lunes, 9 de mayo de 2011

EL PASATIEMPO DE LOS MATICES. ALBERTO MEDINA MÉNDEZ. DESDE ARGENTINA

A veces parece un juego perverso, solo eso. Nos proponen cosas demasiado similares, solo matices de un mismo color. Es que la política se ha convertido irremediablemente, en términos de debate, de contenidos y hasta de modos de hacer las cosas, en un vulgar entretenimiento donde se cambia algo, intrascendente por cierto, únicamente para sostener el andamiaje de lo eterno.

Es como si nos quisieran distraer en el laberinto de los temas menores, en asuntos irrelevantes, domésticos, para que el tiempo transcurra y casi nada modifique su curso. Para ello, han desarrollado un marco teórico, un conjunto de paradigmas que abonan activamente a la resignación ciudadana.

Nos vienen intentando convencer hace tiempo, que esto que vivimos “es lo que hay”, que no se pueden hacer las cosas de otro modo, que no vale la pena luchar, mucho menos pretender cambiar las formas, y menos aun los resultados.

Nos inculcan, premeditadamente, que debemos ser espectadores, que intentar modificar rumbos no tiene sentido, que la maquinaria está suficientemente aceitada para soportar cualquier embate, y claramente se han ocupado de ello, de generar los anticuerpos necesarios para rechazar cualquier proposición menor, furtiva y aislada.

El sistema está sobradamente preparado para aguantar ese tipo de tentativas solitarias y de hecho lo demuestra a diario. De ese modo consigue amedrentar a los aventureros, a los inconstantes, a los visceralmente ansiosos, al espasmódico capricho de los impulsivos, que en definitiva son los más.

Los que dicen que el único modo de cambiar las cosas es ser parte del sistema, son rápidamente cooptados por las metodologías que hacen pasar el umbral de lo incorrecto y torcer la moralidad de sus intenciones, a una velocidad inusitada.

Ellos dicen que solo estando dentro del esquema vigente se puede modificar la historia. En el camino, se corrompen, se adhieren a los modos, se mimetizan con las malas prácticas, para terminar siendo uno más en el montón, que solo puede mostrarse como una versión renovada, en el mejor de los casos, de una dinámica idéntica a la actual.

Todos hablan de saquear y distribuir, de acaparar y repartir, de la magia de multiplicar recursos sin generarlos, y de su mayor eficiencia para administrar lo ajeno. El arte de la política parece haberse quedado detenida en este cuadro que solo pretende ofrecer una sutil gama de lo mismo.

Con esta dinámica, estamos destinados solo a repetir errores, a elegir entre semejantes, casi condenados a un resultado predecible. Mientras sigamos creyendo que el único modo de hacer las cosas es pensar en creativos mecanismos para que otros generen recursos y ver como quitárselos para distribuirlos entre los que no pueden crear casi nada, estamos complicados y no nos espera nada bueno.

A Albert Einstein le atribuyen aquella frase que dice “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”, sin embargo la política nos propone eso, pequeñas modificaciones para terminar casi en el mismo lugar. Son películas que ya vimos, con finales parecidos, con sociedades que se entusiasman con los cambios, pero que claudican frente al invariable paisaje de lo repetido.

Nos va ganando la desazón, la entrega, el conformismo, pero seguimos comprando espejitos de colores. Rechazamos sistemáticamente a los que nos proponen esfuerzo, compromiso, empeño e incertidumbre. Preferimos a los políticos que se han inclinado por el ilusionismo, a los encantadores de serpientes, a los grandilocuentes aprendices de hechiceros.

El camino aparentemente fácil, lineal, atractivo, de vivir sin esforzarse, de recursos ilimitados, de magníficos proyectos pagados con el sacrificio ajeno, lo vivimos todos los días. Ya conocemos ese recorrido, lo transitamos cotidianamente y, cada tanto, le renovamos el crédito solo cambiando el interlocutor, cuando el anterior se desgasta, pero para seguir el mismo surco.

No se trata de cambiar de hombres, de intermediarios, sino de ideas. La riqueza se crea, y solo florece en un ámbito amigable para ello. La hostilidad con el desarrollo, el ataque a los creadores, a los mejores, a los audaces, solo debilita y dinamita las posibilidades concretas de una sociedad. El metódico y ordenado embate contra el individuo, pretende terminar con la característica esencial de la humanidad.

La guerra que nos propone la política actual, en la que los menos producen y los más viven de ello es una fórmula repetida, ya probada y que solo conduce a una sociedad sin armonía, en permanente conflicto, de enfrentamientos sin sentido, destinada invariablemente al fracaso.

Es difícil encontrar discursos discordantes en el medio de tanto paraíso  de la redistribución. Los políticos que están en el ruedo, los mas novatos incluso, ya se han apegado a esta dinámica y solo proponen más de lo mismo. Hasta los que coinciden en que este modelo está más que agotado, terminan plegándose mansamente, empujados por lo electoral.

Es cierto, no abundan hombres capaces de sostener ideas propias, no sobran valientes, mucho menos gente con principios. Ante la primera tentación de la política, ceden y dejan de lado las pocas convicciones que los llevaron hasta allí, para ser parte de este pasatiempo de los matices.

Alberto Medina Méndez
amedinamendez@gmail.com

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DESDE CHILE PARA EL CONGRESO MEXICANO. RICARDO VALENZUELA. REFLEXIONES LIBERTARIAS

Una mina se derrumba en Coahuila atrapando un grupo de mineros. Calderón recibe a otro grupo de mineros chilenos para ayudar en esta tragedia.

Durante los últimos casi 40 años mucho se ha hablado del Chile de Pinochet. Sin embargo, no hay discusión en que ese país fue el precursor de las reformas que años después implementaron la mayoría de las democracias del mundo, para salir del terremoto que produjo la era Keynesiana que lo dejó en harapos. Eso convirtió a Chile en el ejemplo de América Latina mientras el resto de sus países luchaba por sobreponerse a las letales herencias de sus perfectos idiotas latinoamericanos. El ejemplo más patético del fracaso de las revoluciones proletarias del Siglo XX tal vez sea Rusia, aunque México no se queda muy atrás. Hagamos pues un ejercicio intelectual involucrando a estos tres países.

Rusia, después de pasos inseguros, inició un esfuerzo sobrehumano para encontrar la ruta de recuperación del infierno creado por 70 años de comunismo. Entre las acciones audaces del ex Presidente Putin, fue invitar como asesor a José Piñeira uno de los economistas de Pinochet. “Lo que Rusos necesitaba a principios del siglo no era la revolución Bolchevique, sino una estilo americano, en lugar de Lenin, lo que los rusos necesitaban en esos momentos era un Jefferson.” Afirmó el economista.

Ante el nuevo Politburó Piñeira describió cómo el modelo de mercado libre chileno le permitió crecer a un ritmo promedio de 8% de 1984-1999, reduciendo el número de gente viviendo en la pobreza de 45% a un 20%. También liberó las fuerzas que finalmente le surtieron la democracia liberal y el estado de derecho. El afirma que el secreto de Chile fue el grupo de forjadores de las políticas responsables del “milagro chileno,” no la bota de Pinochet. Debido a los paralelos entre México y Rusia, consideramos los consejos de Piñeira para Putin, igual de válidos para Calderón.

Después de pulsar la situación de Rusia, el chileno le describió a Putin cómo los esfuerzos de su gobierno urgentemente se debían concentrar en establecer una reforma similar a la de Chile, con especial énfasis en varios campos: La privatización del sistema de pensiones, una reforma fiscal integral, un programa más radical de desregulación, y el reemplazo del Rublo por un sistema monetario funcional. Este  mismo concepto se aplicó en Chile y Nueva Zelanda lo que produjo la prosperidad y sus economías son ejemplos de éxito, eficiencia y modernidad.

No hay una forma más efectiva para promover libertad, responsabilidad y, sobre todo, la creación de un mercado de capitales, que permitiéndole a la clase trabajadora retener y manejar sus ahorros en vez de entregárselos al gobierno. El sistema de pensiones de Rusia—manejado por el gobierno—estaba a punto de la quiebra. Inflación, impuestos y mal manejo, habían dejando a los rusos en la calle antes de su retiro de la fuerza de trabajo. Piñeira propuso el mismo programa de privatización implementado en Chile. El impacto más importante de dicha reforma, es la creación de trabajadores propietarios que favorecen una economía de mercado. Esto puede provocar un círculo virtuoso en el que los trabajadores invierten en el mercado de capitales, ese mercado se consolida, y los mercados inviertan en Rusia a medida que se desarrollan los sectores financiero y corporativo.  

El estado Ruso había establecido un sistema impositivo criminal para su economía. Piñeira recomendaba un solo impuesto fijo al valor agregado sin excepciones. Esto promovería la creación de empleo, las inversiones, y un sector privado mucho más transparente. Al tener más empresas operando abiertamente, sería también más fácil para los bancos domésticos e internacionales, ofrecer crédito contando con formas confiables de analizar las situaciones financieras de las mismas. La economía del país se vería vigorizada de una forma impresionante. Desde hace años Rusia mantiene un solo impuesto (flat tax).

La economía rusa era dominada por monopolios estatales y empresas de los oligarcas protegidas. Una desregulación agresiva y total que incluyera la libre participación de firmas rusas y extranjeras en los diferentes sectores, así como la eliminación de sus trámites burocráticos y terminar con las privatizaciones, le daría al país la clase de competencia que requiere su economía para hacerla efectiva. Esta desregulación le daría también transparencia en sus estándares contables, sus prácticas legales y aun en sus actitudes culturales. De esa forma el sistema financiero con gran eficiencia canalizaría recursos de ahorro a las actividades productivas. Permitiría también que firmas ineficientes quebraran generando incentivos para competir—a través de transacciones más transparentes y menos costosas—logrando de esa forma una inversión más eficiente de recursos.

“En la Rusia actual no habrá economía, sistema financiero, o sector privado que funcione a menos que se lleve a cabo una reforma monetaria integral”, afirmó Piñeira. El récord del Banco Central de Rusia era desastroso; desconfianza, altos periodos de inflación, devaluaciones, y el colapso del sistema financiero después de que el Banco había gastado más de 10 billones de dólares en su fallado intento de rescatar el rublo. Para salir de este circulo vicioso, Piñeira recomendó adoptar un sistema monetario respaldado con metales. De un solo golpe Rusia adaptaría una moneda fuerte, podría reducir sus intereses y le daría a millones de inversionistas domésticos e internacionales seguridad en sus transacciones.

Esto también le daría a la gente la posibilidad de hacer planes a futuro y estimularía la creación de mercados de crédito a largo plazo, incluyendo hipotecas que en estos momentos no existían. Con el nuevo sistema, un sector bancario liberalizado e integrado al mundo financiero internacional y una competencia domestica profesional, le permitiría a Rusia el usar sus ahorros y los del mundo para propósitos productivos. No hay duda de que la inversión extranjera fluiría en cascada con una moneda fuerte y respaldada. 

Atacando estos cuatro sectores, afirma Piñeira, Rusia podría iniciar su propia revolución y, removiendo esos obstáculos artificiales al crecimiento, desataría la energía creativa de los rusos para que edifiquen su futuro. Si no lo hace, Rusia tendrá que esperar que la próxima generación tome el mando, mas no sabemos si la presente estará dispuesta a esperar.

Cualquier parecido de lo anteriormente descrito con la realidad mexicana, no es coincidencia, es el producto de haber seguido las mismas políticas destructivas en ambos países durante casi un siglo. Por lo mismo Felipe; las soluciones no tienen que ser muy diferentes.

En lugar de los mineros chilenos que hace días arribaron a Coahuila, Calderón debería de importar a los economistas de Pinochet.

Ricardo Valenzuela
chero@cox.net

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¿DÉJENLO TRABAJAR?. EDITORIAL DE ANALITICA. LUNES, 09 DE MAYO DE 2011

Trabajar significa  saber coordinar, requiere más humildad que arrogancia, estar consciente de que se necesitan equipos para lograr las metas y que no es la voluntad divina de un presunto ungido la que va a resolver los  problemas.

Hay que ser bien cínico o más bien pensar que los venezolanos somos estúpidos para basar la campaña oficiosa electoral de Chávez en ese mensaje. ¿Cómo pueden decir eso de un hombre  que tiene doce años en el poder, que controla la Asamblea Nacional, el Poder Moral, el Tribunal Supremo y los demás tribunales, el CNE, la Fuerza Armada, la mayoría de los medios de comunicación social, el BCV, y que dispone de los recursos de la renta petrolera a su antojo.?  La respuesta que desearíamos todos es que trabaje, si es que en verdad sabe como hacerlo.  Hasta ahora lo que ha hecho es estar en una permanente campaña para mantenerse en el poder, bien sea regalando a diestra y siniestra, o viajando por los distintos confines del planeta. ¿ Cuando es la última vez que presidió un consejo de ministros? ¿ Recibe acaso a sus ministros todos los días? ¿ Se ha reunido alguna vez con los factores productivos del país?. ¿ Se ha ocupado en resolver el pésimo estado de la infraestructura vial del país? ¿ Se ha reunido con los gobernadores y alcaldes para estudiar cómo se reduce la inseguridad en el territorio nacional? ¿ Se ha dedicado con ahínco a mejorar el sistema hospitalario de la nación? ¿ Se ha reunido con el presidente del BCV y los ministros de la economía para ver como se logra reducir la alarmante inflación?

Son tantas las preguntas sin respuestas que demuestran que no es que no lo dejan trabajar sino más bien que no sabe trabajar. No se puede gobernar por televisión, ni mucho menos obligando a sus ministros y funcionarios que asistan sentados a sus interminables peroratas.  No se puede trabajar si la única preocupación es la de ver como se barre con toda opción de oposición, cómo se destruye el aparato productivo privado nacional y cómo se hace para destruir el imperio y el capitalismo.

Trabajar significa  saber coordinar, requiere más humildad que arrogancia, estar consciente de que se necesitan equipos para lograr las metas y que no es la voluntad divina de un presunto ungido la que va a resolver los  problemas.

Así es que si se dedicará de verdad a trabajar por el bienestar del país  nosotros seriamos de los primeros que aplaudiríamos que por fin después de 12 años empiece a trabajar.

Envíe sus comentarios a editor@analitica.com

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NOTA DE PRENSA.- "EL RESPONSABLE DE LA INFLACIÓN ES EL GOBIERNO".- RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN

Cuando analizamos los índices inflacionarios del 2011 a pesar de que el gobierno indica que la misma esta bajando, los  venezolanos sabemos que no es verdad.

Cuando en enero 2011 aumento el dólar de importación de alimentos y medicinas de Bs.2.60 por dólar a Bs.4.30  se razonó que se produciría un aumento de precios de casi un 70% y esto fue manifestado por expertos en la materia y el gobierno asumió esta decisión como necesaria para mejorar los ingresos fiscales. Los primeros meses del año se consumieron los inventarios de productos importados a Bs.2.60 por dólar y el gobierno  comienza a establecer ajustes de precios a los productos regulados,  con lo cual, habrá un aumento de la inflación en los próximo meses  mayor al del primer trimestre 2011.

El gobierno anuncia la creación de una ley para el control de precios, costo y salarios como elemento para combatir la especulación, que según los voceros oficiales es la causa de la inflación, y se repiten las descalificaciones y amenazas al menguado sector privado nacional y al capitalismo como responsables de los aumentos de precios que afectan gravemente al 80% de las familias Venezolanas que tienen ingresos menores a los Bs.5.000 por mes.

El gobierno es el beneficiarlo de las devaluaciones del 2010 y del 2011 que le ha permito obtener unos 60.000 millones de bolívares fuertes adicionales al 2009. Este ingreso adicional para el gobierno es la causa principal del aumento de precios de lo que consumimos ya que somos un país importador y cuesta mas caro en bolívares comprar los productos en dólares.

Nos preguntamos ¿y los inmensos recursos que el gobierno aporta a Mercal y PDVAL para venderle a precios bajos a los sectores populares, como mecanismo para aliviar sus dificultades, para alimentarse y reducir el impacto inflacionario en esas familias por qué no funciona?; cuando se visita estos establecimientos se observa una gran falla en las existencias de alimentos y de los 25 tipos de alimentos, a los cuales,  se garantizaba su existencia apenas existen, en promedio, menos de 10.

Estimamos que para el 2011 el aporte de recursos a esos organismos esta entre 20 y 25.000  millones de bolívares fuertes para la compra y subsidio de alimentos pero a esta fecha no se percibe esta realidad.

Esto demuestra que el responsable del aumento del costo de la vida  es el gobierno y no la empresa privada.

Vicente Brito
Presidente.
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