Las encuestas que no se publican o se publicitan poco, silencios cómplices, apuntan a que la candidatura para derrotar al continuismo debe ser la de una mujer valiente.
Este gobierno está bien aconsejado, tiene orientadores cubanos, rusos, españoles, de todas partes, muy bien costeados todos, con capital de los venezolanos. Bien retribuidos, dispuestos a hacer cualquier cosa por sorber de las arcas de Venezuela y le meten a la cabeza del señor mandante que es el nuevo Trotsky y que tiene que expandir la revolución mediante una dispendiosa regaladera de recursos a sus socios del Alba y a quien quiere captar para sus planes de extensión supra continental.
Mientras que en nuestro petro estado la pobreza extrema campea, la inflación una de las más alta del mundo encarece el costo de la vida, la inseguridad personal nos mantiene entre rejas, no tenemos luz ante una crisis energética, ni agua ante el colapso del servicio.
Este gobierno es derrotable. Hay que desmarcarse de la cuarta República que no fue un prototipo de perfecciones por lo que no se otorgó, no se fraguó, no se expresó, o los ciudadanos no compartieron.
De la cuarta, nos desmoronamos en la quinta República del comunismo a la cubana. Tenemos que convencer a todos de que viene la sexta República con bienestar y libertad para salir de esta sobredosis de socialismo.
De la cuarta, nos desmoronamos en la quinta República del comunismo a la cubana. Tenemos que convencer a todos de que viene la sexta República con bienestar y libertad para salir de esta sobredosis de socialismo.
Este gobierno tuvo toda la oportunidad, todo el dinero, todo el poder y no logró sus objetivos de solventar los grandes problemas nacionales. Entonces, la alternativa democrática debe convencer qué vamos hacia adelante. .
Por más fuerza que tenga para la alternativa democrática el concepto unitario este no alcanzara para derrotar a esta docena del fraile temporal de desaciertos y frustraciones. Tenemos que presentar una candidatura que desde el vamos represente a la victoria.
Las encuestas que no se publican o se publicitan poco, silencios cómplices, apuntan a que la candidatura para derrotar al continuismo debe ser la de una mujer valiente.
Esa candidatura debe estar claramente desmarcada del pasado, su frescura debe ser evidente para ser capaz de despertar la pasión del ciudadano y romper el vínculo emocional que tiene el electorado chavista prisionero del ser rico es malo para manipular el resorte de la pobreza como impulsador de un gobierno populista y demagogo.
Esa candidatura debe contar con un programa de gobierno con propuestas audaces y creíbles presentando una verdadera visión de renovación y cambio comparando el presente con un futuro esperanzador para así concretar una alternativa capaz de derrotar a todo el aparato de un Estado, convertido en partido político, que empleará su maquinaria para buscar la permanencia del régimen.
Debe tener experiencia gerencial, debe saber oír, tomar en cuenta las posiciones de otros actores políticos que puedan dar un aporte con un balance entre la innovación y la experiencia, que haga énfasis en la necesidad de "hacer equipo" y así, a la vez, distanciarse del modelo de liderazgo personalista. Que no cierre las puertas a las personas experimentadas, cuando llegue la hora de la verdad o una crisis en un gobierno de unidad nacional
Debe prometerle al país una visión que se pueda describir como la de una Venezuela que a corto plazo logre mejorar en los aspectos políticos, sociales y económicos. Con la determinación de llevar el barco a puerto seguro, la firme intención de mejorar el país y de no aspirar a una reelección.
La inclusión debe ser su principal bandera, tiene que hablarle a un público mucho mayor que la oposición tradicional, incorporando lo que la opinión pública le atribuye al contrario como una fortaleza anunciando que incrementara los presupuestos para los planes sociales para hacerlos más eficientes, eficaces y efectivos.
Precisamos una presidenta que potencie el auto abastecimiento nacional y que limite a sus justos términos la economía de puertos. Que diversifique la economía y limite al estado rentista. Que haga valer los derechos de propiedad y la libre empresa. Que establezca un salario mínimo que realmente alcance para cubrir las necesidades familiares. Que haga esfuerzos tangibles por controlar la inflación. Que potencie la descentralización. Que motive a los emprendedores. En fin que supere la incapacidad del actual gobierno administrando con un amplio criterio lista y en consulta con la sociedad civil organizada.
Y esa candidatura, con las características descritas, la próxima presidenta de Venezuela, tiene nombre y apellido. Ella debe tomar la iniciativa, sabemos su nombre. Sabemos de su rol como guardiana de la pulcritud del voto y de su brillante actuación parlamentaria. Si es otra, escríbanlo, se perderá la sexta república y continuará la quinta.
carlos.padilla.carpa@gmail.com
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