"Inteligencia y militar son términos contradictorios." Groucho Marx
1.- COLETTE CAPRILES: INDIGNADOS LOS DE AQUÍ
2.- ALONSO MOLEIRO: SOBRE LA “CANALLA MEDIÁTICA”
3.- LEONARDO ATENCIO FINOL: MUROS DE VERGÜENZA
Martes, 28 de junio del 2011.- Hora: 4 PM Conversatorio con LEOPOLDO LÓPEZ Lugar: Fundación Raúl Leoni.- Sede de Acción Democrática.- La Florida. Caracas.
La Fuerza de la esperanza se mueve. Esfuérzate, anímate y trabaja. Por la restauración moral de la República, ¡a la carga!. Solo faltan 564 días, cuenta regresiva inexorable. Artículo 231. Constitución de 1999. El nuevo Presidente tomará posesión el 10/01 del primer año de su período constitucional.- @raulamiel
COLETTE CAPRILES: INDIGNADOS LOS DE AQUÍ
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| LA JUSTICIA DERROTADA |
Los episodios de violencia carcelaria se muestran como una tomografía siniestra de la arquitectura del poder que el régimen ha pretendido instalar. Desde el principio, desde aquellos infames decretos golpistas en 1992, no ha variado esta concepción del poder a pesar de que pueda haberse hermanado luego al burdo leninismo exportado por Cuba: su esencia, su columna vertebral, es la idea de que la legalidad no es más que un conjunto de instrumentos de la voluntad arbitraria de quien manda.
La obsesión por cambiar el orden legal y la naturaleza misma de la ley lo proclama así, pero, como efecto secundario, esa legalidad es a su vez completamente desechable y reinterpretable según las codicias particulares de los mandones, o del mandón ante quien estos se postran. Por lo tanto, se ha producido una disolución del Estado.
Ha quedado al descubierto no una simple máquina de corrupción que trafica con la ley, sino la extensión monstruosa de la arbitrariedad y de la voluntad personal por sobre los pactos civiles.
El poder paralelo de los "pranes", verdadero ejército privado que extiende su influencia en todos los niveles del Poder Judicial, lo demuestra así. El régimen interviene con una violencia terminal a través de un dispositivo militar destinado a hacer visible su determinación, y hasta en la circunstancia extrema de la sangre y el fuego sigue presentando el episodio como parte de una ficción "política", y no como lo que es: el momento del colapso de una política real destinada a destruir el sentido de la justicia.
El Gobierno ha construido en estos casi trece años un engranaje de la perversión judicial (pretendiendo sustituir a una presunta justicia "burguesa", entendiendo por tal todo aquello que se opone a su voluntad e intereses) que ahora funciona autónomamente, que ha creado sus propios intereses, mecanismos, jerarquías de poder, negociados multimillonarios y que muestra su propia resistencia. Estos presos están al margen del Estado de Derecho, pero no son sino un espejo espantoso, porque todos, absolutamente todos los ciudadanos de este país están desasistidos frente a los escombros de un Estado que ya no tiene sistema legal ni procedimientos para impartir justicia.
Esto incluye, claro, a quienes se creían protegidos por su cercanía con el poder, muchos de los cuales serán las próximas víctimas. Pero el aparato de propaganda y de censura está averiado. Mientras la televisión oficial niega los hechos primero, y luego los pervierte construyendo una narrativa ridícula que pretende hacer pasar las tanquetas de la Guardia Nacional como emblemas de respeto de los derechos humanos, las fuentes de Internet hacen circular la información relevante.
En estos últimos días la dinámica de la "verdad digital" se ha parecido a las de las "revoluciones" del Medio Oriente, mostrando, en definitiva, que la masa crítica está del lado de la oposición y que el rompecabezas se está armando: las cárceles, la electricidad, la precariedad de las vías, la inflación, la escasez, la miseria, la delincuencia y la violencia cotidiana están apareciendo como una constelación que se articula sobre el mal gobierno, un gobierno en el ocaso.
El régimen responderá con más ficción. Espectáculos de recibimiento al César, toneladas de pintura, miles de franelas rojas, desfiles militares, discursos.
Leyes de retaliación que intentarán castigar el pasado para justificar el horror del presente. Represión selectiva hacia organizaciones de derechos humanos. Pero la eficacia de estas lamentables tácticas se diluye cada vez más. El país quiere institucionalidad, no espectáculos.
ALONSO MOLEIRO: SOBRE LA “CANALLA MEDIÁTICA”
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| MANIPULACIÓN MEDIATICA |
Una realidad paralela ha ido enhebrando con el paso de los años el oficialismo en torno a la mortificante recurrencia de los problemas más graves existentes en este país.
Invocar la existencia de la “canalla mediática” se ha convertido, además de una muletilla sin contenido, en una palanca refractaria para no tener que darle explicaciones a nadie en torno a los pasivos existentes en la obra de gobierno.
El uso compulsivo de frases precocidas sin un correlato preciso en la incidencia de los hechos acaba por darle los perfiles definitivos al escudo defensivo que ha construido el chavismo para evadir sus responsabilidades y evitar potenciales pasivos electorales, cerca, como ya están, los comprometidos comicios de 2012.
Una circunstancia que rebasa al estamento gobernante y su burocracia: se expresa de los medios oficialistas; sus periodistas, sus activistas sociales y sus dolientes en general. Puesto de frente ante la dramática realidad nacional, el chavismo luce hoy un movimiento atrincherado, con el sentido común extraviado, negado a formalizar debates en torno a las evidencias de los hechos.
Parecen aterrorizados ante la posibilidad de que alguien les ponga en evidencia eso que a quienes no lo somos nos luce elemental: que no pueden con los problemas nacionales; que tienen en sus manos un país completamente desencuadernado, y que, con dos lustros a cuestas, comienzan a ponerse viejas las excusas y los expedientes acusadores a terceros.
No se trataría, entonces, únicamente, de que los problemas existentes son magnificados o trajinados por la presunta “canalla mediática”. Técnicamente estos terminan siendo, mediante un sibilino artificio, los culpables de todo lo que está sucediendo en este país.
Los motines carcelarios y la toma militar de los panales El Rodeo I y II desnudan una realidad de una crudeza que es imposible de disimular. Es, por supuesto, una de tantas: estos insumos que ofrece un destartalado entorno nacional al cual uno aspiraría que nadie se acostumbre. No se trata únicamente de hacer un balance sobre el número de muertos. Hemos podido presenciar como algunos reos portan en sus celdas armamento militar de alto calibre, y que se desplazan por esos espacios como los auténticos ejecutores del poder político que, en teoría, le toca ejercer al estado.
La cobertura de estos hechos, en lo tocante a las empresas de información independiente, ha sido desarrollada por un grupo periodistas intachables, libres de toda sospecha. Profesionales íntegros, en los cuales el país puede confiar plenamente, que tienen que lidiar, no sólo con los entornos hostiles que cabe imaginar, sino con unas autoridades negadas a facilitarles su labor, a los cuales consideran sus enemigos, reñidos con cualquier idea medianamente cercana a la transparencia.
Recostar sobre ellos, o sobre dirigentes de oposición, la carga de lo sucedido en las últimas semanas en las infernales cárceles venezolanas, constituye un deplorable ardid. Es imposible no verle las costuras a la risible triangulación de culpas que ensayan los diputados del PSUV.
LEONARDO ATENCIO FINOL: MUROS DE VERGÜENZA
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| MUROS DE VERGUENZA |
El horror que vivimos los venezolanos por el drama humano de la cárcel El Rodeo, refleja el caos de un país que perdió el norte y una sociedad enferma que pareciera no darse cuenta del abismo hacia el cual nos orienta la "revolución". No se trata de la maniquea distinción entre buenos y malos a lo que nos enfrenta el Gobierno nacional, es un problema de derechos humanos y sobre ello llamamos la atención en torno a dos hechos concretos: la desinformación reinante y las contradictorias declaraciones del comandante de la Guardia Nacional (GN), del alto Gobierno, del Ministerio Público y demás funcionarios que intervinieron en la situación, orientadas como es costumbre en el régimen, a desentenderse de su responsabilidad.
En el primer caso, la información oficial sólo se circunscribió a declaraciones sobre los "caídos" de la Fuerza Armada y los "esfuerzos" del Gobierno nacional por controlar la situación, los cuentos bonitos sobre la "humanización" carcelaria y los reiterados llamados al diálogo, después de la sangrienta represión. Sobre los presos, la ley del silencio que priva puertas adentro de una cárcel, causal de zozobra en los familiares y su justificada protesta. En ese contexto se observa la indiferencia gubernamental ante el problema porque no se atendieron las señales del volcán a punto de estallar en que se ha convertido el sistema penitenciario nacional y la inacción del Poder Judicial.
Por otra parte, es inconcebible que el comandante de la GN muestre todo un arsenal incautado a los presos, drogas, equipos electrónicos y licor, como si esos objetos hubieran llegado a las manos de los internos por arte de magia, como si no hubiera complicidad de miembros de ese cuerpo y los custodios civiles. Un infierno donde priva la ley del más fuerte y el Estado abandona su responsabilidad de resguardar la vida de los internos en manos de lospram, que hacen pingües negocios porque todo se compra, hasta la vida misma. Mientras no se humanice el sistema y las instalaciones, los traslados no son más que una posposición de los problemas y abrir nuevos frentes de batalla.
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