La Venezuela democrática jerarquiza sus problemas y necesidades. Se necesita un cambio radical para revertir hacia lo positivo las negativas tendencias del presente. Todos están dispuestos a aportar en la medida de sus posibilidades, entendiendo que la unidad es fundamental para ponerle punto final al desastre. Advierto que para mi la unidad no es unanimidad, sino el mayor grado de consenso posible sobre los temas fundamentales. Tampoco puede confundirse con complicidades indebidas. Es decir, se perdería la fuerza y hasta la magia, si en nombre de la unidad se toleraran desviaciones inaceptables o corruptelas de cualquier naturaleza.
El país se desmorona, el Derecho desaparece como instrumento regulador de la vida en sociedad, el aparato productivo privado está destruido y el público, empresas y servicios, muere en manos incompetentes y corrompidas. Los principios fundamentales del estado democrático se desdibujan, como la libertad en su sentido más amplio y la propiedad privada, hoy objeto de burlas sarcásticas y desnaturalización. El inventario al detal de nuestros males es enorme y suficientemente conocido. Lo hemos dicho muchas veces. Ya basta de diagnósticos, hay que entrarle a la situación con el hierro de los cirujanos en la mano. Los paños calientes nunca han sido suficientes en crisis tan profundas.
El último factor a considerar, por su gravedad, está en la ausencia de Presidente efectivo. Estamos en presencia de un golpe de estado constitucional de ejecución progresiva en contra de la Constitución de la República. Las instituciones no han sido capaces de cumplir con los deberes y obligaciones que la Carta Magna les señala. Uno de ellos es resolver el vacío de poder existente. Hugo Chávez, sano o enfermo, está desbordado por la situación. No tiene condiciones para seguir gobernando a Venezuela. Ni siquiera para ser candidato a la reelección presidencial el año próximo. La Constitución señala los caminos a seguir, pero los apóstoles y corifeos del régimen lo impedirán. La alternativa democrática deberá conducir a la nación con prudencia que no se confunda con debilidad, y con la firmeza necesaria para que, sin atropellar a ningún sector, se inicie el proceso de una verdadera transición inclusiva.
La convocatoria a la unidad nacional se basa en la defensa de la Constitución, de los principios básicos que identifican a esta República Federal. Allí están las líneas maestras para la orientación de las políticas a aplicarse en todas las áreas. Incluso, los caminos a seguir para enmendar o reformar su propio texto sin traumas ni sobre saltos. Venezuela necesita un gran pacto para lograr más seguridad de las personas y los bienes. Mayor libertad para trabajar y producir. Más y mejor salud y educación. La dignidad de la persona humana y el fortalecimiento de la familia por encima de todo. Menos presidencialismo y centralismo. Autonomía de los Estados y municipalización de la vida pública. Unidad por Venezuela
Lunes, 3 de octubre de 2011
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