sábado, 11 de junio de 2011

GUILLERMO A. ZURGA: EL TEMA CENTRAL DE LA CAMPAÑA ELECTORAL PRESIDENCIAL (FUENTE ANALITICA.COM)

Si en Venezuela existiese la democracia, donde el gobierno, los partidos políticos, los poderes públicos y población en general, respetasen los principios y reglas de juego de la democracia, establecida en la constitución de esta republica, no se producirían confrontaciones mayores, que no sean las típicas de una democracia plena y normal.


El caso venezolano es atípico, dado que el gobierno viola constantemente la constitución, ha secuestrado a los demás poderes del estado, quienes actúan y trabajan en función del proyecto político del ejecutivo nacional, y evidentemente no actúa democráticamente.

Persigue y cierra medios de comunicación, irrespeta y persigue a la disidencia, toma arbitrariamente propiedades privadas, incita a sus seguidores a invadirlas, persigue y castiga irracionalmente a la industria privada, utiliza al poder judicial para perseguir políticamente a sus adversarios. Y algo isólito, el tesoro nacional se maneja a discreción del presidente.

Por otra parte, el ejército venezolano no se pronuncia en favor de la democracia y el respeto a la constitución y a las leyes, sino que por el contrario, su cúpula está virtualmente del lado del gobierno nacional, y le apoya y defiende incondicionalmente en todas las arbitrariedades que comete y no defiende la democracia, como está establecido en la constitución.

Aún cuando la descentralización está establecida en la constitución,  con algunas leyes írritas, el gobierno maneja administra y opera directamente un conjunto de organizaciones e instalaciones, que por ley deberían estar bajo la tutela y administración de los gobiernos regionales, tal es el caso de aeropuertos, puertos, hospitales, cárceles, vías de transporte e institutos educativos, entre otros que escapan de mi memoria.

Este es el anárquico  entorno donde los gobernantes regionales de la oposición ejercen sus funciones a medias. Digo a medias, porqué el ejecutivo nacional a modo de tenerlos limitados y controlados, e impedir que hagan una buena gestión, una de las primeras acciones que corrientemente practican contra ellos, es la de limitarles el flujo normal del presupuesto que les fue aprobado. Por el contrario, les retardan y congelan los presupuestos hasta límites inaceptables, si es que alguna vez se los suministran completos.

No obstante todo ello, las gestiones de los gobernantes regionales en su gran mayoría, se destacan por lejos de sus homólogos del gobierno, quienes por supuesto, cuentan con el apoyo completo e incondicional del gobierno central, y aún así, la gestión de muchos de ellos termina siendo opaca, sin obras ni proyectos importantes que mostrar.

Cuando evaluamos la intensidad de la lucha por las libertades, de la justicia y la reivindicación de la democracia plena en Venezuela, se pudiera afirmar, que el importantísimo rol que deberían tener los líderes de los partidos políticos opositores en esta parte de la lucha, pareciera que no se está dando con la intensidad y eficiencia con la que los venezolanos opositores de a pié, comunes y corrientes como yo, pensamos debería darse.

Para un denso sector de la oposición al totalitarismo, al despotismo y a las dictaduras, la bandera de la democracia debería ondearse con mucho más frecuencia, orgullo y vehemencia del que actualmente se observa en el rol de la dirigencia opositora, parte importante de la cual son los gobernantes de la oposición. En esta lucha en favor de la democracia  debería ser tomada por la oposición, como su  icono emblemático en la presente campaña electoral.

A las viejas dictaduras militares de los Somoza (Nicaragua), Trujillo (Republica Dominicana), Rojas Pinilla (Colombia),  Marcos Pérez Jiménez (Venezuela), Augusto Pinochet (Chile), Noriega (Panamá), y otras tantas, no se les expulsó de sus gobiernos respectivos por ser solo malos administradores. Simplemente, se les expulso por ser dictadores, enemigos acérrimos de las democracias y opresores de sus pueblos.

En lo político, el actual gobierno venezolano no se distancia mucho de estas mencionadas dictaduras, con el agravante de ser más populistas que estos, ser un pésimo administrador y se pudiera radicalizar aún más, de ganar las próximas elecciones. De hecho, en algunas páginas de Internet, el gobierno venezolano está políticamente clasificado como una dictadura, de las más despiadadas, con la disidencia.

Los dictadores que en estos últimos meses han sido derrocados en África (Muhammad Hosni Sayyid Mubarak - Egipto, y  Abdine Ben Ali - Túnez) y los que están por derrocar en África y en el Medio Oriente (Libia, Yemen, Siria, Irán), ha sido por el largo historial como dictadores y opresores de sus respectivos pueblos,  por estos  odiados presidentes.

Las elecciones presidenciales que se realizarán el próximo año en Venezuela, serán atípicas e inéditas, con dos posiciones políticas y económicas claramente definidas y abiertamente enfrentadas, como lo son: a) democracia con capitalismo y b) totalitarismo con socialismo. Dos propuestas con diferencias ideológicas básicas tan pronunciadas, que no dejan lugar a dudas, sobre cuál debería ser el punto central de la campaña. ¿Democracia o dictadura?, esa es la clave del dilema, al cual se someterá a los venezolanos el próximo año. De estar el venezolano común consciente de esta realidad, no creo que prefieran una dictadura a una democracia.

Está suficientemente demostrado en el mundo real, que los factores y problemas más importantes que inciden sobre nuestra calidad de vida, se resuelven más fácilmente en democracia, con un sistema económico de libre mercado. No existe en el mundo ningún ejemplo real de país alguno que haya resuelto eficientemente los problemas cotidianos del pueblo, aplicando  el sistema económico socialista, conocido comúnmente como estatista.

Pareciera no tener mucho sentido, que la campaña electoral se centre y se desarrolle, como si fuera una elección presidencial típica cualquiera, prevaleciendo la solución a los problemas cotidianos, cuando la clave está en la de ofrecer al pueblo, la reconquista de la democracia con todos sus principios y atributos, la cual ya hemos perdido en alto grado, y de ganar el chavismo las elecciones la perderíamos totalmente, hasta no se sabría cuando.

En conclusión, no creo que con solo ofrecerle soluciones a los problemas cotidianos del venezolano, se ganarán las elecciones presidenciales. Es necesario exacerbar, el sentimiento de necesidad del venezolano, por las libertades y la democracia que nos han sido quitadas en gran parte por este régimen, que intenta convertirnos en comunistas.


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