Algunos, esperanzados, creíamos que el asunto Libia se iba a resolver pronto, pero por los vientos que soplan no es así. Y esto es harto lamentable, toda vez que es el pueblo libio el que está sufriendo las funestas consecuencias de la terquedad criminal de un gobernante enloquecido, que se niega a salir del poder a pesar del cerco interno e internacional al que está siendo sometido.
Ya se habla con insistencia de una guerra civil que se podría prolongar en el tiempo. Las fuerzas rebeldes parecieran no tener el suficiente poder de fuego para rematar la faena. Por su parte, el tirano Gadafi tampoco para acabar con la revuelta, a pesar de que cuenta con las armas del estado, mercenarios y muchos recursos logísticos.
Sin algún tipo de ayuda exterior, los rebeldes difícilmente podrán finalizar el conflicto como todos deseamos.
Es en este contexto que surge la propuesta de mediación del presidente Hugo Chávez, quien, como todo el mundo sabe, ha expresado su vieja amistad con Gadafi. Incluso se ha dicho que el libio supuestamente financió la actividad política del venezolano antes de que éste llegara a la presidencia. También se ha mencionado que varios dirigentes allegados a Chávez mantienen relaciones desde hace mucho tiempo con el tirano Gadafi.
La propuesta de mediación que hace Chávez, la hizo apoyar por sus acólitos del grupo ALBA (Ecuador, Nicaragua, Cuba, Bolivia), en reunión que tuvo lugar la semana pasada en Caracas.
Lo primero que debe decirse al respecto es que una mediación, sea la que sea, no puede ser dirigida por una parte interesada, más bien, parcializada, como lo es Chávez frente a Gadafi.
La simpatía e identificación de Chávez con el libio están registradas en múltiples declaraciones públicas.
Por otro lado, el presidente de Venezuela ha tenido el descaro de desconocer las palmarias evidencias de matanzas perpetradas por el régimen gadafista en las últimas semanas, por no decir las que ha cometido durante todo su mandato de décadas.
Los crímenes de lesa humanidad que ha determinado la comunidad internacional, y que ha llevado al Consejo de Seguridad de las NNUU a tomar medidas drásticas de carácter financiero y comercial, entre otras, amen de solicitar la intervención de la Corte Penal Internacional, al presidente Chávez no “le constan”, no existen. Por cierto, con la propuesta, Chávez se pone al margen de lo decidido por la comunidad internacional sobre Libia.
Las distintas pruebas gráficas y testimonios de matanzas contra el pueblo libio que los medios internacionales han reseñado, para Chávez no tienen ninguna relevancia o credibilidad. Para él, como para el tirano Fidel Castro, todo es una campaña mediática del imperialismo que busca desacreditar a Gadafi, para apoderarse de las riquezas petroleras de Libia. Como si la revuelta espontánea y legítima de los libios que han decidido valientemente luchar por su libertad, hubiese sido estimulada desde afuera por los intereses de EEUU y Europa.
La propuesta de Chávez no es creíble, ni viable, porque no viene de alguien confiable o imparcial. El que le dé crédito en el ámbito internacional es un ingenuo, o desconoce quién es el personaje de marras.
No puede hablar de paz o conciliación, quien tiene a su país dividido, enfrentado, por causa de una ejecutoria gubernamental y de una retórica política, caracterizadas por la intolerancia, el lenguaje procaz e insultante, la exclusión, la falta de diálogo y prácticas arbitrarias y antidemocráticas.
¿Que autoridad moral puede tener un gobernante de este talante para proponer la paz o la mediación en cualquier conflicto internacional?
Pues ninguna.
Para los gobiernos serios del mundo que saben suficientemente quién es Chávez la propuesta que comentamos será considerada como otra ocurrencia más de quien sólo tiene un afán de figuración mediática, y que, de paso, busca ayudar a sobrevivir a su amigo.
Que el pueblo libio sepa, que los demócratas venezolanos no apoyamos esa propuesta engañosa, que sólo persigue la preservación en el poder del tirano. Que añoramos que ellos salgan lo más pronto posible del reino de ese sátrapa asesino, corrupto y demente que es Muammar Gadafi.
La libertad triunfará al fin, con seguridad. Ojalá que el régimen que se establezca después de esta pesadilla de 40 años se enrumbe por el camino de la democracia y la prosperidad.
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