La diputada María Corina Machado oficializó su candidatura a las primarias que realizará la Mesa de la Unidad el próximo 12 de febrero de 2012. “Vivimos el más importante y decisivo momento de nuestra vida. Es el momento de cambiar el curso de la historia”, dijo al inicio de su discurso, en el que aseguró que el problema de Venezuela es de valores.
En esa oportunidad se comprometió a dedicarse “a construir un sueño para defender a mis hijos y a los tuyos”.
Hasta la fecha no había querido confirmar si participaría o no en las primarias, sin embargo; el pasado lunes rompió el silencio y develó sus intenciones.
Vamos a favorecer y a fortalecer una economía de mercado de una vez por toda vamos.
La industria petrolera tiene que ser la primera industria de Venezuela. Tiene que dar muchos empleos dignos y productivos. No pueden haber empresas solidad y sanas si no hay empleados trabajadores y sano.
Se respetara el derecho a la vivienda, nunca más el estado le robara la propiedad a cada un de los ciudadano Vamos a construir un modelo de estado, un estado que de verdad le entregue algo a la gente.
Como presidente asumo que seré la primera en rendir cuentas, el diálogo y el respeto a todo los venezolanos.
Jamás construiremos una casa en el extranjero, mientras un venezolano necesite un techo. Mi gobierno brindara respeto y oportunidades. En mi presidencia tendrán acceso a la información.
Venezuela va a ser un país con extraordinario presente, Venezuela está unida con lazos de hermandad de solidaridad de esperanza y en esta unión esta nuestra fuerza. Se acabo el miedo en Venezuela, vamos a erradicarlo para siempre. “Dios los Bendiga”.
Este es el Discurso del lanzamiento de la candidatura de María Corina Machado.
Gracias a todos por estar aquí hoy, por su cariño y por su confianza. A mis hijos, a mis padres, a mis hermanas, a mis maestros –los que están aquí y los que me guían desde lejos– a mis amigos, a mis colegas parlamentarios, a mis electores, a mis hermanos venezolanos.
Dios nos ha dado tanto. Venezuela ha recibido tantas bendiciones: una tierra fértil, bella, rica en el subsuelo y en su geografía, y su mayor fortaleza somos nosotros, los venezolanos. Vivimos el más importante y decisivo momento de nuestras vidas: es el momento de cambiar el rumbo de la historia. Decidir nuestro futuro, el de nuestros hijos, el de nuestros nietos.
La base de la sociedad, la familia, donde se forma al individuo con conciencia de sus derechos individuales y sus responsabilidades colectivas está siendo atacada sin misericordia todos los días: no hay una familia que no haya sufrido el dolor de la pérdida de un ser querido o la separación por la huida del país, o la división más incomprensible: la intolerancia ideológica: hermanos que no se hablan desde hace años, hijos y padres que no se encuentran, que no se protegen, que no se abrazan. Las barreras de la incomprensión, de la descalificación, de la discriminación se impusieron entre nosotros, dividiéndonos, debilitándonos.
Venezuela, nuestro país, está sufriendo profundamente. Hoy somos una nación dividida, enfrentada, arruinada, humillada. La destrucción es tan acelerada que notamos como avanza de un día para otro. Se derrumban las instituciones: tribunales, policías, cárceles, hospitales, escuelas….igual que se derrumban los puentes, se caen carreteras, colapsan las viviendas. Los hospitales no curan ni las escuelas enseñan. Pero la destrucción más severa, la más profunda, la más dañina es la destrucción moral.
La destrucción moral ha hecho que los justos y decentes que cumplen las normas, vivan con miedo, amenazados; mientras quienes las violan, los culpables, son perdonados, son premiados. Un país en el cual el que no persigue es perseguido, el que no es rojo no existe. Hombres y mujeres que han trabajado duro durante años, ven como les arrebatan sus bienes, ya sea por el hampa común o por vagabundos embestidos de autoridad.
Por esto, afirmo con convicción que nuestro problema esencial es un problema de valores. Ahí está la razón de nuestro drama y también nuestra salvación: para cada uno de nosotros y para todos como nación.
Hemos aprendido que los valores que tengan nuestros gobernantes definen su forma de ejercer el poder, impactándonos directamente como sociedad. Si gobiernan ladrones, será un gobierno corrupto, si fomentan el odio tendremos una sociedad violenta, si no tienen palabra, se burlarán de la gente.
Hoy, quienes gobiernan a Venezuela comulgan con la corrupción, el autoritarismo, la mentira, la exclusión, el odio. Por eso tenemos una sociedad que premia la trampa y perdona el abuso, donde impera la violencia y se impone a la fuerza un solo punto de vista, donde la desconfianza es el factor común en todas nuestras relaciones.
Cómo llegamos hasta aquí? Nosotros, el bravo pueblo, el pueblo orgulloso y noble, decente y libertario.
Estos 200 años de lucha contra el despotismo y el yugo opresor han sido también de grandes lecciones.
Dos siglos de caudillismo y militarismo, de intentos de modernización e institucionalización, de avances apasionantes y retrocesos vertiginosos, de grandes promesas y mayores frustraciones. Pero los crecientes ingresos petroleros y la modernización del país no alcanzaron a todos; muchos venezolanos fueron excluidos, defraudados y llevó a nuestra Venezuela de hace 12 años a aferrarse ingenuamente a la oferta de un cambio y a que muchos se ilusionaran. Pero los que llegaron al poder en 1999 convirtieron su victoria en un botín, convirtieron la esperanza en instrumento de dominación, hicieron del entusiasmo esclavitud.
Que tragedia; pensar en lo que pudimos ser, en lo que pudimos hacer en esta década!!! Hoy Venezuela tendría que estar de primera en América Latina en todos los aspectos: las ciencias y las artes, el progreso y la superación, en carreteras, escuelas, museos y parques, produciendo y exportando bienes y tecnologías venezolanas a todos los rincones del mundo.
Pero hemos vivido la década del engaño, del desprecio, de la humillación.
Cuando una madre sale de madrugada a hacer horas de cola, y le marcan el brazo para después entrar a un Mercal con estantes vacios, es humillada
Cuando un trabajador o empleado público es obligado a bajar la cabeza y vestirse de rojo, es humillado
Cuando un jubilado de Venezuela, que ha dedicado su vida a servir el país, tiene que suplicar para que le paguen sus prestaciones o hacer colas eternas para cobrar una pensión mísera; es humillado
Los oficiales de las Fuerzas Armadas que conscientes de su mandato Constitucional son obligados a aceptar órdenes cubanas; son humillados
Los estudiantes, maestros y profesores, que gallardamente reivindican su autonomía y tienen que dejar de ejercerla en los salones de clase para conquistarla en las calles y son reprimidos con gases y tiros, son humillados
Los comerciantes, los ganaderos, los agricultores y los empresarios, cuyas puertas son golpeadas por un capricho presidencial, para arrebatarles lo ganado con el sudor de su frente; son humillados
Somos una nación humillada cuando 200 anos después de la declaración de la independencia, hoy pretenden someternos al yugo cubano y a su ideología fracasada.
Este cuadro nos conmueve hasta la última fibra de nuestro cuerpo y nuestra conciencia; este es el dilema existencial que enfrentamos: aceptamos continuar viviendo pisoteados y humillados o de una vez por todas y para siempre asumimos la defensa firme e indeclinable de nuestra dignidad como individuos y como nación. Es una cuestión de dignidad.
Frente a esta cruda realidad no hay otra opción que reaccionar. Éticamente no hay espacio para la indiferencia. Hay que asumir posiciones, arriesgar lo que haya que arriesgar, invertirlo todo, atrevernos a todo.
Yo lo hice: confronté mi consciencia y mi espíritu. Escuché razones y sentimientos, y tomé la decisión: una decisión racional y emocional, pero esencialmente espiritual. Una decisión existencial. Por eso, hoy, con humildad y con absoluta convicción asumo el reto de ser la primera Presidenta de Venezuela.
Si este régimen quiere al pueblo de Venezuela: con las rodillas en la tierra, humillados y las manos extendidas, mendigando; yo quiero a Venezuela con la frente en alto porque vivimos con dignidad, sin bajar la mirada porque no hay miedo, con la mano extendida, si, pero para abrazar, para ayudar al hermano.
Ya sabemos lo que NO queremos para Venezuela. También lo que anhelamos, lo que soñamos con pasión, con desesperación. Queremos vivir en:
· un país donde exista CONVIVENCIA, donde podamos vivir en paz, dormir tranquilos, que nuestras familias estén protegidas, seguras;
· un país donde existan OPORTUNIDADES para todos, y por eso los jóvenes no se quieran ir, y todos los que se han ido, regresen,
· un país donde logremos la SUPERACION: donde el orgullo de ser venezolano se concrete, el esfuerzo sea recompensado, la energía creadora que se ha acumulado en estos años pueda desbordarse.
Les voy a decir cómo logramos esto; porque tengan la seguridad que este sueño esta aquí, al alcance de nuestra mano y con estas manos lo vamos a conquistar.
Para ello requerimos un gobierno: 1. Que gobierne para tus hijos, 2. Que diga la verdad, por dura que sea, 3. Con reglas claras, que se respeten siempre.
Está claro que les planteo un cambio radical en nuestro modo de vida y en nuestro Modelo de Sociedad. Transformaremos los 3 pilares fundamentales.
1. Tendremos un nuevo Modelo de Inclusión Social. Para ser plenamente libre, no se puede pasar hambre, o no tener un techo o carecer de educación. Y esto lo viven millones de venezolanos en este momento. Durante 8 años en la Fundación Atenea compartí mi vida con los más excluidos de los más excluidos, con los más vulnerables de los más vulnerables, niños abandonados por sus familias, niños que habían cometido delitos. Una niña marco mi vida, a los 11 años llego con su cara y su cuerpo quemado por su propia mama; no salía de su cuarto, avergonzada. Le dimos amor y respeto y hoy es la madre orgullosa de tres hijos que protege como una leona y no permite que nadie dañe.
Yo quiero decirle a cada una de las madres que como ella lo dan todo por sus hijos, a las niñas-madres que crían niños cuando deberían estar estudiando ellas, a las madres solteras que no tienen ni vivienda ni empleo, que bajo mi Presidencia, el futuro de sus hijos no será ni la calle, ni la cárcel.
Yo haré que el poder del Estado venezolano, que todo el peso de la República se ejerza para acabar para siempre con estas injusticias. Con los recursos del Estado y el amor de la familia derrumbaremos las cárceles y alzaremos las escuelas y las universidades.
La familia es el reservorio de valores, la fuente primaria de la educación, la inagotable reserva del amor. Frente a la tormenta, es el refugio. En el centro de la familia está la mujer, como madre, esposa e hija, como núcleo organizador y eje frente a las dificultades y desesperanzas. Las madres sabemos, como nadie, lo que está en juego y por eso a la vanguardia de las luchas de estos años, allí hemos estado y estamos las mujeres. Desde aquel reclamo primigenio que demandaba que “con mis hijos no te metas”, hasta las jornadas de sacrificios de más de diez años frente a la tiranía. La libertad y la justicia, así como Venezuela, también tienen rostro de mujer.
Es hora de entender que la pobreza no es sólo un asunto de bajos ingresos: es esencialmente la consecuencia de falta de oportunidades y ausencia de formación personal para poder aprovecharlas. Al Populismo como política social que persigue generar dependencia del Estado, o más bien, del Gobierno de turno, la vamos a combatir, y no precisamente, con más populismo. La inversión social debe concentrarse en el desarrollo de las capacidades humanas. La solidaridad, el cuidado y la protección de los más excluidos no son monopolio ni responsabilidad exclusiva del Estado. Las empresas, las iglesias, las comunidades, los ciudadanos somos corresponsables en la erradicación definitiva de la pobreza y la exclusión en Venezuela. Y quienes más hemos recibido más tenemos que dar.
2. Tendremos también un Nuevo Modelo de Desarrollo Económico: de un Estado dueño de todo a una sociedad donde la gente es la que crea la riqueza, la disfruta, donde es propietaria. Una sociedad de emprendedores. Vamos a favorecer y fortalecer una pujante economía de mercado, que estimule el talento, el esfuerzo, la creatividad, la productividad y la propiedad. De una vez por todas vamos a superar el rentismo petrolero y a promover la inversión nacional y extranjera en la producción de todos los bienes. El extraordinario potencial de generación de energía que tiene Venezuela será la palanca para que la industria petrolera sea la primera de muchos otros sectores productivos y rentables del país. Estas inversiones son indispensables para generar empleos, muchos empleos, dignos, productivos; entendiendo que los intereses de los trabajadores y los empresarios están hermanados, sólo hay empresas sólidas con trabajadores contentos y viceversa.
Bajo mi gobierno se respetarán las reglas de juego, el derecho a la propiedad y se hará justicia con aquellos a quienes ilegalmente les arrebataron sus empresas, sus tierras y sus comercios. Nunca más el Estado le robará su propiedad a un ciudadano.
3. Nuevo Modelo de Estado. Vamos a construir un Estado al servicio del ciudadano y no uno que se sirva de él; un Estado que de verdad le entregue el poder a la gente. Esto exige impulsar un profundo proceso de descentralización, que no sólo respete las competencias que les corresponden a las Gobernaciones y las Alcaldías, sino que logre que los gobiernos estadales puedan ser autónomos financieramente. Esto sí es compartir el poder.
Como Presidente asumo que es seré un SERVIDOR público; la primera en dar el ejemplo, en rendir cuentas. Así, solo así se estableceremos las fundaciones de esta nueva relación Estado-Ciudadano: el diálogo y el respeto.
Tendremos, además, un Estado opuesto a usar el petróleo como arma de chantaje, nuestros hermanos latinoamericanos pueden estar seguros que jamás utilizaremos este recurso ni para buscar adhesiones ni para castigar diferencias. La solidaridad internacional, especialmente con los pueblos latinoamericanos será prioridad, pero siempre y ante todo, colocaremos las necesidades de los venezolanos en el primer lugar. Jamás, jamás construiremos una casa en el extranjero mientras haya un venezolano sin techo. Jamás, jamás volveremos a ser colonia ni de Cuba ni de ningún otro país.
Esta transformación maravillosa, la haremos posible basados en un valor esencial: la confianza. Hoy los venezolanos no tenemos en quién creer, no tenemos en quién confiar, no tenemos en quién cobijarnos para que nos escuche, nos defienda y nos ayude a recuperar todas las libertades que jamás debimos haber perdido. El desafío superior es entonces construir confianza: en nuestras instituciones, unos en otros y en nosotros mismos; y como la confianza funciona en ambas direcciones, yo doy el primer paso.
*Quiero decirte a ti que eres empleado público, trabajador del Estado que confió en ti, en tu vocación por servir a Venezuela y te garantizo que en mi Gobierno recibirás respeto y oportunidades. Nadie te presionara jamás para vestirte de un color o para que escondas tus ideas. Lo que si esperamos los venezolanos es responsabilidad y mucho esfuerzo, porque el país lo necesita.
* Quiero decirles a los miembros de las Fuerzas Armadas y a sus familias que yo sé que a pesar de todos los esfuerzos del Gobierno por someter a la Fuerza Armada y apartarla del camino constitucional, allí están oficiales y soldados dando la lucha por la dignidad y el respeto a la Constitución. Trabajaremos duro para contar con la familia militar respetada y querida por lo que representan, por el amor a su Patria y el respeto a sus conciudadanos. Haremos que servirle al país desde el ministerio de las armas sea un motivo de orgullo.
*Quiero hablarle a los comunicadores, a los periodistas, quienes buscan la verdad y son la voz de muchos a quienes han querido callar; en mi Presidencia tendrán acceso a la información y tendremos un debate apasionado y respetuoso de ideas y propuestas
*Quiero decirle a los perseguidos, física, moral y espiritualmente; a los presos políticos y exilados, su dolor y su sacrificio no es en vano y yo les prometo que la historia reconocerá su contribución a esta causa
*Quiero hablarle a los maestros, a los médicos, a las enfermeras, a los policías. Ustedes cumplen una función sagrada en la sociedad y en mi Presidencia serán reconocidos y honrados. Yo entiendo la angustia que hoy sufren quienes hoy trabajan en la salud y les garantizo que no volverán a vivir el dolor y la impotencia de no poder salvar una vida porque no hay medicinas, o equipos o luz en un hospital
*Quiero hablarle a los jóvenes a quienes la confrontación y la violencia les ha robado la tranquilidad de su niñez, y los ha obligado a madurar tempranamente; les digo: Venezuela va a dejar de ser un país con un gran futuro y será un país con un extraordinario presente.
*Quiero hablarle a los que hoy viven con miedo, miedo a salir de su casa temprano, o de llegar muy tarde. Miedo a que se te enferme un hijo porque no tienes con que curarlo; miedo a contarle tus ideas a un vecino; miedo a que te quiten lo tuyo. SE acabo, se acabo la vida con miedo, Venezuela. Nuestros hijos NO crecerán con miedo porque sus padres tenemos hoy la fuerza y hemos tomamos la decisión de erradicarlo de nuestros corazones para siempre. Vamos a romper las cadenas del miedo.
Venezuela está unida en esta causa; unida con lazos de hermandad, unida con lazos de solidaridad, unida con lazos de esperanza. Y en esta unión está nuestra fuerza.
Yo que confío en los Venezolanos, sé que cuento con el trabajo de los andinos, la picardía de los llaneros, el vigor del Orinoco, la nobleza de los guaros, la gallardía de Carabobo, la alegría de la gente de la costa, el orgullo de los zulianos, ASI que sigamos el ejemplo que Caracas dió, y porque Somos Mayoría; mis hermanos venezolanos, los convoco a romper las cadenas!
Rompe las cadenas del miedo
Rompe las cadenas de la violencia
Rompe las cadenas del desprecio
Rompe las cadenas de la exclusión
Rompe las cadenas de la pobreza
Rompe las cadenas de las cadenas
Rompe las cadenas de la humillación
raulamiel@gmail.com
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