miércoles, 16 de noviembre de 2011

PACIANO JOSÉ PADRÓN VALLADARES: DOS VECES POR QUÉ

         Dos preguntas, dos por qué: ¿por qué secuestran al grandeliga Wilson Ramos?, ¿por qué la eficiencia de las policías para liberarlo? Las respuestas son obvias. Wilson es un objetivo por su condición de grandeliga, se supone tiene dinero; pero hay mucho más, el secuestro del beisbolista es uno más en un país donde la vida y la propiedad están cada vez más disminuidas. De otro lado, la eficiencia policial en este caso está vinculada al escándalo internacional que surgió, el mundo miró hacia Venezuela con ojos escrutadores y críticas lacerantes. El régimen movió sus recursos, y lo logró; eso no ocurre con el ciudadano común, quien no encuentra respaldo alguno en los cuerpos policiales del régimen.  Me alegro por el rescate de Wilson Ramos, alegría que comparto con todos los venezolanos y con muchos más allá de nuestras fronteras.

         En el rescate operan todos los cuerpos policiales del régimen y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. La pesquisa movió a centenares de efectivos, y el operativo concluyó con una toma aérea y terrestre del lugar donde se hallaba el secuestrado. Hizo bien el gobierno al procurar y lograr el rescate. Lo criticable es que ésta sea una excepción; la norma es no hacer nada o muy poco; es como quien busca para no encontrar.

He llegado a la conclusión de que el régimen saca provecho de la delincuencia desatada, tal vez pretende amedrentar a los ciudadanos, someternos por terror. De lo contrario, es casi impensable tanta ineficiencia policial, tanta desidia y podredumbre en los cuerpos de seguridad. Es notorio que el tema de la delincuencia no está en la agenda del Presidente, eso no le preocupa, de eso no habla en sus interminables peroratas. Desde hace muchos años los venezolanos señalamos al crimen -robo, asesinatos y secuestros- como el más grave flagelo social, el que más afecta nuestra calidad de vida; así lo revela el 100 % de las encuestas.  No obstante, el silencio del amo del poder es evidente. En la campaña electoral hay que moverlo a debatir el tema, empujarlo al escenario de la confrontación sobre este asunto tan notable.

La corrupción policial ha llegado a tales niveles, que los ciudadanos tememos a los policías. En ellos no vemos al protector, al funcionario honesto y valiente que lo dará todo por nosotros, incluso jugarse la vida. Vemos en los policías otros delincuentes, del mismo o mayor peligro que los criminales comunes. Es impresionante y sin precedente el altísimo número de policías involucrados en delitos y asesinatos. En cada atraco de importancia, mediana o grande, hay uno o varios policías implicados. Aprovechan su posición privilegiada de autoridad, su arma y la información a la que tienen acceso, para delinquir con mayor facilidad y protección. Todos sabemos de la matraca y el chantaje. Los agentes policiales, en general, no son respetados, son temidos, como se le teme al delincuente.

Somos el país más violento de América, con la más alta tasa de homicidios. Somos el país de los secuestros y el paraíso del narcotráfico. Éramos, a escondidas, un país puente hacia Europa y América. Hoy somos un país consumidor y territorio libre de persecución a los traficantes, nos califican como narco-país. El régimen no hace nada contra el tráfico, menos aún la FAN y la policía. Lo podrido de los militares y de la fuerza del orden está al servicio de este abominable delito.

Si el único mal que tuviera el país fuese ésta desbordada y trágica delincuencia, tendríamos razón suficiente para decirle al Presidente ya basta, se le acabó el tiempo, Tte. Coronel Chávez.  Desgraciadamente hay más, mucho más. No lo podemos pelar. El 7 de octubre es el día.

PACIANO PADRÓN
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@pacianopadron

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