domingo, 20 de noviembre de 2011

OSWALDO ÁLVAREZ PAZ: SOBRE UN CUENTO REACCIONARIO (DESDE EL PUENTE)

Me refiero al cuento sobre izquierdas, derechas, centros y supuestos radicalismos en los extremos de las dos primeras caracterizaciones. Con ella se pretende ponerle etiqueta a quienes se declaran socialistas o comunistas en cualquiera de sus manifestaciones tropicales o mundiales en desuso, en el primer caso, y en el segundo, a quienes se identifican con el capitalismo con o sin adjetivos como “social”, “popular”, “ético” y paremos de contar. Para evadir o disimular convicciones se especula con la figura del centro. Es decir, se puede ser izquierdista o derechista, pero no tanto. La palabra centro ofrece un burladero para evitar ser considerado radical de alguna de las posturas. Pero el hecho cierto es que la historia contemporánea ofrece bastantes ejemplos de buenos y malos gobiernos de uno u otro signo y de dirigentes que, con cualquier calificación ideológica, son considerados ejemplos a seguir por su honradez, eficacia y vocación de servicio. Igualmente los hay absolutamente ineficaces, corrompidos en grado superlativo y, lo que es peor, corruptores de los pueblos que han sufrido la desgracia de tenerlos ejerciendo el poder.
Es hora de poner las cosas en su sitio. Jamás he sido socialista, ni he tenido debilidades hacia eso que llaman la “izquierda progresista”. Si aceptara los calificativos tradicionales me definiría como alguien de centro-derecha. Sería algo más acorde con lo que ha sido mi vida pública y mis convicciones desde la infancia. Pero la experiencia y el estudio van determinando que en el mundo de hoy lo que verdaderamente importa es lo que sirve, lo que funciona, lo útil para el desarrollo del ciudadano, de la sociedad  y de las naciones frente a lo probadamente fracasado, inútil y peligrosos por las dosis de racismo, odio y retroceso económico y moral que genera.
No hay matemáticas de izquierda y de derecha. A un cirujano no se le dice que opere un corazón por la izquierda o por la derecha, ni un ingeniero o arquitecto están condicionados por estos factores ideológicos para proyectar y construir una obra. ¿Fracasa el socialismo por la torta de Zapatero en España o el capitalismo porque Obama no esté a la altura de las circunstancias? ¿Qué decir entonces de presidentes como Felipe González o Ronald Reagan, ejemplos de seriedad y eficacia indiscutida? No menciono a Venezuela por la pena que siento al verla gobernada por la pandilla más cara e ineficiente de todos los tiempos.
Creo más que nunca en la dignidad de la persona humana, en la familia, en la perfectibilidad de la sociedad civil, en la justicia social como instrumento para el bien común y en los valores de la civilización judeo-cristiana, base de los principios que alimentan la democracia. Ustedes pongan la etiqueta. Nosotros seguiremos impulsando, dentro y fuera de nuestras fronteras, a quienes trabajen en la dirección señalada. El problema es más de condición humana, que de ideologías en desuso.
oalvarezpaz@gmail.com 
Lunes, 21 de noviembre de 2011

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