El descaro sube en ascensor, la decencia por la escalera.
Este gobierno perdió sus límites. En esta loca carrera por intentar revalidar sus poderes, ha perdido todo dejo de decencia en materia de ventajismo electoral. Las cadenas presidenciales se han convertido en novelas, que buscan desesperadamente apelar a sentimientos que ya el venezolano enterró hace rato. La manida historia del enfermito y sus diarios sufrimientos dejo de vender nuevos capítulos. El pueblo quiere soluciones a sus problemas y no se traga esta aburrida boa, de un enfermo con ventaja, al tiempo que nuestros seres queridos dejan la vida en las calles del país. El pueblo pide decencia gubernamental, más trabajo y menos habladera.
Si quiere una muestra de lo que el país ya decidió, ponga un ojo en las elecciones sindicales de Alcasa la semana pasada. En el mero centro de la revolución, la oposición les gana esas elecciones con más de sesenta por ciento de los votos. Rodó la cogestión obrera que destruyó a Guayana y le cobraron al gobierno la cantidad de calamidades por las que está pasando la región. Le cobraron el desastre de las cabillas, como le cobrarán la comida podrida, la destrucción de la industria cementera, el acabose de Agropatria y los estantes vacios de las tiendas Bicentenario.
Este gobierno no tiene nada que vender, salvo la lástima que produce un presidente enfermo y los intentos de hacernos ver que tienen funcionando un plan vivienda a toda marcha.
Le vendimos la soberanía a los extranjeros que ahora pisan suelo venezolano con sus inversiones, con sus decisiones y con sus obreros. Mientras eso sucede, gastamos nuestro dinero en armas para defendernos de los yanquis, pero le regalamos el país a los cubanos, en oscuros contratos de intercambio para pagarle a Fidel las bondades de sus atrasos tecnológicos. El llano venezolano está lleno de chinos, manejando el proyecto de un tren que no terminará nunca. Miles de millones de dólares invertidos sin control en contratos manejados por consorcios chino-cubanos, mientras los venezolanos somos arrimados a un lado. ¿Cuándo Venezuela necesito de bielorrusos, rusos y chinos para hacer casas? Después de acabar con las cabillas, el cemento y los bancos, acabó con los constructores, para dar paso a esta invasión extranjera. Nacionalismo y bolivarianismo ridículo el de este gobiernito.
La cuenta electoral de Chávez requiere de quimioterapia. En estado terminal, camina derechita hacía un estrepitoso fracaso que construyeron a fuerza de engaños, errores, mentiras y medias verdades.
La gran ventaja de la oposición en estas elecciones es que sencillamente venderá verdades y venderá también obras de gobierno en los lugares donde hace gobierno, aun a sabiendas de la guerra permanente que este gobierno les ha hecho. Nunca antes un gobierno lo había hecho peor, por tanto tiempo y con tanta consistencia. Pareciere llevar una enfermedad por dentro que requiere de pociones salvadoras.
@pereiralibre
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