En los primeros años del cuatrienio 2000 – 2004, en nuestro país hubo una corriente involucionista inspirada por quienes precisaban pescar en el río revuelto de esa “atipicidad” encabezada por el entonces presidente de la República, Hipólito Mejía. A muchos de ellos no sólo se les veía anhelosos de mostrar en las fotos, al lado del presidente, la similitud en la escasa presencia de cabello en la cabeza, sino que también se sumaban quienes precisaban del uso de los medio de comunicación masiva para destaparse en expresiones sindicadas contrarias a la decencia, las buenas costumbres, la buena educación… A ello no se escapaban uno que otros “profesionales” en el ramo.
No obstante jactarse de sus más de cincuenta años como comunicador, es precisamente en dicho cuatrienio cuando el aventajado comunicador de marras, y unos que otros segundones, encuentra el ambiente propicio para lograr la fama y fortuna que no había podido en los más de los años anteriores. En aquel ambiente, él parece haber obtenido la licencia para la contra censura; para irse empoderando en decir lo que se le viniese a la boca sin ningún comedimiento; como si se tratara de un ser venido de otro mundo, sin dolientes ni parientes en nuestro planeta Tierra; lo que no es así, porque él no escatima esfuerzos para sobresaltar una cimera preparación de los suyos, lo que no dudamos.
Del 2004 a nuestros días parece haberse colado a la nueva era, al nuevo estilo de ecuanimidad, de decencia, de prudencia, y más aun, por estos días, se le escucha con cierta ostentación de ser un intocable, alguien que está por encima del bien y del mal; abusando más que del clima de democracia jamás vivido en nuestro país, del gran apoyo y respeto que ha venido reiterando el Dr. Leonel Fernández a la gran clase de periodistas y comunicadores sociales lo que hace extensivo a sus funcionarios. Pero la apariencia engaña. Los peledeístas saben distinguir muy bien entre libertad y libertinaje, y todo el mundo sabe que la NO SENSURA tiene sus días contados.
Recientemente el candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano hizo declaraciones públicas instando a agricultores dominicanos a que incumplan con sus compromisos frente al Banco Agrícola, ello en su obvio afán de neutralizar el ascenso indetenible de la preferencia ciudadana a favor de la candidatura del Lic. Danilo Medina; sin duda alguna, una más de las innúmeras muestras de lo descabellado del pensamiento pepehachita. Luego, en la última parte de su comentario del día 31-08-11 en el programa de la Z101, viene Álvaro Arvelo Hijo a decirnos que todo el mundo cayó en un gancho porque Hipólito Mejía había dicho eso de broma…
¿Sobre lo atípico? Álvaro Arvelo es un comentarista atípico porque no escatima esfuerzo en recordar a sus “amigos” la generosidad prometida o acostumbrada a través de ese: “buchipluma no más…”; sobre sus insinuaciones de aquellos personajes del viejo oeste que mueren “por no sacar a tiempo…”, etc. Es atípico, porque quiere imponer sus ideas y que nadie las riposten. Es atípico porque prepara su coro antes de cada encuesta suya, soliendo ignorar aquellas respuestas ajenas a su voluntad… Es atípico porque, siendo ese programa uno de los más escuchado en la radio, no le importa las diferentes edades en las familias radioyentes para expresar sus malas palabras… CONTINUARÁ
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