martes, 12 de abril de 2011

MILITARISMO 3. NELSON MAICA C. POLITICA

Continuamos con JO. “Cuando el gobierno de Pérez Jiménez colapsó en 1958 por las acciones subversivas de los militares que lo desestabilizaron y que llevaron a una rebelión popular generalizada incontrolable, se inició la etapa más luminosa de las Fuerzas Armadas del siglo XX. Ésta llevó a la formulación de la doctrina de la Fuerza Armada del Estado democrático.

La guerra olvidada: En marzo de 1961, dos meses después de haberse formulado en el artículo 132 de la Constitución la doctrina de lo que deben ser las Fuerzas Armadas de un Estado democrático, el III Congreso del Partido Comunista de Venezuela aprobó una política de guerra armada revolucionaria.

Un año antes, la separación del grupo marxista-leninista de Acción Democrática dirigido por Domingo A Rangel había creado el MIR. A partir de allí los miembros del PCV y del MIR se dejaron encandilar por lo que había sucedido en Cuba en 1959, y pensaron que ello era repetible en Venezuela. Para ello, contaron con el apoyo material y político ofrecido y pactado con F Castro y la URSS.

Para lograr sus propósitos, agentes de ambos partidos realizaron una activa labor de penetración y persuasión de las Fuerzas Armadas y lograron contagiar a varios oficiales con su manera de pensar, en especial en la Marina.

La "lucha armada" se inició el 4 de mayo de 1961 en Carúpano, cuando un batallón de Infantería de Marina fue llevado a sublevarse por su comandante, el capitán de navío J. T. Molina Villegas con la abierta y activa participación de los diputados Eloy Torres, del PCV, y Simón Sáez Mérida, del MIR.

Esa primera rebelión comunista fracasó. A diferencia de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992, no desestabilizó al gobierno de R Betancourt ni descuadernó a las Fuerzas Armadas. Por el contrario, la "lucha armada" que allí comenzó, fortaleció y unió a las Fuerzas Armadas en la defensa del sistema democrático que acababa de iniciarse.

El segundo intento estalló un mes después en Puerto Cabello, cuando otro batallón de la Infantería de Marina, al mando del capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez se alzó con la activa y directa colaboración de, entre otros, los dirigentes del MIR Raúl Lugo Rojas y del PCV Teodoro Petkoff.
Ese alzamiento, tampoco desestabilizó al gobierno de R Betancourt ni socavó la moral del Ejército, pero sí le costó la vida a más de 400 venezolanos.

Tras el fracaso de Carúpano y Puerto Cabello, el PCV y el MIR empezaron a actuar cada uno por su cuenta, con guerrillas "urbanas" que ejecutaron actos de terrorismo, secuestro y asesinato de policías y quema de fábricas.

Éstas tampoco desestabilizaron al gobierno de R Betancourt y unieron todavía más las Fuerzas Armadas. Éstas se adaptaron rápida y eficientemente, de la organización de guerra convencional que tenían, a la que la nueva situación requería.

En 1963 se fundaron las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) comunista, bajo la dirección de Pompeyo Márquez, y el Frente de Liberación Nacional (FLN) del MIR, bajo la dirección de Domingo Alberto Rangel.

El 28 de septiembre de 1963, el incidente del asalto al tren turístico de El Encanto, en el que fueron masacrados cinco guardias nacionales y gravemente heridos dos niños y ocho mujeres, produjo un estallido de indignación nacional.

En el clima creado por estos hechos, el presidente R Betancourt decretó la suspensión de las actividades legales del PCV y del MIR y ordenó la detención por la justicia militar de Gustavo Machado, Jesús Faría, Pompeyo Márquez, Domingo Alberto Rangel y Simón Sáez Mérida, quienes actuaban amparados por su inmunidad parlamentaria.

El hecho fue que la cohesión de las Fuerzas Armadas, la mano firme de R Betancourt y la voluntad democrática del pueblo apagaron el fuego revolucionario que la subversión comunista pretendía, sin éxito, encender.

El fin de la lucha armada: Así llegamos a las elecciones de 1963, las cuales fueron la gran derrota de la tesis que sostenía la justicia, necesidad y viabilidad de la lucha armada para instalar en Venezuela un régimen similar al que se estaba instalando en Cuba. A partir de allí, la lucha armada maniobró en retirada hasta que quedó totalmente extinguida.

La lucha armada duró 13 años. Muchos de sus actores se integraron leales y sinceramente a la vida política democrática y con los años alcanzaran posiciones de relevancia nacional.

Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff demostraron con sus escritos y obras, una seria, sincera y constructiva rectificación, mucho más allá de la simple enmienda; al punto de que se adelantaron en sus críticas a lo que se consideraba la ortodoxia marxista y que poco después fue seguida por las críticas de Gorbachev, lo cual fue el preludio del desmoronamiento del bloque soviético.

DOUGLAS BRAVO Y ALI RODRIGUEZ
En contraste, algunos marxistas recalcitrantes, como Douglas Bravo, entendieron el momento como de repliegue táctico. Este grupo fue el que capturó ideológicamente a Adán Chávez, estudiante de ingeniería de la ULA, y a su hermano Hugo Chávez, antes de que ingresara a la Escuela Militar.

Las ideas marxistas del PRV, el partido de Douglas Bravo, fueron las que movieron tras bastidores la rebelión militar de 1992.

Los rebeldes, en especial Hugo Chávez y Francisco Arias Cárdenas, se cuidaron mucho de hacer conocer sus ideas. Por eso, muchos vimos en su rebeldía lo que queríamos ver y no su realidad íntima.

Cuando la rebelión de 1992 fracasó, aunque logró un formidable eco en la opinión, los que habían fracasado en la lucha armada de los años 60 y quienes habían colaborado con ellos, como Luis Miquilena y Guillermo García Ponce, vieron en el liderazgo popular de los golpistas fracasados la gran oportunidad de hacerla suya y resucitar sus ideas; esta vez por la vía del engaño y la trampa. Esos fueron los que secuestraron el caudal electoral logrado por Hugo Chávez en 1998.

Sin salirnos del tema que nos ocupa, lo que ahora interesa recordar y destacar es que la doctrina de lo que deben ser las Fuerzas Armadas de un Estado democrático, formulada en el artículo 132 de la Constitución, pasó exitosamente su primera y más dura prueba en la década de los 60.

Ni ayer ni hoy se podía decir verazmente que las Fuerzas Armadas que exitosamente defendieron las instituciones democráticas en los 13 años que duró el intento de importar a Venezuela la revolución cubana, eran el brazo armado de Acción Democrática.

El carácter no deliberante y obediente de unas fuerzas armadas disciplinadamente sometidas a la jefatura de un presidente democráticamente elegido, su vocación primordial para la defensa nacional y la estabilidad de las instituciones democráticas y su juramento de respetar la Constitución "por encima de cualquier otra obligación" y la explícita declaración de que las Fuerzas Armadas están al servicio de la República y no de ninguna persona o parcialidad política, se probaron en los hechos. ¿Y, ahora?

Hoy nadie puede decir lo contrario sin mentir. Esto se olvidó porque no fue reconocido así.

También se miente callando verdades que merecen ser dichas: la política de "pacificación" implicaba la indulgencia de quienes habían sido derrotados, esperando que su reinserción en la vida política fuera de buena fe. Ello era un trago amargo para los paladares de quienes habían puesto la sangre de sus heridos y la vida de sus muertos para derrotar la lucha armada. Y sin embargo, tragaron. Y la reinsersión se produjo, en buena hora.

Desgraciadamente, no se tuvo la decencia, la honestidad la entereza ideológica ni la visión histórica para hacer de la victoria sobre la subversión castro comunista la columna vertebral de la ideología de institucionalidad militar de lo que debe ser la fuerza armada de un Estado democrático. Esta debía ser enseñada en la Escuela Militar a los cadetes. No lo fue.

Hoy no se conoce el nombre de un solo oficial, de un solo soldado muerto defendiendo la democracia.

El sistema democrático de partidos, reinstalado en 1958, cantó la heroicidad de sus muertos durante la década militarista de 1948 a 1958, pero impidió que se reconociera la heroicidad de los policías y los militares caídos en defensa en la década de los 60.

Los gobiernos que siguieron resbalaron por la pendiente de la corrupción y relegaron a la Fuerza Armada al papel de guardia pretoriana de sus desafueros”.
¿Sacara Ud algunas conclusiones prácticas para el buen futuro de este, su país? ¿Dejaremos que este militarismo jurasico reviva?

Gracias a Jorge Olavarría, qepd. Fin, por ahora, de estas tres notas.

Nelson Maica
nmaicac@cantv.net
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RESULTADOS. RAMÓN GUILLERMO AVELEDO. 08/04/2011

El viernes 8 amaneció la prensa con las noticias de la falla eléctrica que dejó a oscuras a dieciocho estados, el 62% de la demanda nacional, y sin argumentos al ministro que acababa de declarar con agresividad contra los “agoreros” que vienen advirtiendo la peligrosa situación de la crisis eléctrica y los errores o insuficiencias del plan gubernamental, aunque el ministro Giordani informe que se le han metido 5.500 millones de dólares en 2010. También leímos que fueron detenidos en Fuerte Tiuna periodistas de El Nacional que cubrían una protesta de damnificados refugiados en una instalación deportiva del complejo militar, antes protestaron los alojados en el refugio “Cruz Villegas” y en El Poliedro. Reclamos por agua, alimentos y problemas de convivencia. Que continúa y se radicaliza la protesta de los enfermeros y enfermeras. Que Venirauto, la empresa automotriz del gobierno y su socio iraní, perdió 33 millones de bolívares fuertes el año pasado.

La víspera, voceros empresariales expresaban su preocupación porque no se diseñan políticas “que conduzcan a la salida de esta recesión” y por las fallas de servicios, como el eléctrico, y de infraestructura, como (otra vez) la autopista Caracas-La Guaira. Ya se cuantifican, oficialmente, en 923 los casos de gripe AH1N1. Los datos del Banco Central marcan una inflación de 28.4% para la clase media en el último año. Que la Memoria del Ministro de Alimentación revela que 78 de cada cien rubros vendidos en la red Mercal son importados, y que esta ha perdido 794.494 compradores, 6.7% de sus clientes. El lunes, el Presidente había anunciado su ampliación “hasta en 50%”. Que el gobierno admite déficit de 1.500 megavatios de energía eléctrica. Que Venezuela es el miembro de la OPEP con peor desempeño económico. Que 80 reclusos de La Planta están en huelga de hambre.

El miércoles supimos que en el primer trimestre, normalmente el de menos presión sobre los precios, la inflación pega un brinco de 6%. Los alimentos subieron de precio 33.7% en el acumulado de doce meses. San Cristóbal, Barcelona, Maturín, Mérida y Valencia son las ciudades donde el costo de la vida sube más. Que el ministro de electricidad afirmaba que no había racionamiento, mientras trasciende que la Electricidad de Caracas cierra en rojo 2010. Que damnificados cerraron la autopista Valle-Coche. Que la mayoría oficialista en la Asamblea Nacional se negó a investigar el caso Mackled y que la primera presidenta de la Comisión Anti-droga de este gobierno afirmaba que el Presidente “conocía los vínculos de Mackled con el narcotráfico”. Que en Guanarito trancan la vía para exigir reparaciones en las carreteras. Que los trabajadores de la Universidad Simón Rodríguez reclaman deudas laborales. Que la empresa gubernamental Vtelca no logra producir suficientes celulares “vergatarios” para disminuir la dependencia de los importados.

Un día antes, nos informábamos de que la producción de Pdvsa bajó por fallas eléctricas. Que fueron asesinados, víctimas de la violencia urbana, un sargento de la Guardia Presidencial y un cabo de la Policía Metropolitana. Que el Presidente del BCV Merentes cree que el “boom del consumo volverá este año y el próximo”. Que los industriales creen que la crisis eléctrica impedirá reactivación del sector manufacturero, cuya caída se prolonga, y que Caracas es más dependiente de Guri por los problemas de Tacoa.

La semana informativa comenzó con las colas de los merideños para vacunarse contra la gripe AH1N1. Que Contraloría dice que el Ministerio de las Comunas no rinde cuentas hace cinco años. Que puede venir desabastecimiento porque la agroindustria agota sus reservas en abril. Que a otro efectivo de la PM lo mataron a pocas cuadras de una estación del Dibise. Que solo el 53% del ingreso petrolero entró al BCV en 2010.

Son los resultados de lo que el gobierno hace, de los que el gobierno dice, de lo que el gobierno deja de hacer.

¿Agoreros? ¿Y ahora?

“Agoreros” llamó el Ministro a quienes advirtieron sobre la grave evolución de la crisis eléctrica. Eso mientras anunciaba nuevos racionamientos de energía, formalización de los apagones que se viven en diversas regiones del país. En seguida, un apagón en Caracas, eventualidad que venían cuidando por pura conveniencia político-propagandística, cayó sobre sus argumentos.

La verdad es que el gobierno ha venido mintiendo tanto sobre las causas del problema como sobre las soluciones que le ha dado.

Todo indica que la respuesta gubernamental a la crisis eléctrica causada principalmente por sus propios errores y omisiones no ha funcionado. Un dineral gastado en un plan marcado por la improvisación y el escaso profesionalismo, por parte de un gobierno que desprecia la experiencia y el conocimiento de los expertos venezolanos, a quienes no escucha porque si lo hace se le desbarata la argumentación. Millones de dólares, ministros cubanos, decretos de emergencia. Las consecuencias de la grave falta de sentido común de los gobernantes las paga el venezolano común.

Sin suministro de energía eléctrica suficiente, regular y confiable no es posible que una economía funcione y mucho menos que crezca. Sin crecimiento no habrá los nuevos empleos que necesitamos ni la mayor producción que requerimos, ni podrán bajar los precios de los artículos que consumimos. Pero si la economía no funciona la cosa empeora más y más, porque se perderán empleos que tenemos hoy y disminuirá la ya muy menguada producción nacional. Puede que a los cerebros del gobierno esto les parezca una maravilla porque se estaría “destruyendo la empresa capitalista”, lo cual permitiría sustituirla por empresas socialistas, lo malo es que las empresas, sean capitalistas o socialistas, necesitan electricidad para poder trabajar. Ahí está el detalle. Aunque si nos atenemos al pensamiento del Doctor Giordani, quien incluso ha inventado un álgebra revolucionaria, esa terrible circunstancia sería una buena noticia, porque “el socialismo progresa en la escasez”. Pero para los venezolanos a los que la llamada “construcción del socialismo” les tiene sin cuidado, y que lo que quieren, con toda razón, es vivir y progresar en libertad y en paz, la idea del pesadísimo ministro les parece macabra. Convertirnos en un país de hambrientos es un precio demasiado alto para hacer realidad la fantasía ideológica de un puñito, en la que simula creer también el grupo de vivos que se enriquece con base en la corrupción desenfrenada que es tan grande que hasta el Presidente de la República no tuvo más remedio que reconocer en estos días, aunque fuera con una timidez que le es ajena.

En los sectores de la clase media y en los barrios, los apagones frecuentes hacen daño de verdad. Los negocios sufren porque lo que tienen almacenado puede pudrirse, eso los obliga a mantener inventarios menores y, por lo tanto, a pagar más caro y vender más caro. La falta de luz estimula la delincuencia que si visible es ya una amenaza, cómo será a oscuras. Los aparatos electrodomésticos, que con esfuerzo se adquieren para mejorar en lo que se puede la calidad de vida, se echan a perder. Los alimentos conservados en los refrigeradores de las casas se descomponen. Los muchachos no pueden hacer las tareas escolares. Y ni siquiera con la distracción de la radio o la televisión se puede contar. Cuando la novela no te la interrumpe una cadena, te la quita un apagón.

¿Cómo pueden funcionar sin electricidad los hospitales y las clínicas, los dispensarios y los ambulatorios, los consultorios odontológicos? ¿Cómo hacen las farmacias? ¿Qué ocurre en el tránsito de nuestras ciudades?

El gobierno, cuando le provoca o cuando no puede evitarlo porque la realidad le cae encima, ofrece excusas políticas disfrazadas de explicaciones técnicas. Pero sus altos funcionarios no sufren en carne propia estos inconvenientes. Están muy lejos de la vida real de la mayoría.

La gente, en cambio, sí que las padece. Los consumidores, los vecinos, las amas de casa, los estudiantes. Los comerciantes grandes, medianos y pequeños. Los industriales, los agricultores, los profesionales, los gerentes y los trabajadores.

La Extradición

“Vamos a ver qué pruebas tiene Mackled” declara el Ministro de la Defensa acerca del acusado de narcotráfico detenido en Colombia que, según ha dicho el Presidente Santos, será extraditado a nuestro país. Grave compromiso para nuestro gobierno que sea recluso de nuestro caótico sistema penitenciario. Mantenerlo con vida, que no se escape y que la verdad salga a la luz con todas sus consecuencias. Ni más ni menos.

No hay que cotizar demasiado alto los abundantes señalamientos del detenido, pero es tal su gravedad que investigarlas y esclarecerlas completamente se hace imperativo. Porque es una agresión a la Fuerza Armada el mantener la sombra de la duda. Eso sin contar la precisa información dada de haber contribuido generosamente en la campaña por el SI en el referéndum constitucional.

Una señal positiva es que el titular de Fuerte Tiuna, quien no se especializa en emitirlas, haya dicho “hay una institución y en la institución hay hombres. Esperemos las investigaciones”. El Ministerio Público asegura que actuará. A la altura de la promesa implícita deben estar. Si los señalados han sido calumniados, es necesario que ello quede establecido más allá de toda duda. Si fueran culpables, la ley tiene respuestas para eso y su aplicación debe servir de ejemplo.

A este fin, desde luego, tenemos un problema cuya severidad es indisimulable. La confiabilidad de nuestro sistema de justicia está en puntos muy bajos, lo que implica una considerable responsabilidad para el Ejecutivo, que tan fuertemente los interfiere por la influencia política y personal.

Esta semana, en los medios…

“No confundan uso racional con racionar. Hablamos de medidas de eficiencia como cambiar los bombillos incandescentes”

Luis Acuña

Diputado PSUV-Ex Ministro-Presidente Comisión Energía y Petróleo de la AN

En El Nacional, miércoles 6.4.11., p. 1 (Estrategia. Economía y Finanzas)

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