Chávez sabe que él y su partido pierden fuerza. El conoce las encuestas y está consciente de la perdida de respaldo a su gestión de gobierno. Sabe que el PSUV tiene serias limitaciones, que es un partido entrabado con un fracaso muy fresco aún, que no ha podido superar el trauma de la derrota. Sabe por las encuestas e informaciones, que su “revolución socialista” no crece. Su discurso ha venido perdiendo caudal popular. Su política y mensaje ya no convence como antes, en forma sostenida pierde seguidores. Por otra parte, Chávez comienza a entender que la OEA constituye un importante foro político internacional, al mismo tiempo percibe que el fuerte entredicho que tuvo con el secretario general de la OEA por la Ley Habilitante puede presagiar un cambio no favorable para su gobierno, pues, Insulza manifestó públicamente que la “Ley Habilitante” que temerariamente Chávez y los suyos aprobaron es totalmente contraria a la Carta Democrática Interamericana. Los países que integran la OEA saben que la Ley Habilitante priva de facultades sustanciales al poder legislativo de nuestro país.
SE ROMPE LA CADENA |
Cabe considerar que las lecciones de la historia nunca son aprendidas a tiempo, por eso, tantos gobiernos autoritarios y autocráticos se han equivocado en el pasado y se siguen equivocando en el presente, cuando creen que para obtener la sanción de una ley en la que están políticamente interesados basta con producir un texto normativo con métodos viciosos y la vote un cierto número de diputados. La legitimidad de la ley no se agota en lo formal, no basta con producir un texto normativo que supere los escollos institucionales de su pura legitimidad formal, una norma legal deberá contar, además, con ese segundo valor o requisito ineludible que es su legitimidad sustancial o de fondo.
SOL A LA ESPALDA |
Ante la realidad de poder que no lo favorece, un hombre como Chávez apela a la idea de la política centrada en torno al poder y a la lucha propia de épocas críticas, en las que desde el ejercicio del gobierno se ocultan las apariencias de las cosas, al mismo tiempo que se niega el presente. La retórica es buena para el disfraz y el escape, pero sucumbe cuando se confronta con la realidad. A conciencia, durante su presentación de la Memoria y Cuenta lanza unas cuantas frases a la calle:” Estoy dispuesto a devolver a la Asamblea la Ley Habilitante”. “Vamos hacer política, no como enemigos, sino como adversarios”. “La oposición tiene sus espacios asegurados en los entes regionales y locales, nadie debe creer el cuento de eliminar alcaldías y gobernaciones”. “Aquí no hay ningún proyecto comunista. El comunismo prevé eliminar el Estado y la propiedad privada”.
Puesto de espaldas a las responsabilidades asumidas, a la suerte de nuestro país y al cariz del mundo exterior, el presidente Chávez es un hombre que presume que entre las palabras y los hechos hay una distancia abismal ignora o pretende ignorar hasta qué punto los hombres están hechos de palabras. Nada nos hace pensar que corregirá el peligrosísimo menosprecio por la democracia, la propiedad el diálogo y las tradiciones cívicas; existen suficientes precedentes y elementos de convicción que nos permiten dudar de la sinceridad de sus palabras
Sixto Medina
sxmed@hotmail.comEL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.