Las circunstancias se conjugan para hacer recaer en el CNE la responsabilidad de determinar el futuro del país. Las cuatro rectoras chavistas -Socorro Hernàndez, Tibisay Lucena, Sandra Oblitas y Tania D´Amelio - tienen que ponderar muy bien su comportamiento. De ellas dependerá, en buena medida, que Venezuela se beneficie de una transición pacìfica o se hunda en la anarquía y eventualmente en la violencia.
Al fin se empieza a observar con preocupación creciente el comportamiento del Consejo Nacional Electoral (CNE), porque no cumple su función de àrbitro imparcial que le asigna la Constituciòn y es esencial en toda sociedad democrática.
La presidenta del CNE atribuye tales reclamos de imparcialidad a "alborotadores de oficio";.
Hasta los emplaza a comprometerse desde ahora a respetar los resultados de las elecciones presidenciales. La doctora Lucena ha debido hacerle ese emplazamiento al general Rangel Silva, hasta hoy el único venezolano que en forma cruda, brutal, sin vaselina, anunció que la Fuerza Armada desconocerìa esos resultados si fuesen desfavorables a Chàvez. En todo caso, esta manifestación de gorilismo no debe quitarnos el sueño. El grueso del estamento militar no participarìa en esa aventura sin destino.
La ruta electoral es la que conviene. Lo màs favorable para la oposición democrática es que Chàvez sea el candidato a enfrentar. Aunque usted no lo crea, deseamos que salga victorioso de su patètica batalla contra el cáncer, de manera que tenga fuerzas para participar activamente en la campaña electoral.
Las razones de tal preferencia, que podría parecer insincera, son fáciles de entender. Chàvez ha fracasado estruendosamente como gobernante. Durante bastante tiempo, ese inocultable fracaso no le erosionaba prestigio y arrastre por su carisma indudable. Pero le llegó la hora de la verdad. Los venezolanos la están pasando muy mal, sobre todo en los mayoritarios sectores populares.
Ahora saben con exactitud quien es el culpable de sus carencias y padecimientos. No votaràn por èl. No son estúpidos ni masoquistas. Amor con hambre no dura. Carisma con hambre tampoco dura. Eso de la ¨conexiòn religiosa¨ es ocurrencia de encuestòlogos imaginativos y avispados.
De todos modos Chàvez es un contendor ante el cual no se puede bajar la guardia. Su ego es tan robusto, se le ha inflado tanto, que no le permite admitir que pueda ser derrotado limpiamente y verse obligado a traspasar el poder a un candidato opositor victorioso. En democracia resulta inconcebible que quien gobierna sea quien cuente los votos. En Venezuela se dà en la pràctica este contrasentido. Por la docilidad y obediencia del CNE , en definitiva es Chàvez quien decide los resultados electorales. Siendo asì puede arreglárselas para no aparecer derrotado, si la oposición no permanece alerta y actùa en consecuencia.
Las circunstancias se conjugan para hacer recaer en el CNE la responsabilidad de determinar el futuro del país. Las cuatro rectoras chavistas -Socorro Hernàndez, Tibisay Lucena, Sandra Oblitas y Tania D´Amelio - tienen que ponderar muy bien su comportamiento. De ellas dependerá, en buena medida, que Venezuela se beneficie de una transición pacìfica o se hunda en la anarquía y eventualmente en la violencia.
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