martes, 17 de enero de 2012

ZENAIR BRITO CABALLERO: ¿HABRÁ DEMOCRACIA HOY AUNQUE SEA FORMALMENTE?

La palabra democracia como un invento griego de gran proyección se convirtió en uno de los pilares fundamentales de las sociedades occidentales contemporáneas. Sin embargo, la democracia nunca ha sido un gobierno de mayorías, o de los más, como decía Aristóteles. 
Desde sus tímidos inicios, la democracia fue el gobierno de una minoría. La misma sociedad ateniense restringió la participación política. Sólo los varones libres, los ciudadanos, podían elegir y ser elegidos. De tajo se excluyeron mujeres, niños, ancianos, esclavos, y extranjeros: el 90% de la población: La mayoría.
Luego de más de dos milenios sabáticos, los revolucionarios franceses, tras guillotinar a la monarquía y esterilizar a la iglesia, trajeron la democracia de vuelta. Sin embargo, y aunque se presumía de “universal” en el papel, de nuevo la democracia se vio confinada en la realidad. Al igual que en la Atenas de Pericles, en la Europa moderna, en las Trece Colonias independientes y en la América republicana, solo quienes cumplieran con todos los requisitos gozaron de sus mieles: varones adultos, propietarios, heterosexuales, alfabetos, cristianos: La minoría.
Después de su largo viaje, la democracia de hoy es más amplia. El censo electoral venezolano sobrepasa los 15 millones de potenciales electores, eso es solo un % de la población -incluidos desposeídos, mujeres, homosexuales, analfabetos…-: la mayoría.
Entonces, ¿habrá democracia hoy en Venezuela aunque sea formalmente? porque hoy sí son “los más” quienes elijan. Pero, ¿cuáles son los intereses de ésta, nuestra sociedad de hoy, la sociedad de los más? Ninguno, me temo. Y no porque las necesidades de la sociedad se hayan satisfecho, sino porque ya no existe sociedad democrática. Solo nos queda una masa de individuos chocando y luchando por salvarse del hambre, del desempleo, del olvido, de la penuria, de la miseria. Luchando por ser alguien, no importa cómo: corrupción, ilegalidad, informalidad.
¡Qué ironía! la democracia se hace inviable precisamente cuando la mayoría puede elegir. Hoy, precisamente hoy, cuando la comunicación es global, cuando la tecnología desarrolla nuestra independencia, cuando hay comida e industria para alimentar y vestir a casi el doble de los habitantes del planeta. Hoy, la democracia se extingue, es solo un simulacro. Y lo peor, sólo hay el día de elecciones.
Hoy, “nuestros representantes” simbolizan intereses individualistas, mezquinos. Son intereses de minorías encumbradas en los solios financieros y políticos. De aquellos que hipnotizaron y sometieron a las mayorías a punta de individualismo, de hambre y miseria, de telenovelas, de créditos, de “noticias del entretenimiento”, de Familias en Acción. De pan y circo.
Y así como ayer, los políticos de hoy no son sino el reflejo de su sociedad: reflejos vacuos. No es si no echar un vistazo para ver los líderes de este siglo: un Bush, un Obama, o quizá un simple aspirante a alcalde o a gobernador que con slogans politiqueros y besos a viejitas y niños en los barrios causen revuelo en la opinión pública nacional. Cuanta diferencia con un Bolívar, un  Kennedy, un Betancourt, un Caldera o un Churchill.
Pues bien, en vísperas de elecciones primarias de la MUD para escoger el candidato único de la unidad nacional que se enfrentará al teniente coronel en las presidenciales de octubre 2012, solo habrá que escrutar los votos de “los más” y ya. Como un simple ejercicio de rutina. Igual, su suerte está echada. Razón tenía el jurista del Imperio romano Domicio Ulpiano cuando sostuvo que justicia no es dar a todos lo mismo sino dar a cada quien lo que se merece.
britozenair@gmail.com

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