martes, 31 de enero de 2012

JAIME REQUENA: DRAGONES, BRUJAS Y MARIPOSAS

        A mediados de la semana pasada, allá, en el lejano este, se celebró el año nuevo. Para los chinos ­a quienes ahora les debemos todo­ es el año del dragón; animal mitológico con pinta de violento y lengua de fuego que no perdona una. Aquí, en el cercano oeste, la llegada del año la habíamos celebrado con el final de diciembre. Para nosotros, los venezolanos, el 2012 llegó endeudados a más no poder pero bajo el signo de la unidad; ningunas quimeras como algunos tratan de mostrar. Esa Unidad a punto de consolidarse el 12 de febrero venidero, ha sido un difícil proceso; un camino empedrado de escollos.
    El que resulte vencedor ese día, tomará para sí las banderas de quienes quieren cambiarle el rumbo al país en la contienda del 7 de octubre. De todos, los que votaron por él y quienes hubieran preferido a otro para representarlos.
Entre las dos fechas se llevará a cabo la más trascendental de todas las épicas venezolanas. Como sociedad nos estamos jugando el destino por última vez. Tendremos que escoger entre un modelo político autoritario que en 13 años nos ha retrotraído a lo medioeval, y otro basado en el conocimiento gestor de sociedades emprendedoras, globalizantes y profundamente democráticas.
Mientras que países como el nuestro tuvieron bananas y oro negro para vender, lo industrial le permitió oportunidades para corregir rumbos extraviados. Empero, en el futuro que se avizora, ello no será posible. Sólo aquellas sociedades que sean capaces de producir conocimiento tendrán viabilidad. En el porvenir no se vislumbran segundas oportunidades para rectificar. Ante esa realidad y con un gobierno cuyo máximo éxito ha sido dividir al país en dos bandos, algunos reclaman la placidez del discurrir de la vida de las bondadosas mariposas, mientras que otros invoquen al concurso del Arcángel Miguel para decapitar a dragones del mal. Como fábula social, el paralelismo está más en el terreno de lo emocional que en el de lo racional.
    Cualquier sociedad, desde su célula o unidad fundamental ­la pareja­ hasta el conglomerado de gentes reunidas en nación, necesita tanto del perdón como del castigo para controlar excesos. Los extremos ­los comeflores o los cazadores de brujas­ no nos van a sacar del atolladero. Por el contrario, alimentarán la lamentable confrontación en que estamos sumidos.
    Cara al futuro, da la impresión de que ninguno de esos extremos está en el ánimo de la mayoría de los venezolanos. Siendo eso así, creo que la tarea más difícil que va a enfrentar el próximo Presidente será, precisamente, encontrar un justo balance y evitar posiciones antagónicas: pasar factura a diestro y siniestro o hacerse la vista gorda. Como no creo que Hugo Chávez y sus pretorianos sean quienes puedan gestionar ese equilibrio, mi apuesta va por el candidato de la MUD que triunfe el 12 de febrero.
conciencia.talcual@gmail.com
@jaimerequena

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