sábado, 2 de julio de 2011

ENRIQUE PEREIRA: CHÁVEZ TIENE UN CANCILLER

Corrió hacia adelante. No tiene nada de raro. Lo hizo leyendo, lo cual es raro.

Lo que rodaba y crecía como una bola de nieve, en boca de todos, ahora está confirmado de la propia mano del presidente comandante. Operado dos veces en Cuba, una de ellas de un tumor con células malignas. Un “canciller” reconocía sin mayores rodeos.

Me siento al teclado con sus palabras todavía calientes en mi cerebro, con la imagen fresca de su rostro –ahora enjuto- buscando el papel que soportaba sus palabras. Le doy vueltas y vueltas a lo que nos dijo, pero también a los que nos quiso decir. El escenario sencillo; con Bolívar a su izquierda y el pabellón nacional a la derecha, en un calculado plano americano, con la cámara un poco por debajo de su horizonte, para presentarlo por encima de los televidentes.

La pieza oratoria, concebida de manera impecable, perseguía hacernos entender que Chávez no está derrotado, que sigue allí dando la batalla y que tal como lo hiciere en dos ocasiones anteriores, retornará desde sus escombros para continuar imponiendo el socialismo. Que nadie en su cuadra se equivoque. El comandante sigue siendo el comandante y también el presidente.

El comandante sigue siendo el candidato para las próximas elecciones. Les tomó unos veinte días hablarle al país con la verdad en la mano. Ahora la sarta de payasos de la corte real, esconden su cara de las vergüenzas que debe suponer haberle mentido al pueblo. Razón tenía el Canciller cuando advirtió que Chávez libraba una dura batalla por su salud. Chávez tiene un Canciller que le habla claro al mundo.

Verdugo no pide clemencia. Millones de venezolanos, hemos sido afectados por un estilo de gobierno y unas decisiones que han llevado a este país al lugar donde lo tenemos hoy. Millones de venezolanos, hoy pasan trabajo como inmigrantes fuera de nuestras fronteras. Miles de personas perdieron sus propiedades, sus industrias y sus inversiones y ahora con un dejo de lastima, ven a un hombre visiblemente consumido, por una enfermedad que no puedo desearle al peor de mis adversarios, el qué quiso acabar con mi sagrada libertad. No me pida clemencia, pídasela al Dios de sus acciones.

El chavismo no tiene hermanos, ni hijos. El Chavismo es Hugo Chávez, personificado como el Dios barines que conduciría –Moisés emulado- a nuestros pueblos al otro lado de las aguas, al paraíso prometido por el socialismo del siglo veintiuno. Ese puesto no lo puede ocupar otro personaje. El chavismo sin Chávez, no existe. Ahora se plantean caminos diferentes, a las puertas de un año electoral para elegir presidente. La revolución estudia sus alternativas.

La cadena de anoche puso a correr a un gentío, que ahora analiza escenarios distintos a los que se manejaban una semana atrás. La prensa trabajó redoblada para cambiar sus portadas del viernes y cuidado si Laureano no tuvo que dar una carrera para intentar reconstruir su editorial del periódico Tal Cual. El Rodeo dejó de ser noticia.

Las próximas semanas serán cruciales. Chávez debe regresar a Venezuela, para que no se le alborote el gallinero. Hoy más que nunca debemos amarrarnos a la Constitución y prepararnos para un giro que requerirá del concurso de los mejores venezolanos.

A Chávez lo enseñaran de vez en cuando, para que certifiquemos que sigue allí.

@pereiralibre


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