lunes, 16 de enero de 2012

ANTONIO JOSÉ MONAGAS: PIDO LA PALABRA / ¡HACER GRANDE A VENEZUELA!

La creación de dependencias y organizaciones con propósitos más políticos que sociales, fue para incitar ilusiones e inculcar expectativas capaces de madurar un proyecto político de gobierno desde el cual pudiera seguirse induciendo una cultura de pobreza tan sólida que asegurara la preservación del poder del grupo dominante.
En esta Venezuela, contaminada por el más rancio populismo, la distribución del presupuesto nacional se convirtió en un proceso de grotesca realidad. No sólo por lo que ha significado el venenoso desarreglo de la administración pública procurado con evidente saña desde las instancias estratégicas del Poder Ejecutivo.
Particularmente, cuando se trata de la adjudicación de las cuotas presupuestarias a que constitucionalmente está obligado el gobierno nacional. Sólo que ahora, es otorgado según el grado de subordinación o sometimiento político-ideológico que demuestren entidades regionales y municipales e instituciones del Estado venezolano.
Para evitar mayores cuestionamientos, a pesar de lo injustificado que tan indebidas decisiones representan, el gobierno nacional se planteó una salida que, aunque improcedente, amortiguó el descaro de su intención desarticulando la institucionalidad democrática con fines de obscena politiquería.
Es decir, para argumentar la razón de su mal llamado “socialismo del siglo XXI”. De esta manera, comenzó a crearse un Estado paralelo, con nuevas instituciones que permitieran contrarrestar la funcionalidad política de una sociedad que venía asumiendo sus responsabilidades sin evadir los desencuentros, debilidades y carencias que acompañaban tan difícil proceso de desarrollo. Así se le haría más expedita la construcción de una República que, desde la óptica de una caduca gnoseología política, emularía realidades castradoras de pluralidad política, de la universalidad del pensamiento, del respeto a libertades y derechos humanos fundamentales.
Esa salida alevosamente pensada, consideró la creación de cuantas dependencias y organizaciones fueran posible. Éstas, con propósitos más políticos que sociales, se calcularon para incitar ilusiones a partir de las cuales sería factible inculcar expectativas capaces de madurar un proyecto político de gobierno desde el cual pudiera seguirse induciendo una cultura de pobreza tan sólida que asegurara la preservación del poder del grupo dominante.
Fue así que vino, como anillo al dedo, la ocurrencia ideológica del argentino Norberto Ceresole. Aunque estos dirigentes le sumaron otra condición: la de encubrir acciones emprendidas desde el alto gobierno que al mismo tiempo que coadyuvaran a la conservación del poder, fueran capaces de ocultar aquellas realidades que se vieran manchadas por la corrupción. Para ello, la impunidad y la violencia organizada serían las coartadas perfectas para desviar todo controversia que estuviese dirigida a poner al descubierto tan perversos manejos. Había que jugar al pobre. Había que acudir a excusas posibles que desviaran la atención hacia otros acontecimientos. Y efectivamente, así vino haciéndose por lo cual se requirieron recursos de toda índole. Así, el Estado venezolano se pervirtió en toda dirección. Fue la única manera de mantenerse en el gobierno a pesar de que el país no sólo advertía el tejemaneje que estaba dándose, sino también fue categórico en sus protestas.
Después de trece años de abierto desorden, tiempo éste en que lejos de crecer y consolidar la cacareada soberanía, Venezuela se endeudó. Dejó de exportar por la destrucción del sector productor nacional. La educación empeoró en términos de calidad. El acoso y el despojo de propiedades se hizo inaguantable. El engaño se convirtió en criterio de gobierno. El militarismo entorpeció la orientación del desarrollo económico y social. En fin, Venezuela retrocedió en perjuicio de las intenciones que una vez se alzaron como bandera de la democracia. Ahora sólo resta estructurar el embate necesario a partir del cual se restituirán las libertades que volverán ¡hacer grande a Venezuela!
VENTANA DE PAPEL
¡MI UNIVERSIDAD SE RESPETA!


La historia universitaria es expresión de una vida forjada al amparo del esfuerzo de quienes se dieron a la digna tarea de asegurar las bases de su institucionalidad. El hecho de haber garantizado el crecimiento organizacional, refleja el apego a propósitos de firme convicción.
Bajo ese ideal, comenzó a fraguarse la Universidad de Los Andes. De manera que resulta inaceptable que luego de haberse alcanzado tales logros, muchos de los cuales siguen sin comprenderse por obstinación de algunos o por mera ofuscación politiquera, se busque truncar el resultado de procesos que dignificaron a distintas generaciones de universitarios.
Sobran pues las razones para protestar públicamente la grosera decisión del alto gobierno cuando determina expropiarle a la ULA parte de sus espacios dedicados a la inaplazable construcción de su necesaria infraestructura.
Por ello, este miércoles 18 de Enero de 2012, la comunidad universitaria y merideña en general le manifestará al gobierno que su dictamen es improcedente, injusto e incorrecto. Tan ofensiva decisión es otra muestra del desprecio que ha venido endilgándole el gobierno a una Universidad autónoma que no se arrodilla ante posturas circunstanciales, ante ideologías populistas amparadas en un militarismo amenazador y fanfarrón.
La ULA volverá a levantar su voz de reproche ante los desmanes de un gobierno irreverente. Aunque ese mismo día se ha programado una reunión del Consejo Universitario con funcionarios del ministerio de Vivienda y Hábitat para buscar algún tipo de negociación que honre la historia de la ULA. Pero en todo caso, hay que hacerle ver a todos que mi Universidad se respeta.
ESTIÉRCOL REBASÓ LO IMPOSIBLE
Este gobierno mediocre y corrupto sigue permitiendo que cualquier funcionario se anote a ganador en el concurso “el más arrastrado”.
No sólo por querer ser mas chavistas que Chávez. También, porque disfrazado de “revolucionario” pretende seducir a tontos y extraños con el cuento del machucado “socialismo del siglo XXI”. Cuando todo el mundo sabe que no es otra cosa que la treta utilizada para embolsillarse lo que pueda ante cualquier negocio u operación financiera. Aunque no siempre lo que busca es dinero. Valen igualmente propiedades. Incluso, el reconocimiento público de Chávez en medio de un cadena nacional pues es garantía de algún posible ascensos en la escalera burocrática. Existen dependencias donde las posibilidades de corrupción son mayores que en otras.
Por ejemplo el de Relaciones Exteriores hace fácil el trabajo de hacerse de divisas de forma sencilla escamoteando situaciones de manera grosera y en nombre de la “revolución bolivariana” Aunque muchos de estos indignos funcionarios, están creyendo que tan temeraria aventura no va a sancionarse. Están convencidos que detentarán el poder por siempre. Craso error. Deben saber que el tiempo está concluyendo para su inmoral ejercicio de gobierno cargado de incompetencia, ignorancia y vulgar sometimiento. Sin duda: el estiércol rebasó lo imposible. Tiene rato salpicando las acicaladas camisas rojas de funcionarios focas y lamebotas.
PALABRAS NO EMPREÑAN REALIDADES
Para escuchar la Memoria y Cuenta de la gestión presidencial, el régimen ordenó a los medios de comunicación encadenarse nuevamente sin que la llamada Memoria hiciera recordar algo propio de reconocerse. O que la aludida Cuenta, desplegara un balance cuantitativo de inversiones que pudieran arrogarse méritos de una labor de Estado.
Ante lo que fue tan latoso y tedioso momento (más de nueve horas),el discurso presidencial no destacó alguna señal fiable de balance que advirtiera el cúmulo de abusivos gastos que hizo el presidente en nombre de “valores ciudadanos y de libertades políticas”. Tampoco reconoció que 2011 estuvo cargado de violencia y amagos de reforma que no fueron pues nada se reformó sensatamente.
Lo mejor de la voluntad chavista, traducida en dinero proveniente de la renta petrolera, se esfumó en la consolidación de decisiones dominadas por la precariedad y la ausencia de futuro noble. No dejó ver que 2011 fue un año más donde se hizo poco para mitigar el flagelo del desempleo juvenil, de la inseguridad, de la retirada de importantes empresas transnacionales.
Tampoco dejo claro que por tanto populismo, se crearon falsas expectativas con certificaciones que poco ayudaron al desarrollo nacional. Menos dio cuenta de que establecieron fábricas de títulos universitarios de precario valor para el ascenso social de los egresados. Tampoco, para el desarrollo comunitario y el avance de una ciencia nacional necesaria para mejorar en el camino de la soberanía científica, tecnológica, humanística y artística nacional.  Calló para dejar ver que a lo largo de 2011 hubo terribles episodios de violencia (común y política) donde los factores de poder del Ejecutivo, actuaron más como implicados que como colaboradores en la cura de las enormes heridas causadas a la institucionalidad autónoma. Demasiadas palabras sin sentido. Para nada explicaron hechos sólidos respecto al diseño y funcionamiento de la institucionalidad democrática. Palabras no empreñan realidades.
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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