viernes, 25 de febrero de 2011

UN LLAMADO AL LIBERALISMO JOVEN DE HONDURAS. OCTAVIO PINEDA ESPINOZA

Ante un análisis tranquilo y desprejuiciado de la realidad hondureña, vemos con tristeza y asombro el paulatino desmontamiento del Estado de Derecho y de la institucionalidad nacional de parte de la administración Hernández Alvarado-Lobo, el marcado autoritarismo de estos personajes autocráticos que ahora enmascaran la falacia de las “ciudades modelos” y las reformas al artículo 5 de la Constitución bajo un manto de “democracia”, cuando lo que hacen es preparar sus “negocios modelos” y la burla más grande a la soberanía popular con la complicidad de otras bancadas incluyendo al ala empresarial y económica de la del Partido Liberal que con altos grados de miopía, no pueden discernir que por perseguir sus negocios particulares están destruyendo su posibilidad de ganar el poder y sus más caras atribuciones como representantes del pueblo.

El llamado al servicio público involucra un alto grado de compromiso nacional, no sólo para con los ideales de un partido político sino que con la idea bien arraigada en el pensamiento y en el corazón del político, que se siente parte de algo más grande que él mismo y que sus ambiciones particulares, que siente como compromiso que su aporte a la realidad nacional presente y futura de la nación no sólo lo honra sino que salvaguarda los mejores intereses del país y de su futuro, reflejado en sus propios hijos y los de los ocho millones de compatriotas que aspiran a una vida mejor.

Las organizaciones que por antonomasia han representado y deben representar y canalizar las aspiraciones de la ciudadanía son los partidos políticos, el fortalecimiento de esa ciudadanía viene a través de la educación, de la formación y de la capacitación y reingeniería dentro de estos órganos sociales, eso involucra una renovación inteligente de sus estructuras, el aprovechamiento de la historia y de las enseñanzas del pasado y un paso firme de la dirección partidaria, de toda la institucionalidad interna de los partidos y de sus aspirantes a diferentes cargos bajo una idea común y una estrategia compartida, requiere someter el ideal y la aspiración personal al paradigma colectivo de la institución, en mi caso, del Partido Liberal de Honduras.

Podemos llenar miles de páginas de los diarios, miles de horas radio y televisión discutiendo y señalando culpables del descalabro y desunión del PL y así lo que lograremos es terminar de enterrar a esta institución necesaria para ofrecer el contrapeso real ante el autoritarismo campante en estos momentos, debemos recordar que “el poder absoluto, corrompe absolutamente” y que el mismo sólo se contiene si existe una oposición constructiva y solvente moralmente para contrarrestar los abusos de quienes ven al Estado como botín y estilo de vida y no, como una responsabilidad y una tarea de construcción de ciudadanía, ese valor lo ha perdido el Partido Liberal en estos momentos al encamarse con las camarillas que corruptamente dominan al Estado hondureño desde dos de los tres poderes existentes constitucionalmente.

Es ante tal realidad que mi llamado no va dirigido hacia las estructuras arcaicas, anquilosadas y comprometidas con intereses corporativos y personales al interior del PL sino ante la joven y prometedora clase emprendedora, profesional, estudiosa y formada de este instituto político para que, junto a la clase media y a los hondureños liberales de cualquier condición social o económica que se sientan comprometidos con el Partido pero más allá, con el país, a que dirijamos por primera vez y con conciencia la ansiada unidad liberal, la necesaria unidad nacional y la verdadera transformación partidaria y nos deshagamos también inteligentemente de aquellos que han corporativizado el Partido y a su militancia, que lo han alejado de sus principios y que lo han desdibujado hasta dejarlo convertido en una caricatura, mi llamado pues es a que no sigamos siendo peones de los pleitos de los caciques, de los viejos con ideas viejas ni de los jóvenes con ideas viejas, estoy seguro que podemos hacerlo mejor si nos sentamos con serenidad y voluntad a construir ese camino de vuelta a la civilidad y a la victoria.

OCTAVIO PINEDA ESPINOZA 
Catedrático universitario, político


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