Eso necesitamos. Un Estado venezolano dedicado a sus funciones propias de: gobierno, administración pública, legislación y jurisdicción, al tiempo que, la generación de la riqueza económica sea labor de ciudadanos particulares, empresarios nacionales y foráneos, todos bajo tutela de la Constitución y la ley
No puedo llegar sino a esta conclusión, luego de intensa reflexión sobre el porqué de esta tragedia política nacional. Que a la fecha aún nos gobierne el teniente coronel Hugo Chávez con su régimen absurdo, cuyo reciente desatino lo hallamos en su apoyo a Muamar el Gadafi, es algo fuera de lo común.
Pero la causa del desastre no es exclusiva del socialismo; 12 años no bastan para que ese veneno político llegare a obtener por sí solo los resultados acá vistos. No. Hay algo más. Tampoco basta con la habilidad para el ardid del comandante de marras. Mucho menos se explica por el componente racial del gentilicio venezolano, ya la sociología se encargó de refutarlo.
Entonces me inclino por el pregón del Libertador: "Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades", frase dada ante el Congreso de Angostura, la mañana del 15 de Febrero de 1819 en Santo Tomás de Angostura, capital de la Provincia de Guayana, hoy llamada Ciudad Bolívar.
Estimo que fue demasiado el daño causado a Venezuela por la "partidocracia" de otrora, por cuanto debilitó en tal medida al cuerpo social, que hizo posible no solo el ascenso de esta desgracia "El socialismo", mediante trucos ahora sabidos, sino algo peor: continuamos siendo incapaces de restaurar la Constitución.
Porque resulta insensato sostener que la permanencia del régimen socialista en el poder, se deba únicamente al apoyo incondicional de la fuerza militar. Igualmente el creer, que su minoría popular, le alcance para tal permanencia. El problema es mayor, es general, es colectivo.
Es nuestra sociedad, que luego de 12 años de socialismo no ha merecido contar con una dirigencia demócrata de suficiente autoridad "moral" como para inspirar una lucha política eficiente contra los antivalores al mando. La generalidad de nuestros más conspicuos dirigentes resulta presa fácil ante las tratativas innobles del socialismo en gobierno, por cuanto la honradez y la valentía siguen siendo sus materias por aprobar. Verbigracia: La in-disimulada negación del común de nuestra dirigencia ante el espectro de una prisión política, o bien frente a cualquier investigación sobre su particular peculio.
Pero es que nuestro liderazgo político tampoco cuenta con las necesarias "luces" en la doctrina demócrata, que le permita proponer con éxito ante las mayorías decepcionadas, una alternativa política válida frente al absurdo hecho tiranía. Se conforman con plantear un "socialismo bueno" ante el "malo" ejecutado por Hugo Chávez, como si el socialismo no fuera doctrina intrínsecamente perjudicial para cualquier sociedad.
Nuevos paradigmas en relación a lo ya conocido y fracasado. Eso necesitamos. Un Estado venezolano dedicado a sus funciones propias de: gobierno, administración pública, legislación y jurisdicción, al tiempo que, la generación de la riqueza económica sea labor de ciudadanos particulares, empresarios nacionales y foráneos, todos bajo tutela de la Constitución y la ley. Porque el mejor momento para sembrar un roble ya pasó, fue hace 20 años, y la segunda mejor ocasión: la tenemos hoy. En fin, moral y luces. ORA y LABORA.
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