lunes, 7 de marzo de 2011

MODERACION, POR AHORA. RAMON GUILLERMO AVELEDO

El gobierno ensaya una estrategia de “normalidad”. Hace gestos a la clase media. Monta un espectáculo en la Asamblea. Devuelve la ley de universidades y amaga con recortar la habilitante. Deja en libertad a algunos presos políticos. Cambia el tono de su publicidad. Envía a la ministro a visitar la UCV. Salvo un embajador distraído que los descalificó y unos jóvenes psuvistas que montaron una cruel parrillada en frente, porque no cogieron la seña, trata con respeto a los estudiantes huelguistas, lo visita y les hace concesiones. Hace dos meses que no expropia. 

Todo mientras a la alternativa política la golpea con todas sus fuerzas y no retrocede un centímetro en el desarrollo del “Estado Comunal” inconstitucional y con vocación totalizante. 

Han decidido acercarse al centro que es el espacio donde se ganan o se pierden las elecciones. Para tranquilizar y disuadir afanes de cambio. Vamos a ver cuánto dura esa línea. Después de 2012, claro, sería otra cosa.

ALERTA QUE CAMINA

Regalar réplicas de la espada del Libertador ha sido uno de los gustos que se da el Señor Presidente de la República y, por eso mismo, uno de los principales actos de la política exterior por estos años. La espada “camina por América Latina”, a veces vuela y, dado como andan las cosas, puede ocurrir que corra, si se la lleva el portador en caso de salir corriendo.

En ocasiones el Presidente, tan adicto a la hipérbole y tan propenso a conferir carácter “histórico” a sus actos, traspasa los linderos de la prudencia, aún si esos se fijan de manera amplia y flexible. Emocionado, cuando entregó la espada al dictador libio Coronel Muammar Gadafy, dijo a los cuatro vientos que Gadafy era a Libia lo que Bolívar a Venezuela. Entonces, voces muy diversas de aquí hicieron conocer sus dudas acerca de la idoneidad de esas manos para empuñar una espada que, para nosotros, tiene tanto contenido simbólico. Con el gobernante africano el Presidente ha proclamado reiteradamente su hermandad y en Trípoli ha recibido un Doctorado Honoris Causa y un Premio Muammar Gadafy a los Derechos Humanos, la cual, reconozcamos, es una denominación sorprendente. 

En estos días, el epónimo del premio a los Derechos Humanos ha resuelto utilizar la fuerza aérea de su país para bombardear a su pueblo, ha sometido a sangre y fuego las manifestaciones y ulteriores disturbios, y ha usado mercenarios en esos menesteres represivos. El motivo es que una proporción nada despreciable del pueblo libio ha tenido la ocurrencia de que 42 años es como suficiente para el gobierno de su líder. 

El ministro británico del Exterior, Señor Hague, a quien uno debe suponer serio y bien informado, declaró tener elementos para suponer que Gadafy podría estar en camino a nuestro país, lo cual fue prontamente desmentido por los gobiernos de Venezuela y Libia. ¿Por qué se produjo esa especie y por qué podía tener credibilidad? Pues por la afinidad declarada entre los dos regímenes, algo a lo cual le ha hecho bastante propaganda el nuestro. 

Con comprensible embarazo, nuestro gobierno había guardado silencio sobre la situación de Libia. Luego optó por una prudente expresión bastante diplomática, y finalmente ha terminado por acompañar a los también fraternos regímenes de Cuba y Nicaragua en ponerse del lado de Gadafy. La televisora oficial Telesur, también ha orientado sus informaciones en el mismo sentido, y el embajador venezolano en Trípoli se ha atrevido a lo que ni el hijo de Gadafy osó: decir que todo es paz y tranquilidad en esa nación. 

Uno, que nunca pierde las esperanzas de un viraje a sensatez, hace votos porque esta experiencia ponga freno a la costumbre de repartir espadas de Bolívar a cuanto personaje le provoque, y con motivo de ello ir por el mundo pronunciando discursos que pongan al país en una posición indeseable.

EL PUNTO G

¿Cuál es el secreto para fracasar escandalosamente como ministro y sin embargo conservar el cargo y ser cada día más poderoso? Pregúntele al Ingeniero Jorge Giordani, exégeta de la “aritmética bolivariana” y teórico del “socialismo desde la escasez”. En su comparecencia ante la Asamblea Nacional este jueves 24, el profesor mostró dónde reside su pegostosa adhesión a la Gaceta Oficial. 

Puede generar con sus orientaciones la inflación más alta de América Latina y una de las mayores del planeta entero. Puede acabar con la producción, demoler la moneda, fomentar la desconfianza, reducir las oportunidades de empleo de calidad para los venezolanos, disminuir las exportaciones, aumentar las importaciones, incrementar el endeudamiento. Pero si usted adula sin recato y emula al jefe en capacidad de insulto, incluso superándolo para hacerlo ver moderado, habrá descubierto el Punto G(iordani) del poder personalizado y concentrado, y bebido de la fuente de la eterna nómina en estos tiempos llamados revolucionarios. Es, sencillamente, una cuestión de desvergüenza. 

BIAGGIO EN LA ASAMBLEA

Biaggio Pillieri está, finalmente, allí donde los yaracuyanos votaron para que estuviera y la Constitución decía que debía estar, en la Asamblea Nacional. Fue electo diputado el pasado 26 de septiembre, proclamado en seguida, y el ensañamiento de alguien poderoso en un clima de arbitrariedad, lo mantenía preso porque sí, porque no me da la gana acatar la voluntad de los votantes y la disposición constitucional. 

El caso de Pillieri, quien asumió su injusta prisión y su manipulado proceso con una dignidad conmovedora, dio la vuelta al mundo. Protestas en todas partes, dentro y fuera. La más reciente la de los jóvenes universitarios. Pronunciamientos políticos e institucionales. 

Hay más presos políticos, más juicios arbitrarios, más uso político de la justicia. Que el gobierno use su influencia en los demás poderes para ponerse a derecho.

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