sábado, 17 de diciembre de 2011

CARLOS R. ALVARADO GRIMÁN: MÚSICA EN LAS SENTINAS DEL TOTALITARISMO

“Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo” Albert Camus

El totalitarismo desde su irrupción en Europa a mediados del siglo XX, ha usado el arte y la música culta como una herramienta muy útil para cautivar, manipular e hipnotizar masas y al unísono vender al mundo civilizado éste sistema de terror, bajo una farsa faz de humanidad y sensibilidad por lo excelso.

Destacados directores y compositores devinieron en músicos oficiales de aquellos regímenes oprobiosos, Pietro Mascagni fue uno de esos casos emblemáticos de genios musicales, que sucumbió por ambición personal ante el totalitarismo Italiano. Mascagni abrazó la causa fascista de Mussolini, pero luego de la caída del régimen, murió aislado, triste y en la más absoluta indigencia.

En la Alemania Nazi, el afán de Adolf Hitler y Joseph Goebbles para demostrar la superioridad de la cultura aria, lograron reclutar a un número importante de grandes directores y compositores. Entre los más destacados se encuentran nombres de la talla de Wilhelm Furtwangler, Herbert Von Karajan, Richard Strauss y Carl Orff.

Los jerarcas nazis mientras jugaban a la promoción de sus riquezas culturales, eliminaban de la faz de la tierra a millones de seres humanos en los campos de concentración y de exterminio. Estos destacados músicos, una vez derrotado el nazismo, por el ejércitos aliado, pasaron el resto de sus días entre altibajos, justificando lo injustificable: Sus conductas miserables de alabanzas, complacencia y de instrumentos oficialistas de uno de los peores regímenes criminales y genocida que haya conocido la historia. Muchos historiadores han cuestionado el bajo concepto de humanidad que tenían estos personajes, quienes validos de ese don divino que sólo Dios concede, se pusieron al servicio de causas malignas.

La Venezuela del llamado socialismo del siglo XXI con Chávez a la cabeza, no ha querido ser menos. Los jerarcas del régimen, fieles a la tradición totalitaria, han montado en escena a dos talentosos e insignes directores de orquesta, como lo son José Antonio Abreu y Gustavo Dudamel, para que encubran ante el mundo los delitos de narcotráfico, terrorismo y violaciones sistemáticas de los derechos humanos contra millones de venezolanos.

Lamentablemente, Abreu y Dudamel son premiados y recibidos con alfombra roja, en países donde sus ciudadanos fueron víctimas de los horrores del totalitarismo y de sangrientas dictaduras sin percatarse que estos señores usan los escenarios mundiales para promocionar a uno de los regímenes más perversos que han conocido los ciudadanos venezolanos. El Sr. Abreu, últimamente, ha sido postulado para el premio Nobel de la Paz. ¡El mundo al revés!

El caso de Israel es especialmente vergonzoso. Chávez como ningún otro en nuestra historia ha manifestado pública y notoriamente su posición antisemita; puesto en dudas la ocurrencia del Holocausto; promovido acciones violentas contra objetivos israelíes; maldecido desde el fondo de sus entrañas al Estado de Israel y; abiertamente junto con su compinche Mahmoud Ahmadinejad conspira para exterminar al pueblo de Israel. No obstante, el señor Gustavo Dudamel principal propagandista cultural del facho-chavismo en el mundo, se pasea por los principales escenarios israelitas e incluso ha dirigido su orquesta filarmónica.

Esperaríamos al menos, que los ciudadanos cuyos ancestros han sido víctimas de iniquidades, ultrajes y violaciones a sus derechos humanos fundamentales, ejerzan su capacidad crítica, aplicando sanciones morales ejemplarizantes, contra quienes sin ética e irresponsablemente, promocionan regímenes perversos, colocando la música culta en las sentinas del totalitarismo.


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