La Venezuela de hoy requiere de cambios humanos, estructurales, evolutivos y coherentes, esos cambios no pueden ser cosméticos, tímidos o demagógicos. Nuestra Venezuela reclama hombres y mujeres con valores morales, éticos y familiares, dotados de coherentes aptitudes y actitudes de estadista y gerencia, estos gobernantes deberían tener desprendimiento de intereses nepóticos, partidistas y grupales, deben ser ciudadanos trasparentes, con cuentas claras, emprendedores y con vocación de servir, no de servirse.
Si se insiste en más de lo mismo “de estos 12 años nefastos y de los 20 malos años anteriores” (en los que se sustituyeron los valores y principios por chambonearía, cabronerías y mediocridad), el resultado será el fracaso, la frustración, más corrupción y miseria. El cambio “evolutivo” a que aspiramos los venezolanos decentes, trabajadores, estudiosos y emprendedores, son cambios concretos y verdaderos, muy profundos en lo moral, programático y administrativo, todo se puede hacer y es previsible dentro de una buena fe y voluntad política coherente.
Los nuevos gobernantes o gobiernos del pueblo, para el pueblo y con el pueblo, deben ser capaces de insertar a Venezuela en los países del primer mundo sin pobreza. La gente en la calle habla de la inconveniencia de poner en la presidencia a un politiquero “que se lanza a todo” cuyas ambiciones y codicias se le salen por los poros, que esté viciado, con antecedentes clientelista o rosquero. Si elegimos a alguien así, “tendremos a otro Chávez populista” y seguro que no acertaremos y será una nueva decepción.
Los ciudadanos comentan que hay políticos “opositores” que ganaron con los votos de toda la oposición y su gobierno ha sido fofo, con publicidad engañosa y muy sectarios, nunca han integrado a sus gobiernos Estadales o Municipales a gente con calificación y honestidad, solo les han dado cargos gerenciales a personas de sus entornos clientelares y familiar, los cuales no proceden con honestidad y trasparencia. Es posible que no sean los saqueadores chavistas, pero sus actuaciones y gestión dejan muchas dudas y también les gusta mover las cosas a “realazos” y con guisos.
El hecho de querer lanzarse a presidente o elegir a alguien “porque Chávez es peor que cualquiera de ellos” no es garantía de éxito, y menos seguridad de pulcritud, trasparencia y recto proceder. Estamos (a mi juicio) incurriendo en un equívoco esquizofrénico o gafo, al permitir que gobernantes que no han sido capaces de disminuir la pobreza, o crear nuevas fuentes de empleo, construir viviendas y/o mejorar los servicios públicos, sean ahora los “salvadores de la patria”. Juan pueblito dice: aceptemos que Chávez es malo, mentiroso, demagogo, comunista, violador consumado de los derechos constitucionales y totalitario caótico; pero -por favor-, “hasta cuando unos cara duras, rayados de la IV República, pretenden seguir jorobando al pueblo”, eso a mí no me saca de abajo. Hay que oír al pueblo.
Para restaurar una República prostituida y empobrecida se requiere, en lo político, buscar una nueva República con fortaleza económica e igualdad social, donde exista el imperio de la ley y la Constitución, lo que implica vigencia plena de los derechos civiles, políticos y humanos. Es necesario tener nuevos líderes con moral, ética y luces visibles. Gente con rechazo de más del 30% es un riesgo peligroso “así gane una primaria”, lo cual beneficiaría a Chávez “candanga” y su campaña de engaños fabulosos, “como eso de que hará 2.500.000 viviendas y 3.000.000 de empleo en los próximos 8 años” (“es un Híper caradura”), pero hay gente –y que opositores- haciendo daño y facilitando el montaje; “a otro perro con ese hueso”.
Nadie puede estar por encima del sentido común, de lo moral, lo justo y la dignidad humana… los venezolanos no somos pendejos. La Venezuela de hoy tiene un Estado muy corrompido, sin instituciones públicas moralmente respetables y lógicamente aptas; los jueces no hacen justicia, solo se lucran de la injusticia; los banqueros (hoy más que nunca) se dedican a montar negociados perversos con los corruptos burócratas del régimen y los seudos empresarios rojos-rojitos. Son pocos los banqueros que se dedican a promover el emprendimiento social trasparente; la mayoría de los militares andan en trajines non santos y en negocios visibles u ocultos, nada que ver con acatar la Constitución y defender la seguridad nacional; los poderes públicos están postrados, desmoralizados y acobardados ¿eso es democracia?
El Estado que debemos construir “no debe tener desperdicios” y sus prioridades deben ser: a) Disminuir la pobreza con empleo sustentable y productivo, crear una sociedad de propietarios rurales (agro, ganadería y pesca), fabriles, turísticos, textiles, calzados, tecnólogos de punta y derivados del petróleo); b) Seguridad pública, jurídica y social (cero crimen y delincuencia, fin de la desprotección social e injusticias); c) Educación para el trabajo y el cogobierno social: Un nuevo docente debe nacer, con elevados sueldos y bienestar, capacitados para enseñar moral, cívica, historia, idiomas, matemáticas, organización social o comunal y conocimientos fundamentales para
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