No ha llamado la atención la nueva ley de alquileres, se presta más atención al CNE, al show de Makled o a la computadora de Raúl Reyes; no ha habido un escándalo, los políticos consideran inteligente no oponerse a este plan de regalo masivo a favor de los inquilinos. Esa ley les entregará gratis los apartamentos y las casas a los arrendatarios, dejará de ser una obligación pagar alquileres y los dueños habrán perdido su propiedad, afectará a millones de venezolanos, tendrá un impacto político, el país se dividirá aún más.
Chávez no construirá ni la décima parte de las viviendas prometidas pero regalará neveras, cocinas y apartamentos, y desde ya los que viven alquilados aumentarán sus ingresos con la sencilla fórmula de pagar tarde o no pagar sus alquileres, lo cual no los entristecerá. No habrá ninguna razón para cumplir un contrato, ni tampoco para mantener una propiedad. Eso en Cuba volvió a La Habana una ciudad en ruinas; en Venezuela no existen tales mafias de arrendadores.
En los barrios, algunos cobrarán el alquiler de sus ranchos a como haya lugar, habrá violencia, pero surgirá un sector de la población que temerá la derrota de Chávez en 2012 y la vuelta a la obligación de pagar alquileres; sabrá que Chávez les garantiza conservar la propiedad robada, los habrá vuelto cómplices de este socialismo del siglo XXI.
¿Le quita el sueño a Miraflores que nadie alquile de aquí en adelante una vivienda? Lenin decía que los capitalistas le venden al Estado la soga con que los ahorcarán. Es cierto, los constructores están buscando contratos en los planes de construcción oficiales.
A Chávez le interesa ganar las elecciones presidenciales, después que venga el diluvio, sólo que ya comienzan las lluvias y no habrá Arca de Noé que nos salve. El país afronta mucho más que un problema jurídico o una violación de la Constitución, temas a los que Miraflores le concede la importancia de la famosa raya adicional para un tigre.
Chávez ha hecho un cálculo elemental: hay más arrendatarios que arrendadores.
Los apagones aumentarán cuando apriete el calor, la pavimentación pirata de avenidas y calles ocultará unos meses los huecos, en otra época tardaba 20 años en deteriorarse el pavimento. La autopista al litoral y vías como la que comunica Caracas con el occidente están en riesgo.
Sacar a Chávez del poder, pacífica y democráticamente, se ha vuelto un deber patriótico, la propia soberanía nacional esta en juego: al final de este Gobierno nada impedirá a nuestros vecinos aprovecharse de la descomposición del país.
Chávez fracasó al intentar detener la crisis eléctrica, no hay razones para suponer que la situación mejorará en 2012, sin contar con que ya comienza a sentirse el deterioro indetenible de los demás servicios, los teléfonos funcionan peor, Internet pasa horas desconectado, puentes y carreteras se caen a pedazos. Aunque cuente con precios de petróleo muy superiores, Miraflores no detendrá el desmoronamiento del país.
Ya Chávez no habla de que volverá Venezuela una tacita de plata… y de triunfar en 2012, muchos venezolanos abandonarían el país.
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