lunes, 16 de enero de 2012

GOLFREDO DÁVILA: CULTO A LA PERSONALIDAD

               La alternativa planteada es una sociedad en la que prevalezcan los intereses colectivos sin que desaparezca el individuo y su visión del mundo, que democratice el Estado, el conocimiento y la ciencia en función de la justicia, el desarrollo y el progreso.
Nadie podría imaginarse que en pleno siglo XXI el culto a la personalidad todavía estuviera presente en diversos rincones del mundo. Éste sigue siendo un mal, así como el odio, la violencia y las guerras. Cabe preguntarnos ¿Será que en la humanidad predomina el pensamiento irracional sobre la razón y la ciencia? pareciera que sí, a pesar que la razón y el desarrollo científico tecnológico han estado al servicio de todos y las conductas irracionales han sido causantes de guerras, de muerte  y destrucción.
               El culto a la personalidad no es un invento, él existe y se ha transmitido como un hecho cultural de generación en generación, se incuba principalmente en quienes no han tenido acceso al conocimiento y a la educación, es altamente aprovechado por líderes de toda índole y sobre todo los que manipulan con el pensamiento político e ideológico. En algunos países como el nuestro, también se ha promovido a través de la divulgación de una historia cargada de lo mítico y de una sobrevaloración extrema de los héroes patrios. En la Italia de los años XX del siglo pasado el dictador Benito Mussolini conquistó la voluntad popular a través de la identificación de un “nosotros” herederos de las glorias pasadas del Imperio Romano; en nuestro caso se combina el uso hábil del efectismo mediático y propagandístico con un diseño educativo que exalta al máximo la figura de Bolívar, para crear una suerte de cordón umbilical entre Bolívar como héroe patrio y la figura de Chávez, buscando penetrar en el subconsciente de los niños para incrementar el fanatismo hacia el caudillo. Está conducta política le ha causado mucho daño a los pueblos del mundo, quienes son los verdaderos hacedores de historia, porque han exacerbado los odios, han causado división, violencia y en casos como la Alemania Nazi Fascista se profesó el culto a la muerte, se asumía un mundo donde sólo tenían cabida los partidarios del régimen.
               El culto a la persona, que se expresa en la adoración excesiva de un caudillo vivo y carismático, vinculando la dimensión religiosa con la política, por tratarse en la mayoría de los casos de jefes de Estado. En la Roma (46 a. C.) se desarrolló el culto al César, en el siglo XX entre otros, a Stalin (URSS), a Mao Tse-tung en la China, Mussolini en Italia, a Adolf Hitler en Alemania, Saddam Husein en Irak, Juan Domingo Perón en Argentina, Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana, Fidel Castro en Cuba y hoy a Hugo Chávez en nuestro país. En las dictaduras el culto al dictador subyuga a la cultura democrática aún cuando esta luego se sobreponga. Todo esto al margen del supuesto pensamiento ideológico que se pregona, por cuanto en dichos regímenes se hace gala de mucha verborrea, pero su práctica se circunscribe a la promoción de la figura del caudillo quien se aprovecha del poder para promover una religión que gira alrededor de su omnipresente imagen mesiánica.
               En los últimos tiempos el proceso de exaltación de la persona se ha dado a través de una combinación perfecta entre el uso y abuso de poder con los medios de comunicación de masas, porque es más fácil llegar a la gente con la emoción que con la reflexión; lo racional, en publicidad se evade y se recurre todo tiempo a lo emocional instintivo; el pueblo es susceptible a los encantos mesiánicos, a la mentira compulsiva, a la hipocresía carismática y a la demagogia. Los medios crearon los súper héroes, los Supermán, los Rambo, entre tantos otros, restándole méritos a la lucha de los pueblos por la libertad, hoy exaltan la persona como noticia, hacen hincapié en el protagonista de la noticia, en el que genera más Rating y por supuesto toda política del medio, sea por intereses económicos o por pura sobrevivencia, estará influenciada de una u otra forma por quien maneja el poder. Así mismo, a raíz de la crisis de los partidos políticos y de las instituciones se produjo un deslave de lo colectivo, lo cual fue generando un incremento progresivo del personalismo.
               La alternativa planteada es una sociedad en la que prevalezcan los intereses colectivos sin que desaparezca el individuo y su visión del mundo, que democratice el Estado, el conocimiento y la ciencia en función de la justicia, el desarrollo y el progreso.
golfredodavila@yahoo.es

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