pomposas "ideologías".
Contra eso sí que no han podido las agresivas salas situacionales del régimen y
de allí las redobladas agresiones que volvieron a poblar el discurso del
presidente. Descalificó a Capriles, lo colocó en el falso imaginario de los
"traidores a la patria". El otro no se inmutó. Siguió engolfado en
asuntos ásperos de nuestra realidad a los cuales ya no se refiere Chávez. Al
fin y al cabo es quien los ha causado.
3.-
Capriles es un maratonista. ¿Podrá el Presidente competir vis a vis con él?
Ahora sabemos que no, no lo hará. Su dramática recaída había sido guardada con
siete llaves.
Sólo
después que el incansable Nelson Bocaranda la hiciera pública, el Presidente
admitió la reactivación del cáncer. Al principio redujo el mal a una simple
lesión de rápido tratamiento, y eso es comprensible y hasta humano; pero luego
declaró por todo lo alto que era altamente probable la malignidad del tumor
recurrente.
La
asimetría es impresionante: de un lado el joven retador al frente de una
oposición fuertemente unida, con un ejército civil emanado del voto popular;
mientras del otro el Presidente doblegado por una grave enfermedad que podría
sacarlo del juego. Su partido se encuentra en estado de zozobra y plagado de
exacerbadas pugnas de difícil pronóstico. Capriles y la MUD han hecho votos por
la recuperación del enfermo. Es una lección de alta pedagogía política que un
país urgido de paz agradece. Ya no surte efecto la pretensión de dividir toda
una nación con provocaciones diversionistas que a la otra parte le resbalan.
En fin,
bajo la amenaza de tormenta, los puntos estables son Capriles y la MUD.
Pretender
ignorarlos es absurdo, intentar aniquilarlos es inútil. Esgrimen la bandera de
la unidad para que el desenlace democrático sea inevitable y al servicio de
todos.
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