miércoles, 23 de febrero de 2011

HACIA EL MAR DE LA FELICIDAD. ORLANDO JOSÉ BRUZUAL ROJAS

Si existe algún país sumergido en la infelicidad y la miseria, ese país se llama Cuba.

Antes de convertirse en la prisión más grande del continente americano, Cuba estaba considerada como el país más avanzado en la América hispana. Para algunos conocedores de la materia, la isla en cuanto al aspecto social, estaba por delante de países como Francia, España, Japón, Australia, Italia y otros que hoy día son catalogados como países del primer mundo.

Fue después del triunfo de la revolución de 1957, cuando el pueblo comenzó a sentir las primeras olas de destrucciones del nuevo poder. La riqueza comenzó a mermar debido a los cambios políticos que afectaron directamente la maquinaria productiva que elaboraba no solo alimento a la isla sino que mantenía los micropoderes dentro de la organización política.

Ya para los años sesenta, Fidel no solo empezó a negociar con los rusos pidiéndole sumas millonarias para ayudar a su pueblo en contra del imperialismo que según él lo quería asesinar y sacar del poder, sino que después de recibir todo tipo de ayuda tanto militar como financiera, nunca honró la deuda con ellos, más bien lo que hizo fue enriquecer a sus colaboradores y a su familia completa.

Hoy día el tirano Fidel Castro en complicidad con el presidente de Venezuela utiliza al país como el surtidor gratuito de combustible, además de ser utilizado como despachador confiable de su revolución. Cada día ciento de miles de venezolanos quienes se sienten abandonados por el gobierno nacional se preguntan; ¿Por qué el presidente insiste en ayudar a los cubanos y no a los de su propio pueblo? ¿Por qué el presidente Chávez insiste en sacar la isla a flote?

Repensando un poco sobre este caso pienso que detrás de toda esta ayuda que le está dando Chávez a Fidel se esconden negocios oscuros y dudosos. Mientras Chávez les regala un tendido eléctrico a los cubanos para que obtengan una mejor comunicación, nuestra industria eléctrica está completamente destruida. Mientras el presidente construye una planta de ferroníquel en la localidad de Moa a setecientos kilómetros de La Habana, el gobierno es incapaz de construir viviendas en el país. Mientras en el país cada día hay más desabastecimiento y se pudren alimentos en contenedores, en Cuba gracias a la creación del ALBA miles de cubanos pueden por primera vez adquirir alimentos llevados de Venezuela.

En fin, cuando el presidente habla del mar de la felicidad pienso que está en lo correcto. Porque hacer negocios con Fidel además de traer excelentes dividendos para el bolsillo, más que un mar es un océano de alegría.

obruzual@hotmail.com

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