Existe una anécdota del senador demócrata Adlai Stevenson, uno de los más grandes oradores estadounidenses, en plena campaña presidencial contra nada menos que el general Eisenhower. Su campaña había sido excepcional y sus programas eran sencillamente fabulosos, así que una admiradora se le aproximó y le dijo: "por usted votará toda persona pensante" a lo que Stevenson replicó: "madame, eso no es suficiente, necesitaré mayoría". ¿Qué quería decir Stevenson con esto? Que con programas efectivos y políticas públicas precisas, no necesariamente se logra la mayoría, por eso es por lo que muchos candidatos optan por mercadearse como si fueran productos. Esto llevó a Stevenson a decir que cuando un político tiene que recurrir a esa treta, se convierte en: "la última cosa indigna que puede ocurrir en democracia".
Estamos por iniciar el último viaje a unas elecciones en Venezuela y lo primero que debemos hacer, es pensar diferente a como hemos pensado hasta ahora. Lo segundo, como dijo Stevenson es no mercadearse como ha venido ocurriendo, porque es indigno y contrario a la democracia. Tenemos el deber inexcusable de reencontrarnos con la política y sobre todo dejar de tratar al elector como lo trata el otro, como pendejos y es bueno ya comenzar a entender que nuestro pueblo de eso no tienen ni un pelo. Si eres de los que piensas que proponiéndole un programa de mil páginas donde en blanco y negro solucionas el problema de la inseguridad, la inflación y la escasez de viviendas los vas a cautivar, te equivocas. El venezolano quiere que le hables con pasión, que señales al responsable de sus males cotidianos, que emplaces a tu adversario para que le cantes a la cara una a una sus corruptelas, las injusticias cometidas, sus desmanes y además que lo tutees, para que te empiece a respetar.
Les sugiero que de cara al elector agradezcan al pasado, pero deslástrense de este, de la misma manera que debemos aprender de este presente y superarlo. Ganará como político quien le diga al elector que el pasado quedó atrás y que ni la cuarta, ni la quinta república secuestrarán a la sexta. Porque mientras la cuarta y la sexta estén unidas, el elector preferirá siempre a la quinta y esta es una realidad y un obstáculo que no deja morir lo que debe morir, para que nazca lo que todos deseamos. Si tenemos políticos en serio, este es su momento histórico, porque son ellos quienes deben proponer la fórmula para la paz y es que a veces para avanzar, hay que sacrificarse para que otros puedan alcanzar las metas. Lo que percibe el antichavista que no es de la oposición, es que hay algo podrido en Dinamarca por eso pa´trás ni para coger impulso.
Ganará el que tenga las "voluntades" de enfrentar estas realidades y proponga a los más humildes, que son pobres pero no idiotas, un gobierno digno. Ganará quien le diga a Chávez, presidente, pídale a su Instituto de Estadísticas que le dé el listado de las 700 mil casas hacinadas, para que le entregue el millón de viviendas a quienes las necesitan y no a sus seguidores que son quienes se anotan en 2 y hasta 3 listas para llevárselo siempre todo. Porque la realidad es que hay 700 mil hogares que continúan viviendo hacinados porque en 12 años, los verdaderos pobres no han podido recibir nada. Simplemente recuperen un poco de dignidad para ellos y como dijo Stevenson, obtendrán la mayoría.
Finalmente, recuperen lo que por historia nos pertenece, el rojo de nuestra bandera, las consignas sociales y a ese venezolano que es noble, inteligente, hábil y firme en sus convicciones, a ese que es heredero de una casta de hombres que como decía Andrés Eloy Blanco: "fueron los únicos que en el mundo salieron a conquistar países, pero nunca para procurarse ni un palmo de tierra, sino para garantizarle a cada país su libertad".
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