martes, 27 de diciembre de 2011

RADIOMIAMI.US: WASHINGTON TRAZÓ UNA LÍNEA ROJA EN SUS RELACIONES CON TEHERÁN

Para eliminar la amenaza iraní, EU se dispone a actuar junto a Israel. Lo que aumenta el riesgo de que en esta región estalle una guerra que asestará un golpe al mercado petrolero, sostiene el experto del Consejo Analítico de política exterior y de defensa, Vladimir Averchev.
EEUU no parará ante el uso de cualquier recurso, incluyendo los militares, para impedir que Irán cree sus propias armas nucleares, declaró hoy el jefe del Pentágono Leon Pantetta. Si es necesario, será asestado un golpe preventivo contra los centros nucleares iraníes, amenazó el ministro.
Los norteamericanos sospechan que en el territorio iraní existe una planta oculta para enriquecer el combustible nuclear. Entre tanto, no hay pruebas indiscutibles a favor de esta versión. Es necesario que la inteligencia las encuentre. No obstante, si antes Washington acusaba a Teherán de desarrollar sus armas nucleares, esta vez supuso públicamente que a Irán le quedan apenas dos años para crear su propia bomba atómica. El jefe del Pentágono prometió tomar todas las medidas para impedir que Teherán se haga de estas armas.
No está descartado que el golpe militar ya se está preparando y los representantes de EEUU hablen más bien para distraer la atención de su intención de confirmar estas sospechas y sólo después iniciar la operación bélica. La retórica cada vez más agresiva de Washington puede estar relacionada a la vez con la intención de derrocar el régimen actual de Teherán. Esta es una de las opiniones que acaba de expresar el profesor de la cátedra de Oriente del Instituto de relaciones internacionales de Moscú, Serguei Druzhilovsky.
Los norteamericanos necesitan una guerra relámpago, o sea, atestar un golpe, derrocar el poder yasegurar la instauración de un gobierno de marionetas. Lo más importante es quitarse de encima un régimen que se ha atravesado como un hueso en la garganta de EEUU. Si existe tal guión, este golpe será asestado, no cabe duda alguna. Ellos quieren no tanto destruir la industria nuclear como derrocar a Ahmadineyad. Pero no veo hasta ahora ninguna posibilidad de que el régimen de Teherán caiga ante las presiones cada vez más fuertes. Más bien, al revés. Conociendo a los iraníes, el shiismo, el shajidismo, su disposición a los sacrificios, el efecto será absolutamente el contrario. Si los yanquis no lo toman en consideración, se meterán en una aventura de la cual tardarán años en salir.
Sea lo que fuere, Washington ya trazó una línea roja en sus relaciones con Teherán. Para eliminar la amenaza iraní se dispone a actuar junto a Israel. Lo que aumenta el riesgo de que en esta región estalle una guerra que asestará un golpe al mercado petrolero, sostiene el experto del Consejo Analítico de política exterior y de defensa, Vladimir Averchev.
Los analistas relacionan el recrudecimiento de la retórica antiraní con la campaña de las elecciones presidenciales que ya está incrementando su ritmo. Los republicanos reprochan tradicionalmente a los demócratas de ser indecisos cuando se trata de los intereses de seguridad nacional. Esta presión seguirá creciendo y, al final, obligará a reaccionar a Barak Obama. Es poco probable que antes de las elecciones este se decida por acciones bruscas, pero después no se puede descartar la opción de intervención. Con más razón todavía, porque para este momento finalizará el plazo otorgado a la inteligencia para encontrar evidencias de armas nucleares en Irán. Una misión idéntica se llevó a cabo en su época en Iraq. Entonces, las armas de exterminio masivo nunca fueron halladas, pero la guerra se desató pese a todo. El tiempo mostrará si el Pentágono volverá a tropezar con la misma piedra por segunda vez.

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