Pregunta sin respuesta pasada una década bajo régimen socialista. Nos resulta de interés, habida cuenta que la precitada falta de "cobro" cumplió el mismo tiempo en espera. Porque son muchos, entre ellos quien acá les escribe, que señalan el de 1998 como el único evento comicial donde el teniente coronel Hugo Chávez se impuso legítimamente.
En lo adelante, todos y cada uno de los comicios han sido objeto de un espeso y fundado manto de dudas que dificultan en grado sumo el reconocimiento político del régimen en gobierno por parte de un considerable sector de la población, más allá del obligado acatamiento a un gobierno sostenido por la fuerza militar.
De allí que, en nada sorprenda la particular dificultad observada en la mayoría demócrata nacional, para concretar triunfos políticos por cualquiera de las vías establecidas en la Carta Fundamental. Así entonces tenemos, la sucesión de eventos políticos, populares y comiciales habidos en 12 años (11 de abril, paro cívico nacional, RR, parlamentarias 2005, elecciones presidenciales 2006, reforma constitucional 2007, entre otros) cuyo denominador común se mantiene: superioridad cualitativa y cuantitativa demócrata, con resultados siempre al socialismo.
Sobre el porqué de tal situación existen muchas teorías, entre las cuales una persiste: La ausencia de una dirigencia demócrata calificada para imponer los cambios políticos demandados por la nación. Tal calificación podríamos fundamentarla en 3 virtudes, indispensables a quienes pretendan lograr lo que hasta ahora nadie ha podido, a saber: honradez, valentía y pericia.
Tales carencias resaltan en cada uno de los eventos políticos prenombrados, en unos más que en otros, pero siempre evidentes, de allí la necesidad por tener presente tan dura lección, sobremanera ante las primarias 2012.
Se abre entonces la posibilidad para establecer ciertos y determinados parámetros que nos permitirán calibrar en mejor manera las posibilidades para cada uno de los aspirantes a derrotar a Hugo Chávez en las presidenciales 2012.
Así entonces, cualquier precandidato presidencial con fundada pretensión, tendría que evidenciar en su tratativa política, una disposición indubitable para la confrontación de las ideas, contra quien siempre ha entendido a la actividad gubernativa como la continuidad de una guerra.
Quien rehúya la diatriba en medio del caos gobernante, difícilmente podrá ganar y "cobrar" en un escenario caracterizado por la tesis bélica, verbigracia: Las presidenciales de 2006.
De igual modo, la solvencia moral, la honradez del aspirante, deberá superar la media exigida al común ciudadano habida cuenta la inescrupulosidad del socialismo cuando es gobierno. No en vano el sentimiento demócrata nacional continúa manifestándose favorable a la nueva generación de políticos.
Aceptemos que para esta nueva oportunidad, nada será favorable a nuestro "cobrar" más allá del mérito propio, necesitado sí de un liderazgo político que personificado en el candidato, posea la suficiente autoridad moral para superar el escollo donde tantos claudicaron. ORA y LABORA.
caballeropercival@hotmail.com
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