El viernes 8 amaneció la prensa con las noticias de la falla eléctrica que dejó a oscuras a dieciocho estados, el 62% de la demanda nacional, y sin argumentos al ministro que acababa de declarar con agresividad contra los “agoreros” que vienen advirtiendo la peligrosa situación de la crisis eléctrica y los errores o insuficiencias del plan gubernamental, aunque el ministro Giordani informe que se le han metido 5.500 millones de dólares en 2010. También leímos que fueron detenidos en Fuerte Tiuna periodistas de El Nacional que cubrían una protesta de damnificados refugiados en una instalación deportiva del complejo militar, antes protestaron los alojados en el refugio “Cruz Villegas” y en El Poliedro. Reclamos por agua, alimentos y problemas de convivencia. Que continúa y se radicaliza la protesta de los enfermeros y enfermeras. Que Venirauto, la empresa automotriz del gobierno y su socio iraní, perdió 33 millones de bolívares fuertes el año pasado.
La víspera, voceros empresariales expresaban su preocupación porque no se diseñan políticas “que conduzcan a la salida de esta recesión” y por las fallas de servicios, como el eléctrico, y de infraestructura, como (otra vez) la autopista Caracas-La Guaira. Ya se cuantifican, oficialmente, en 923 los casos de gripe AH1N1. Los datos del Banco Central marcan una inflación de 28.4% para la clase media en el último año. Que la Memoria del Ministro de Alimentación revela que 78 de cada cien rubros vendidos en la red Mercal son importados, y que esta ha perdido 794.494 compradores, 6.7% de sus clientes. El lunes, el Presidente había anunciado su ampliación “hasta en 50%”. Que el gobierno admite déficit de 1.500 megavatios de energía eléctrica. Que Venezuela es el miembro de la OPEP con peor desempeño económico. Que 80 reclusos de La Planta están en huelga de hambre.
El miércoles supimos que en el primer trimestre, normalmente el de menos presión sobre los precios, la inflación pega un brinco de 6%. Los alimentos subieron de precio 33.7% en el acumulado de doce meses. San Cristóbal, Barcelona, Maturín, Mérida y Valencia son las ciudades donde el costo de la vida sube más. Que el ministro de electricidad afirmaba que no había racionamiento, mientras trasciende que la Electricidad de Caracas cierra en rojo 2010. Que damnificados cerraron la autopista Valle-Coche. Que la mayoría oficialista en la Asamblea Nacional se negó a investigar el caso Mackled y que la primera presidenta de la Comisión Anti-droga de este gobierno afirmaba que el Presidente “conocía los vínculos de Mackled con el narcotráfico”. Que en Guanarito trancan la vía para exigir reparaciones en las carreteras. Que los trabajadores de la Universidad Simón Rodríguez reclaman deudas laborales. Que la empresa gubernamental Vtelca no logra producir suficientes celulares “vergatarios” para disminuir la dependencia de los importados.
Un día antes, nos informábamos de que la producción de Pdvsa bajó por fallas eléctricas. Que fueron asesinados, víctimas de la violencia urbana, un sargento de la Guardia Presidencial y un cabo de la Policía Metropolitana. Que el Presidente del BCV Merentes cree que el “boom del consumo volverá este año y el próximo”. Que los industriales creen que la crisis eléctrica impedirá reactivación del sector manufacturero, cuya caída se prolonga, y que Caracas es más dependiente de Guri por los problemas de Tacoa.
La semana informativa comenzó con las colas de los merideños para vacunarse contra la gripe AH1N1. Que Contraloría dice que el Ministerio de las Comunas no rinde cuentas hace cinco años. Que puede venir desabastecimiento porque la agroindustria agota sus reservas en abril. Que a otro efectivo de la PM lo mataron a pocas cuadras de una estación del Dibise. Que solo el 53% del ingreso petrolero entró al BCV en 2010.
Son los resultados de lo que el gobierno hace, de los que el gobierno dice, de lo que el gobierno deja de hacer.
¿Agoreros? ¿Y ahora?
“Agoreros” llamó el Ministro a quienes advirtieron sobre la grave evolución de la crisis eléctrica. Eso mientras anunciaba nuevos racionamientos de energía, formalización de los apagones que se viven en diversas regiones del país. En seguida, un apagón en Caracas, eventualidad que venían cuidando por pura conveniencia político-propagandística, cayó sobre sus argumentos.
La verdad es que el gobierno ha venido mintiendo tanto sobre las causas del problema como sobre las soluciones que le ha dado.
Todo indica que la respuesta gubernamental a la crisis eléctrica causada principalmente por sus propios errores y omisiones no ha funcionado. Un dineral gastado en un plan marcado por la improvisación y el escaso profesionalismo, por parte de un gobierno que desprecia la experiencia y el conocimiento de los expertos venezolanos, a quienes no escucha porque si lo hace se le desbarata la argumentación. Millones de dólares, ministros cubanos, decretos de emergencia. Las consecuencias de la grave falta de sentido común de los gobernantes las paga el venezolano común.
Sin suministro de energía eléctrica suficiente, regular y confiable no es posible que una economía funcione y mucho menos que crezca. Sin crecimiento no habrá los nuevos empleos que necesitamos ni la mayor producción que requerimos, ni podrán bajar los precios de los artículos que consumimos. Pero si la economía no funciona la cosa empeora más y más, porque se perderán empleos que tenemos hoy y disminuirá la ya muy menguada producción nacional. Puede que a los cerebros del gobierno esto les parezca una maravilla porque se estaría “destruyendo la empresa capitalista”, lo cual permitiría sustituirla por empresas socialistas, lo malo es que las empresas, sean capitalistas o socialistas, necesitan electricidad para poder trabajar. Ahí está el detalle. Aunque si nos atenemos al pensamiento del Doctor Giordani, quien incluso ha inventado un álgebra revolucionaria, esa terrible circunstancia sería una buena noticia, porque “el socialismo progresa en la escasez”. Pero para los venezolanos a los que la llamada “construcción del socialismo” les tiene sin cuidado, y que lo que quieren, con toda razón, es vivir y progresar en libertad y en paz, la idea del pesadísimo ministro les parece macabra. Convertirnos en un país de hambrientos es un precio demasiado alto para hacer realidad la fantasía ideológica de un puñito, en la que simula creer también el grupo de vivos que se enriquece con base en la corrupción desenfrenada que es tan grande que hasta el Presidente de la República no tuvo más remedio que reconocer en estos días, aunque fuera con una timidez que le es ajena.
En los sectores de la clase media y en los barrios, los apagones frecuentes hacen daño de verdad. Los negocios sufren porque lo que tienen almacenado puede pudrirse, eso los obliga a mantener inventarios menores y, por lo tanto, a pagar más caro y vender más caro. La falta de luz estimula la delincuencia que si visible es ya una amenaza, cómo será a oscuras. Los aparatos electrodomésticos, que con esfuerzo se adquieren para mejorar en lo que se puede la calidad de vida, se echan a perder. Los alimentos conservados en los refrigeradores de las casas se descomponen. Los muchachos no pueden hacer las tareas escolares. Y ni siquiera con la distracción de la radio o la televisión se puede contar. Cuando la novela no te la interrumpe una cadena, te la quita un apagón.
¿Cómo pueden funcionar sin electricidad los hospitales y las clínicas, los dispensarios y los ambulatorios, los consultorios odontológicos? ¿Cómo hacen las farmacias? ¿Qué ocurre en el tránsito de nuestras ciudades?
El gobierno, cuando le provoca o cuando no puede evitarlo porque la realidad le cae encima, ofrece excusas políticas disfrazadas de explicaciones técnicas. Pero sus altos funcionarios no sufren en carne propia estos inconvenientes. Están muy lejos de la vida real de la mayoría.
La gente, en cambio, sí que las padece. Los consumidores, los vecinos, las amas de casa, los estudiantes. Los comerciantes grandes, medianos y pequeños. Los industriales, los agricultores, los profesionales, los gerentes y los trabajadores.
La Extradición
“Vamos a ver qué pruebas tiene Mackled” declara el Ministro de la Defensa acerca del acusado de narcotráfico detenido en Colombia que, según ha dicho el Presidente Santos, será extraditado a nuestro país. Grave compromiso para nuestro gobierno que sea recluso de nuestro caótico sistema penitenciario. Mantenerlo con vida, que no se escape y que la verdad salga a la luz con todas sus consecuencias. Ni más ni menos.
No hay que cotizar demasiado alto los abundantes señalamientos del detenido, pero es tal su gravedad que investigarlas y esclarecerlas completamente se hace imperativo. Porque es una agresión a la Fuerza Armada el mantener la sombra de la duda. Eso sin contar la precisa información dada de haber contribuido generosamente en la campaña por el SI en el referéndum constitucional.
Una señal positiva es que el titular de Fuerte Tiuna, quien no se especializa en emitirlas, haya dicho “hay una institución y en la institución hay hombres. Esperemos las investigaciones”. El Ministerio Público asegura que actuará. A la altura de la promesa implícita deben estar. Si los señalados han sido calumniados, es necesario que ello quede establecido más allá de toda duda. Si fueran culpables, la ley tiene respuestas para eso y su aplicación debe servir de ejemplo.
A este fin, desde luego, tenemos un problema cuya severidad es indisimulable. La confiabilidad de nuestro sistema de justicia está en puntos muy bajos, lo que implica una considerable responsabilidad para el Ejecutivo, que tan fuertemente los interfiere por la influencia política y personal.
Esta semana, en los medios…
“No confundan uso racional con racionar. Hablamos de medidas de eficiencia como cambiar los bombillos incandescentes”
Luis Acuña
Diputado PSUV-Ex Ministro-Presidente Comisión Energía y Petróleo de la AN
En El Nacional, miércoles 6.4.11., p. 1 (Estrategia. Economía y Finanzas)
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