Tres mujeres: Sonia Camacho, Yarelis Guédez y Venezuela Fernández llevan para el momento de publicación de este escrito más de 40 días en huelga de hambre, hace dos días no beben ningún tipo de líquido, amenazan con radicalizar su protesta y quitarse el suero, que las mantiene vivas. ¿Cuál es la razón de su protesta?
Ellas, las Mujeres de Negro, exigen la libertad de los presos políticos venezolanos, los cuales han sido encarcelados sin haber cometido crimen alguno, simplemente disienten del actual régimen o han sido seleccionados como sus chivos expiatorios.
Estas mujeres se han dirigido directamente al primer mandatario nacional, a quien le han dirigido una carta pública, que solo ha sido divulgada a través de muy pocos medios. Ellas han sido amenazadas por seguidores del oficialismo, su campamento ubicado frente a la Sede del PNUD, ubicado en Parque Cristal, ha sido atacada en dos oportunidades. Esas mujeres llevan a cabo una protesta pacífica, aunque su acción es contundente, carece de violencia.
A pesar de la nobleza de la causa por la que abogan Sonia, Yarelis y Venezuela, que es la de los presos políticos, esos mismos que solo son recordados cuando es conveniente, ha tenido muy escaso apoyo, la solidaridad está ausente. En unas últimas declaraciones dadas por las huelguistas, ellas decían que ni la oposición, ni la jerarquía eclesiástica les había prestado apoyo.
Al analizar la situación, es posible que quienes representan a los diferentes grupos que comparten proyectos políticos o creencias religiosas, no estén de acuerdo con una protesta radical, pero la humanidad no debe ser dejada de lado. Cuando se está en presencia de una acción que puede llevar a quien la despliega a serios quebrantos de salud o la pérdida de la vida, considero personalmente, que lo mínimo que debe hacerse es enviar un representante que dialogue con las huelguistas, que les escuche, que analicen en forma conjunta los pro y contra de esta protesta radical.
En Venezuela se han dado y siguen dando huelgas de hambre, hay protestas todos los días por motivos muy profundos, como son solo por mencionar dos, las muertes debidas a una inseguridad que está diezmando a nuestra juventud, y, la carencia de justicia, contado como uno de los casos emblemáticos el de los presos políticos.
Si es verdad que queremos una Venezuela mejor, es necesario que en vez de mantener un llanto plañidero, se revise la situación con toda honestidad y responsabilidad, se piense primero en el país, se llame a los expertos (que en Venezuela los hay y muy buenos) en la materia, se haga un plan de trabajo que se ejecute a brevedad, con carácter de obligatoriedad y con el debido seguimiento.
No hacer algo, no tomar las medidas necesarias es condenar al país a la barbarie, a su juventud a la muerte violenta como primera causa de fallecimiento. Y, en el caso de las Mujeres de Negro a una muerte por inanición, debida a una causa como la de los presos políticos, que NO existe en los países en los que hay democracia.
Por Dios, se esté o no se esté de acuerdo con la huelga de hambre como forma de protesta, NO dejemos que vuelva a ocurrir otro caso como el de Franklin Brito, el cual es una vergüenza para todos, tanto para aquellos que niegan la justicia, como para aquellos que parecieran tener unas gringotas que solo les permiten ver lo que tienen enfrente y para aquellos que en forma impasible ven el país destruyéndose y a la nación diezmada y siguen como si AQUÍ NADA PASA.
Mercedes Montero
mechemon99@yahoo.co.uk
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