lunes, 19 de diciembre de 2011

ZENAIR BRITO CABALLERO: ¡QUIZÀS FUERON INSTRUIDOS PERO NO EDUCADOS!

 En folleto publicado en 2010 por la Editorial de la Universidad Complutense de Madrid y que leí en Internet, recoge la conferencia de José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998, con el título de “Democracia y universidad”. El escritor señala en dicha conferencia, que la universidad es el último tramo formativo en el que el estudiante se puede convertir, con plena conciencia en ciudadano; es el lugar de debate donde, por definición, el espíritu crítico tiene que florecer: un lugar de confrontación, no una isla donde el alumno desembarca para salir con un diploma.

La otra idea expuesta por el celebrado escritor es acerca de la instrucción y de la educación. Dice que en la universidad no se trata solo de instruir, sino de educar. Y, desde dentro, repercutir en la sociedad. Aprendizaje de la ciudadanía, “eso es lo que sinceramente creo que falta porque, queramos o no, la democracia venezolana está enferma, gravemente enferma…”.

Esta educación ciudadana es la que escasea entre muchos de nuestros políticos. Algunos tienen títulos universitarios, fueron instruidos, pero no educados para asumir la responsabilidad de ser ciudadanos desde los altos cargos que ocupan en la función pública. De los abundantes ejemplos, tenemos muchos miembros del Congreso o Asamblea Nacional, los cuales reaccionan con vocabulario y gestos obscenos y, en el colmo de la prepotencia, amenazan a la oposición y a los medios de comunicación en los debates televisivos.

El otro caso, es la mentira con que intentan defender unas leyes como la de arrendamiento, con media sanción de diputados, que la tenían guardada en el cajón de sus escritorios por varios meses. Están especulando a favor de los intereses de su partido rojo-rojito. No termina aquí. Cuando se les pregunta por qué no aplican el reglamento referido a la inasistencia de muchos diputados a las sesiones, responden que no lo van a hacer porque las ausencias no dañan la actividad de la Asamblea. O sea, que ellos pueden prescindir de los parlamentarios. Total…ellos mandan.

En estos días se publicó en un periódico, que los diputados en todo este año asistieron solo a 18 sesiones plenarias. ¡Cuánto le cuesta al pueblo que se desloma en el trabajo cada diputado que cumple con su obligación!

En su conferencia, Saramago recordó el tratado de Política, de Aristóteles, según el cual un gobierno realmente democrático debería necesariamente, por lógica matemática, por pura aritmética, ingresar a su seno a más pobres que ricos porque “los pobres son más que los ricos”. 

Añadió Saramago que esta idea utópica, esta aseveración revolucionaria, nunca se realizó “y probablemente jamás se lleve a cabo”. Esta afirmación del escritor se debe a que no conoció la realidad venezolana. Como quería Aristóteles, el Estado contó con funcionarios, nombrados o electos, mayoritariamente pobres. Pobres de solemnidad. Pobres de no tener dónde caerse muertos. Hasta aquí la utopía de Aristóteles.   

El problema es que, estos funcionarios venezolanos, nombrados o electos, se apartan del sueño aristotélico porque se vuelven ricos de la noche a la mañana. Entonces el Gobierno ya no es democrático sino plutocrático. O sea, los que mandan son los platudos. Y los peores: los nuevos ricos. Ahora mismo los Ministros, los Diputados, los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, los Rectores del Consejo Nacional  Electoral, todos miembros o amigos del presidente, ya no pueden andar en cualquier vehículo. Tiene que ser el más caro, el más lujoso, el que tiene heladera y otros adornos.

Estos funcionarios, a igual que muchos otros, son universitarios. El asunto es que –siguiendo el pensamiento de Saramago– fueron instruidos, pero no educados para ser ciudadanos, sino –agrego yo– para vivir de ellos.



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