viernes, 7 de octubre de 2011

ZENAIR BRITO CABALLERO: ¿HASTA CUÀNDO TANTA INDIFERENCIA EN LOS VENEZOLANOS?

Noto con desencanto, decepción y desaliento que la sociedad venezolana se involucra muy poco o nada en las cosas y asuntos que nos hunden cada vez más. Los problemas y las soluciones los generamos entre todos, porque de una u otra manera, como portadores de conciencia abierta, hacemos funcionar la sociedad.
Que nadie se crea inocente y libre de culpa, de ningún modo, ante ciertos hechos. Con nuestra apatía, que es un declarado mal endémico, estamos presenciando cómo se va desplomando la sociedad venezolana que debería estar en una situación de mayor holgura económica y crecimiento educativo y cultural. 
Si hasta la naturaleza es nuestra gran aliada, pues no tenemos registros de terremotos ni de graves inundaciones como en muchos países entre otros desórdenes de origen natural. Y sin embargo... Muchos son los venezolanos que opinan y dicen que somos así porque durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez nos aislaron de gran parte del mundo y se gobernó con mano de hierro a nuestros antepasados y otros afirman que no nos podemos reponer todavía de la dictadura perezjimenista  y de la llamada IV República que nos silenció por más de cuarenta años. “Excusitis”.
Pero lo cierto y lo concreto es que los tiempos vividos, los actuales, son los que verdaderamente cuentan en nuestra agenda y en nuestra realidad. Y a partir de nosotros mismos en pleno siglo XXI, deberíamos ya aprender a involucrarnos en todo cuanto afecta a nuestra estructura social venezolana para poder proyectarnos hacia un futuro esperanzador. Y ese futuro, bien lo sabe usted estimado  lector, se lo debemos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. 
La pasividad nos está llevando a los venezolanos a un alarmante grado de decadencia. No debería ser así. Se supone que estamos en una llamada democracia y que podemos hablar y expresarnos sin temor pues las leyes garantizan nuestra libre expresión de ideas. La falta de compromiso, la indolencia, la indiferencia nos está pasando cada vez más y con mayor insistencia facturas de orden moral, económico, educativo y político.  
A mí me causa un sentimiento de simpatía observar cómo muchos feligreses realizan ferias de ropas usadas en algunas Iglesias, con la finalidad de solventar algunos gastos de los  templos. He visto hace poco tiempo, a través de Globovisión, a unos jóvenes universitarios pintando señales de tránsito en las calles. ¡Eso es involucrarse! Suelo observar a través del Radar de los Barrios y de Plomovisiòn que la estructura de algunas escuelas públicas se halla en condiciones deplorables. 
Y pienso que los padres o representantes de los alumnos deberían considerar qué pueden hacer, desde su ingenio y su fuerza de voluntad, para dar una mejor fisonomía y condiciones de seguridad a tales instituciones. No puede ser tan imposible que los padres se reúnan semanalmente para hacer una evaluación sobre el problema y ver el modo de coordinar un trabajo conjunto que redunde en beneficio de la casa de estudios de sus muchachos. 
Las redes sociales son de enorme gravitación en estos tiempos. A través de ellas las personas pueden formar una suerte de alianza para combatir o ponerse de acuerdo sobre una circunstancia política o económica que tiene repercusión en Venezuela. De hecho, las redes sociales pueden constituirse, si se proponen seria e inteligentemente, en elementos de cambios políticos, pues las expresiones de sus usuarios, abiertamente ventiladas, pesan, y cuánto, en esta era digital. Lo que ya no conviene más a la sociedad venezolana es la permanencia o vigencia de esta oxidada pasividad e indiferencia. ¡Ya no! ¡Hasta cuándo!
britozenair@gmail.com

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JUAN MIGUEL MATHEUS: CICERÓN Y SUS AMIGOS (SOBRE LA DISPOSICION AL DIALOGO Y AL ENTENDIMIENTO)

La lectura de la obra cuyo título encabeza este artículo, escrita en 1865 por el célebre clasicista francés Gastón Boissier, sugiere algunas ideas sobre la disposición al diálogo y al entendimiento que deben poseer los políticos criollos a quienes corresponda reconstruir el orden republicano en Venezuela. Con un estudio epistolar que roza los umbrales de la psicología, el autor da a conocer cómo fueron las relaciones de Cicerón con otros políticos de su tiempo: Ático, Celio, Bruto, Octavio y, por supuesto, el controversial Julio César. En esas relaciones Cicerón aporta un trío de rasgos, en torno a los cuales merece la pena reflexionar.

En primer lugar, el respeto de lo que podría denominarse amigo cívico. Cicerón no sostuvo amistad personal con cada uno de los sujetos mencionados. Por el contrario, en muchos casos los enfrentó abiertamente: se les alejó en lo personal. Sin embargo, se unía a ellos a través de un vínculo mucho más excelso, mucho más noble que la amistad particular: la República, fuente de la amistad cívica que se sobrepone necesariamente a toda diferencia de opiniones o de posiciones. Por eso, para Cicerón ningún republicano debía ser considerado un enemigo. Sólo existían adversarios y, en las circunstancias más extremas, cuando se conjuraba vilmente en contra de la República, enemigos de Roma (v.g. Catilina), lo cual tenía un significado diametralmente distinto al de una relación de enemistad entre personas.

El segundo de los rasgos referidos era la comprensión -aunque no se los compartiera- de los legítimos intereses políticos de los amigos civiles adversos, de los no partidarios. Una suerte de reconocimiento del derecho político de otros a existir y a aspirar a conducir los destinos de la República. Pero para Cicerón todo lo anterior traía aparejado un deber moral complementario: el de señalar al otro, por todos los medios al alcance y cuando fuera oportuno, que cualquier interés legítimo en política, por excelente que fuera, debía ceder en obsequio del bien superior de Roma. O, para decirlo con otras palabras, que toda aspiración política recta era sacrificable a la salud de la República, a la salus populi romani.

Finalmente, un aspecto enteramente aplicable a la futura transición democrática de nuestro país: el apreciar lo valioso de todos los amigos cívicos -partidarios o adversos- y el darles cabida en la construcción de una paz duradera. Cicerón presenció y, en cierto sentido, fue un actor relevante en dos de las más sangrientas convulsiones internas de la República romana: la segunda guerra civil, que arrojó a Julio César como vencedor sobre Pompeyo; y la cuarta guerra civil, en la cual Octavio Augusto se hizo con el poder derrotando a Marco Antonio. Aunque en ambas conflagraciones Cicerón tomó partido (Pompeyo y Octavio, respectivamente), pasó la página de la historia. Recurrió al olvido. Pero -acaso lo más importante- fue factor de engranaje entre vencedores y vencidos. Apostó a la reconciliación, que siempre le lució como un camino seguro para la justicia.

Esperemos, entonces, a los cicerones criollos. Existen y aparecerán. No lo dudemos.

Juan Miguel Matheus Fernández
jmmfuma@gmail.com
Twitter: @JuanMMatheus

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ALBERTO JORDÁN HERNÁNDEZ: CAP PARA LA REFLEXIÓN (CON VOZ PROPIA)


Una Venezuela con vacío de Poder, recibió los restos de Carlos Andrés Pérez (CAP) quien la gobernó en dos períodos no continuos (1974-1979 y 1989-1994). En el exilio un infarto puso fin a su deteriorada vida que salvó en los frustrados golpes del 4 de febrero y 27 de noviembre 1992 los cuales tuvieron como figura al hoy comandante presidente, aunque el segundo lo abortó por video que desde su prisión envió a la tv oficial (VTV) donde se produjo asesinato de trabajadores. Ese subversivo líder hoy padece un cáncer que ya ha ameritado cinco quimioterapias.

Sin entrar en comparaciones, que dejamos al lector, indicamos  aspectos positivos de los gobiernos democráticos de CAP.

En su primer período se hablaba de Venezuela Saudita, por elevación de precios del petróleo que oscilaban entre 5 y 12 dólares por barril. Con la consigna administrar la riqueza con criterio de escasez, invirtió en seguridad social, infraestructura y otras áreas.El 1ro de enero del segundo año de gobierno anunció la nacionalización del hierro. En de agosto de ese mismo año creó PDVSA,  que no tardó en convertirse en una de las primeras empresas petroleras del mundo. Y el 1ro de enero de 1976 promulgó la Ley de Nacionalización Petrolera.

La planta de aluminio de Venalum la inauguró en Matanzas en junio de 1978. También creó el Fondo de Inversiones de Venezuela (FIV).  Otra acción de impacto fue el programa de becas "Gran Mariscal de Ayacucho".

La política de Pleno Empleo y la Ley contra despidos injustificados fueron otras aplaudidas medidas.

La reanudación de las relaciones con Cuba y el fortalecimiento de la amistad con Fidel Castro que se mantuvo hasta el final de su mandato.

El voto del diputado José Vicente Rangel le salvó de ser condenado políticamente en el Congreso por la corrupción en compra del barco Sierra Nevada.

Accidentado resultó el segundo gobierno el cual quedó reducido para el a 3 años por su debatida destitución, pero no detuvo su acción.

Combatido resultó el plan de austeridad con liberación de importaciones, eliminación de control de precios, privatización de empresas no estratégicas, como  CANTV.  Incluía aumento de sueldos en administración pública y salario mínimo a Bs. 4 mil  en la ciudad y  2.500 en el campo.

Surgió el llamado Caracazo, en cuya represión participó el Ejército que entre sus bajas tuvo a uno de los comandantes fundadores del MBR, que CAP ascendió a Coronel. Hubo un aproximado de 2 mil desaparecidos.

Y pese a todo construyó 305.420 viviendas.

En marzo de 1993 fue enjuiciado  por "malversación" de Bs 250 millones ($ 17 millones en esa época) de la partida secreta para auxiliar a la Presidenta de Nicaragua Violeta Chamorro.
        
Motivos para la reflexión en defensa de la democracia debe ser el análisis de la obra de este ex presidente.

NOTA MARGINAL: 29º aniversario se conmemoró el  4 de octubre de la masacre de Cantaura, en la cual fueron asesinados 23 jóvenes (17 hombres y 6 mujeres). El genocidio lo causó el  bombardeo de aviones de la Fuerza Aérea. Uno de los pilotos, Roger Cordero Lara es diputado a la Asamblea Nacional propuesto por el Pusv y el Comunista.

albertojordanh@gmail.com.

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TRINO MÁRQUEZ: CAP, LLUEVE Y ESCAMPA

Llueve y escampa -el proverbio tomado del refranero popular, que Carlos Andrés Pérez citó en una de sus numerosas batallas por sobrevivir a los ataques de los enemigos que lo acechaban- sintetiza muy bien los rasgos básicos de su conducta pública. Era, en el sentido aristotélico del término, unanimal político (zôon politikón). Un hombre que todo lo pensaba en términos del Poder. Esta aspiración, que sublimó llamándola “deseo de trascendencia” en numerosas entrevistas, fue la energía que moldeó su enérgica personalidad.

Durante su primera presidencia le tocó lidiar con una clase política bastante aldeana, acostumbrada a Presidentes austeros que se sentían más cómodos visitando cualquier ciudad del interior, que aventurándose  a emprender giras por el mundo entero en busca de aliados y, ciertamente, protagonismo personal. Salvo escasas incursiones al exterior, los jefes de Estado anteriores a CAP no salían de Venezuela. Quererle disputar el liderazgo planetario del tercermundismo a Fidel Castro y descollar como figura internacional en  esa Venezuela pueblerina, fue una osadía que sus enconados adversarios no le perdonaron.

La excusa perfecta para atacarlo de forma despiadada fueron los indudables errores que se cometieron durante su primer mandato. El más grave: la exacerbación del estatismo; el afán de construir un capitalismo de Estado sobre la base de la bonanza circunstancial de los precios del petróleo provocada por el embargo árabe. La “Gran Venezuela” se desplomó, no porque CAP fuera un megalómano, tal como predicaban sus detractores, sino porque los fundamentos conceptuales de esa visión del desarrollo –en boga en toda América Latina- estaban equivocados. En Latinoamérica reinaba la tesis cepalina del Estado fuerte, empresario, impulsor del mercado y la división interior del trabajo, promotor del desarrollo interno (endógeno), y con un sector privado sometido y dependiente del gasto público. CAP creyó en la conseja y condujo al país por un desfiladero. Sus adversarios, que defendían sus mismas ideas, le atribuyeron la debacle a los Doce Apóstoles y a la corrupción, supuestamente promovida desde Miraflores. Engaño puro. La corrupción fue un problema menor frente al error estructural sobre el que se montaron las políticas públicas. CAP fue el brazo ejecutor de una visión condenada a naufragar. Sus verdugos querían su cabeza y el Sierra Nevada les sirvió de excusa perfecta. Tan bufa resultó la maniobra que fue un hombre de izquierda, hoy figura prominente del chavismo, quien evitó su decapitación. Luego de la bonanza y el esplendor de su primer gobierno se habían desatado lluvias tormentosas. CAP sobrevivió.

Superado el episodio del barco vino su revancha. Contra viento y marea se impuso sobre el candidato de la ortodoxia adeca. Luego le ganó a Eduardo Fernández en la última gran elección protagonizada por los dos grandes partidos históricos del país, AD y COPEI.

En su segunda administración el contexto internacional había cambiado. Las monolíticas tesis de la CEPAL habían caducado. La Teoría de la Dependencia había sido abandonada hasta por sus progenitores. En el mundo entero predominaba el pensamiento liberal. Los logros espectaculares alcanzados por Inglaterra y España, y la franca recuperación de los Estados Unidos, indicaron que el camino no era más intervencionismo, sino mayor participación de la sociedad. El Consenso de Washington resumió el contenido práctico que debía orientar el comportamiento de los Estados de la región. Esas diez recomendaciones, llenas de sentido común,  fueron acogidas por el naciente gobierno de CAP II. Además, el Presidente recién instalado impulsó la descentralización y la reforma del Estado. Los alacranes de antes, más otros que fueron agregándose en el camino, vieron la oportunidad de una nueva conjura. El estallido del 27-F, apenas tres semanas después de haber retornado a Miraflores, presagiaban que la lluvia comenzaría pronto. Fue así. Los brujos montaron el aquelarre temprano y no descansaron hasta defenestrarlo. El golpe del 4.F les vino como anillo al dedo. Un cuartelazo reaccionario y contranatura les sirvió de armazón para lanzarse como perros de presa en su contra. Por supuesto,  la conspiración tenía que triunfar. Lo habían acorralado. La tempestad lo agarró solo y aislado. Pero, su salida marcó el inició de la larga agonía vivida por la democracia desde esa fatídica fecha.

En la paz del sepulcro -pienso que con placer- ve cómo las políticas de los países exitosos son similares a las que él intentó impulsar. Los intrigantes de ayer, hoy lo reivindican porque fue un demócrata a carta cabal. De nuevo escampa.

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MARTHA COLMENARES: HABLA CARLOS ANDRÉS PÉREZ

En horas de la noche, martes 4 de octubre 2011, sencillos y sentidos, pero merecidos, y ajenos a cualquier intervención oficial, han comenzado los honores post mortem por parte de su gente. Esa gente que reconoce en él, el gran presidente entre todos los demás, en el transcurrir de la democracia en Venezuela. Esa gente lo llevará por siempre en su recuerdo, por lo que su gestión significó. La obra de un hombre inolvidable, que comienza a ser entendida en su verdadera esencia.

 “Habla Carlos Andrés Pérez”. Ese titular que encabezaba la entrevista que por fortuna pude realizarle, la última concedida en plenas facultades. Un texto histórico. Como si estuviera vivo, es de una vigencia absoluta. Asunto de ir línea a línea, para ser extrapolados a la reflexión obligatoria. Publicada un 20 de julio del 2003, en el diario 2001, lamentablemente el accidente cardiovascular el 27 de octubre de 2003, que lo aquejó tres meses después; interfirió en su capacidad para expresarse, aunque sin embargo, la misma vitalidad que lo caracterizó, su apremio, su vehemencia, su firmeza, estuvieron presentes cuando de la defensa o recuperación de la democracia se trató.

Los restos de Carlos Andrés Pérez, han llegado a su patria, a su país.

En horas de la noche, martes 4 de octubre 2011, sencillos y sentidos, pero merecidos, y ajenos a cualquier intervención oficial, han comenzado los honores post mortem por parte de su gente. Esa gente que reconoce en él, el gran presidente entre todos los demás, en el transcurrir de la democracia en Venezuela. Esa gente lo llevará por siempre en su recuerdo, por lo que su gestión significó. La obra de un hombre inolvidable, que comienza a ser entendida en su verdadera esencia.

El jueves 6 de octubre 2011, una vez sepultado cristianamente Carlos Andrés Pérez al lado de la tumba de su hija Thaís, quedará su lápida para conocimiento de las futuras generaciones, en ella inserta para la historia la clave de sus palabras, contenidas en textos, discursos, o respuestas. En esas palabras inevitablemente destinadas a trascender en los espacios de los tiempos.

Esas palabras capaces de mover los cimientos porque difícilmente no dejarán de retumbar los resquicios de los que aun, sienten temor y complejo supremo de lo que significa su presencia con su personalidad impetuosa y cautivadora. A pesar de su condición, sin cuerpo, en forma de restos.

Duro saber de su muerte aquel sábado 25 de diciembre de 2010. Me conforta el tesón de sus hijas (mención especial a Carolina) y esposa doña Blanca Rodríguez de Pérez, para vencer las barreras que se apostaron, y así hacer posible, como lo han hecho, traer sus restos al país por el que siempre luchó.

Era bueno dejarlo impreso y así hicimos una entrevista

Carlos Andrés Pérez, hace años, luego de marchar al exilio, consciente de la difícil situación de nuestra nación, me daba sus opiniones sobre los eventos previos al revocatorio que se llevaría a cabo un año después, el 15 de agosto del 2004. Le comenté que era bueno dejarlo impreso y así quedó en esa entrevista. Tan dispuesto, con ese ánimo para dar a conocer sus puntos de vista y de alguna manera aportar en la lucha por la democracia, en la que reconocía el valioso papel de las mujeres venezolanas, especialmente, no así de la dirigencia política.

Precisamente, porque caían (y todavía) en devaneos como aquel de salir a celebrar “Hay CNE” (no los menciono para evitar herir susceptibilidades), por parecerle inaceptable aplaudir una directiva impuesta por el régimen que no ofrecería garantía alguna al elector. Por cierto, en nuestros intercambios telefónicos o vía email, recuerdo incluso, me decía que “iba a halarle las orejas” a tal y cual.

En cuanto a esta especie de diálogo en exclusiva, me hizo saber que “para la solución de nuestra dramática crisis” que permitiera “devolverle a los venezolanos la convivencia democrática”, sin pretender que se “alarmen mis compatriotas”, como así dijo, mencionó “la aplicación del artículo 350 de la Constitución”. Pues estaba convencido que “La autocracia chavista no admite ni permite una salida que nos libre del camino que estoy señalando”. No estaba convencido del revocatorio. De hecho nos costó firmazos y más firmazos, más recontrafirmazos, todo un proceso traumático, que en efecto se perdió, nos lo robaron.

El ex presidente Carlos Andrés Pérez se sentía impotente además, por encontrarse en ese largo destierro que lo vio morir. Le afectaron los hechos del 11 de abril 2002. Evidente su deseo de estar junto a nosotros si bien le preocupaba ser factor de “perturbación”.

Lo que dice de Fidel Castro, tras dejar bien claro que su relación no fue ni de “complacencias ni blandenguerías con el tirano… Para Fidel Castro la presencia de Chávez ha significado un gran apoyo. Fidel se aprovecha de Chávez. El petróleo es uno de los ejemplos. A su vez Castro es el consejero de Chávez. Estoy seguro, como si lo estuviera oyendo, que le dice reiteradamente que no haga elecciones, que las revoluciones no se cuentan”.

Me es precioso mencionar, el otro encuentro, cuando nos reunimos en su oficina de la Torre las Delicias (antes de su segunda presidencia, no era aun ni candidato) para aquel diálogo que forma parte del libro La Otra Piel del año 1986, en esa grata ocasión me acompañó la escritora Norka Madrid de Armand. Juntas lo llevamos al plano de “lo nunca comentado”.

Con el tiempo, al releer sus opiniones, me impresiona su videncia, su claridad de entonces y firmes convicciones. Oportuno sacarlo de mis archivos y presentarlo a los lectores.

Martha Colmenares

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