jueves, 6 de octubre de 2011

CÉSAR AUGUSTO MANZANO ZAVALA: UNA VEZ MÁS MARÍA CORINA

No abrigo la más mínima duda que quien llena todos los requisitos para llegar a desempeñar una Primera Magistratura que hará historia, es la diputada María Corina Machado.
En días pasados leí en El Universal, firmado por Carolina Gómez Ávila, un artículo que nos sitúa en el centro mismo de la política vernácula. 

El artículo de marras versaba sobre el Principio de Incertidumbre, materia de la física cuántica enunciado por el alemán Werner Heisenberg, premio Nobel de Física en 1932 y que según la autora se podría sintetizar así: “No se puede determinar con precisión, al mismo tiempo, la posición y momento de una partícula”. 

Carolina Gómez, en un alarde de humor, lo extrapola a la política nacional dejando ver que es imposible determinar la posición que un candidato tiene en relación con un tema, porque en efecto, si  lo detuviéramos en su movimiento para preguntárselo y obtener una respuesta, seguramente al comenzar a moverse de nuevo ese candidato cambiaría de posición.

Creo que el símil anterior describe una de las características de la mayoría de los aspirantes a la candidatura presidencial, característica heredada de la vieja política que a mi entender es factor principalísimo en la siembra de la desconfianza del elector en los dirigentes y partidos políticos. La larga brecha entre las promesas de todo tipo enarboladas durante las campañas eleccionarias y las realizaciones de los gobiernos, escasas siempre éstas en relación con las primeras, era producto también de las diversas posiciones o posturas que dichas organizaciones y sus dirigentes asumían frente a los complejos problemas que aquejan a una sociedad que, como la nuestra, en la medida en que crecía incorporaba nuevas demandas, en una dinámica que terminó por arrollar a la dirigencia y por desilusionar a los ciudadanos.

Así se fue abonando el camino para que hiciera su aparición en el escenario un mesías con diferente ropaje,  que obnubiló no sólo a las masas sino a muchos de alto vuelo en el mundo intelectual, político y económico, quienes lejos de hacer hoy un mea culpa público andan por allí pontificando e incluso aspirando a la candidatura presidencial. Hemos llegado a la tragedia que hoy vivimos, no por una casualidad ni por la genialidad que algunos le atribuyen al autócrata, sino por el resquebrajamiento de las Instituciones, de los valores republicanos y democráticos, por haber hecho de la política un medio para alcanzar prebendas y riquezas súbitas y no una vocación de servicio a la sociedad y al país.

Hoy por hoy necesitamos una figura que represente la antítesis de lo que nos trajo hasta aquí y más aún, de lo que hoy está en la dirección del Estado. Es por ello que al analizar una a una las personas que del lado de la oposición democrática aspiran a la candidatura presidencial, no abrigo la más mínima duda que quien llena todos los requisitos para llegar a desempeñar una Primera Magistratura que hará historia, es la diputada María Corina Machado.

Ya lo decíamos así en entrega anterior. A medida que he seguido su desempeño en la Asamblea Nacional y ahora en sus actuaciones como precandidata presidencial, durante las cuales ha planteado con valentía las soluciones ágiles y efectivas de los problemas que más agobian a nuestra sociedad, mayor es mi convicción de la conveniencia de que María Corina alcance la nominación como candidata de la Venezuela democrática, de la Venezuela progresista, de la Venezuela decidida a rescatar los valores que la coloquen en  el concierto de las naciones desarrolladas. Y es que María Corina no se anda con rodeos para llamar a cada cosa por su nombre. Mantiene un discurso constante, sin altibajos. En ella no se aplica el Principio de Incertidumbre que mencionábamos al inicio. Su recia personalidad, su coraje, la pasión que pone en cada palabra, en cada gesto, la convicción al exponer sus planteamientos, su sencillez en el trato, su condición de mujer joven, de madre, todos esos atributos le están sumando adeptos a su candidatura. En mi caso personal puedo dar fe de ello porque un buen grupo de mis contactos a quienes envié meses atrás una exhortación invitándoles a apoyar la candidatura de María Corina y cuya respuesta fue de rechazo, han vuelto a escribirme en días recientes para manifestarme su cambio de opinión y su decisión de apoyar a María Corina.

Es que hay sobradas razones, además de las que ya mencioné, para que mucha gente esté pasando a engrosar las filas de apoyo a María Corina, que tiene la preparación, la garra política, la intuición de mujer, una importante trayectoria de éxitos gerenciales  y el carácter que se requiere para afrontar las difíciles situaciones que nos esperan. Yo insisto en que llegó la hora de la mujer en nuestro país y abrigo la convicción que María Corina será una Presidente que llevará a Venezuela por la senda del progreso, de la libertad, de la inclusión y de la creación de oportunidades para sus ciudadanos. Así será.

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