lunes, 17 de octubre de 2011

KICO BAUTISTA: TODO INDICA QUE HAY UN GRAN CHANCE EN EL 2012.

No sólo es el declive del gobierno que como tendencia se registra en los más recientes procesos electorales. En la calle, en la gente, hay claros indicios de que Chávez, cual globo, viene desinflándose.
No se trata de un deseo, de algo que cualquier antichavista sueña y le prende velas. Chávez tiene plomo en el ala. Promete demasiado y no cumple.
Su oferta, el socialismo del siglo XXI, no soluciona nada. Al contrario. Millones de millones de dólares han entrado al país y, en vez de sembrar el petróleo, malgastamos toda esa enorme riqueza en gallineros verticales, cultivos endógenos y demás pendejadas.
La delincuencia actúa impunemente. La infraestructura se cae a pedazos. Los hospitales dan pena. No hay inversión. Mucho menos empleo y, para colmo, no se consigue leche ni aceite. Lo único que tenemos seguro es pura inflación y endeudamiento.
El modelo que Chávez quiere aplicar como norte es una oferta vieja e ineficaz. Se trata de una revolución en blanco y negro, clásica. Plena de lugares comunes y de formulitas elementales.
Todas las encuestas coinciden en la misma fotografía. La gente siente que estamos estancados. No hay progreso. Esto es una sola habladera.
Puros insultos y muy pocos resultados. Pero, con todo y este desastre, a Chávez para ganarle, hay que meter la chola a fondo. El gobierno maneja mucho real y, cada vez que hay elecciones, apela por la chequera. Y eso no es lo único, el Comandante Presidente sigue metido en el corazón de los más pobres y, aunque viene en picada, todavía le quedan muchos trucos.
El problema es la esperanza. El país anda buscando salir del estancamiento, una oferta superior. Gracias a Dios los candidatos de unidad democrática que aparecen con mayores posibilidades de triunfo tienen claro este asunto.
No basta con hablar mal del gobierno. Lo urgente es generar una nueva expectativa de cambio, honesta y creíble. Un planteamiento que convenza. La revolución no tapa huecos ni genera empleo. Pero, ha contribuido a politizar el país.
Los ni-ni o independientes, es decir el sector clave para ganar en el 2012, es un tipo pensante. Oye, evalúa, tiene sentido común. Es un elector con criterio. Según las encuestas logro zafarse de la confrontación y quiere escuchar algo que se le parezca, que lo emocione.
El discurso de Capriles apunta hacia allá. No ataca a Chávez ni le rinde culto a la peleadera. Tiene la mira en lo social, en los más pobres. Va dirigido a la mayoría y tiene como principal argumento el trabajo, las expectativas de superación. Su oferta es una vida mejor, el progreso. Eso, es verdad, lo puede ofrecer cualquiera. Lo que pasa es que en boca del gobernador de Miranda suena verdadero. Está respaldado por una gestión que se enfocó en construir escuelas, en mejorar el servicio de salud, en aparecer cerquita y solidario con la gente. Es ciertamente un camino. Respaldado por una biografía atractiva. Se trata de un liderazgo joven y con experiencia. Capriles fue presidente del Congreso, alcalde, gobernador, fue preso. Es un político exitoso. Un estratega bañado en suerte. Cierto que no es un gran orador. Ahora, tiene una personalidad muy definida. Es él y sabe mandar, trabajar con equipos. Nada de soberbia.
Cierta oposición, partidaria de otros candidatos, ha tratado de minimizar a Henrique comparándolo con Irene Sáez. Apuesta a ese desinfle por fashion. No reconoce el esfuerzo de discusión que hay detrás de su candidatura. En su discurso de lanzamiento Capriles se ubicó fuera del dilema la izquierda-derecha. Su oferta es progresista. Es un autobús con las puertas abiertas para que se monte cualquiera. No divide, une. Lo acompaña la Causa R, Podemos, Vanguardia Popular y una gama variopinta de personalidades que lo hace ver como un hombre de equilibrio, tolerante. Aun cuando es un militante de partido, su candidatura va más allá de Primero Justicia. Su color, su emblema es el tricolor, es Venezuela.
En la discusión hacia las primarias hay quienes apuestan a una elección de maquinarias. El equipo que acompaña a Capriles tiene en mente una jornada electoral de mucha gente. Eso no significa que la organización sea una debilidad. Los comandos tricolor son estructuras de campaña gerencial muy eficaces.
Aunque veo a Capriles favorito, sigo visualizando un final polarizado en febrero. Capriles por un lado, con su oferta de cambio progresista, y Pablo Pérez, por el otro, acompañado por AD, Copei y Proyecto Venezuela.
Las alianzas también son parte de lo que define a los candidatos. No son casuísticas o dependen nada más de los respaldos a alcaldes y gobernadores. Son parte esencial de la propuesta.
Espejos del pasado, reflejos del futuro. La postura de Leopoldo López, al final, puede ser la clave. ¿Se ira a pie, en Metro, en su propio carro o se montará en el autobús?

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