viernes, 18 de febrero de 2011

EGIPTO REVOLUCIÓN Y FUTURO INCIERTO. MERCEDES MONTERO. DIARIO DE AMERICA

Abogamos porque en Egipto se produzca un cambio hacia la democracia y no una “revolución” que transforme a ese país en otra dictadura

 En Egipto abolida la Constitución y disuelto el Parlamento

Los noticieros internacionales anunciarían a grandes titulares que Egipto había seguido el camino iniciado por Túnez, país en el que después de un mes de protestas se provocó la salida del presidente Zine al-Abidine, después de 23 años en el poder, el día 14de enero, 2011.

El 24 de enero, 2011 comenzarían las protestas en El Cairo, una multitud pedía la salida de Hosni Mubarak, quien llevaba 30 años  como presidente de Egipto. Hubo represión, toque de queda que no sería respetado por la población. Las emisoras fueron  clausuradas. No había Internet.

28 de Enero, 2011, se reportaron 68 fallecidos en El Cairo, Suez y Alejandría durante las protestas contra Mubarak, quien se mantuvo  firme en su decisión de no renunciar.

29 de Enero, 2011,  Mubarak anunció que no cesaría en sus funciones, pero que nombraría un nuevo equipo de gobierno. También dijo "Yo he estado muy cerca de las peticiones de la gente y respeto lo que los manifestantes están pidiendo". Nombró a su hombre de confianza, Omar Suleiman, como Vicepresidente de Egipto, un general especializado en inteligencia, que es un experto en lucha antiterrorista, que ha trabajado con israelitas y palestinos en ese conflicto regional. Las bajas en la protesta sumaron 74 muertos y 2000 heridos en todo el país.

4 de febrero, 2011. Reporteros Sin Fronteras denunció que al menos 60 periodistas y fotógrafos habían sido agredidos a golpes, detenidos, apresados, y destrozados sus equipos por fuerzas policiales y por manifestantes seguidores de Mubarak.

8 de febrero, 2011 Cientos de miles de manifestantes salieron a las calles de El Cairo y otras ciudades de Egipto, alcanzando el mayor número de manifestantes en la Plaza de Tahrir. Sucedió lo  mismo en la ciudad de Alejandría (ya la protesta llevaba dos semanas de duración) Esta protesta llevó a Mubarak a hacer algunas concesiones, pero no a renunciar y permitir la organización de unas elecciones libres y democráticas.
Mientras tanto las protestas se mantenían en las principales ciudades de Egipto, los países occidentales le pedían a sus ciudadanos que estaban de turistas en Egipto   regresar a sus respectivos países. Con el alejamiento del  turismo, Egipto estaba sufriendo pérdidas cuantiosas de ingresos. El pueblo que vive de la atención a los visitantes se estaba quejando, los bancos no abrían sus puertas, la gente no cobraba sus pensiones, no tenía dinero para comprar alimentos, continuaba la policía y el ejército en la calle.  Las protestas se hacían contra Suleiman.

9 de febrero, 2011. Mientras los musulmanes cumplían los rituales religiosos en la Plaza Tahrir, los cristianos los rodeaban con todo respeto.

10 de febrero, 2011. La supuesta renuncia de Mubarak no se produjo, al contrario lo que propuso el entonces presidente de Egipto fue “Una transición pacífica, hasta Septiembre”. El disgusto colectivo y el incremento de protesta no se hizo esperar.

11 de febrero, 2011. Hosni Mubarak renunció como presidente de Egipto, dejando a las Fuerzas Armadas encargadas de manejar la transición. Se prometieron elecciones libres para septiembre de este mismo año. Cuando la multitud que estaba presente en la Plaza Tahrir escuchó la noticia, irrumpió la alegría, los abrazos entre civiles y a los soldados, los cánticos, lágrimas de emoción, un pueblo unido tras 18 días de protestas había logrado la renuncia de un hombre que durante tres décadas había ocupado el poder hegemónicamente.
Se había producido un cambio que haría historia no solo en Egipto, sino también en el mundo musulmán. El 

Baradei, Premio Nobel de la Paz se ofreció a colaborar con el ejército a preparar elecciones libres.

A las pocas horas el Ministro de Finanzas declararía  por televisión que “la oligarquía también sería barrida”.

13 de febrero 2011. La protesta volvió a la Plaza Tahrir, los militares abolieron la Constitución y disolvieron el Parlamento, prometieron elecciones libres y democráticas para Septiembre tal y como fue solicitado por la multitud, que dice no tener prueba alguna y agregan que los militares simplemente se reinstalaron en el poder. Reporteros internacionales dijeron que el ambiente  en la plaza era positivo..

Por una parte la lucha en Egipto refleja lo que logra un pueblo unido ("people's power"), que se propone derrocar a un gobierno que lo ha mantenido sometido por décadas, privándolo de libertad y democracia. Ningún gobernante que pretenda la reelección indefinida y que  considere que es el único que puede gobernar a una nación  por más de dos períodos es demócrata. 

Un pueblo que permite que un gobernante modifique leyes y de al traste con la independencia de poderes con el fin de alcanzar la eternidad en la presidencia de un país, se está condenando a si mismo a  vivir bajo una  dictadura. La peor de las democracias es preferible a la mejor de las dictaduras.

Por otra parte la comunidad internacional a pesar de reconocer la lucha democrática librada por el pueblo egipcio, no puede dejar de lado la amenaza latente del extremismo musulmán, y tiene  recelo de que en Egipto se instaure un gobierno fundamentalista  que transforme al país en un estado anti occidental, antisemita y anticristiano; en otro Irán, país que  sufrió una involución desde la llegada de los Ayatolas,  y hoy en día bajo el régimen de Amhedinejad, es un estado forajido que constituye una amenaza para el mundo, pero especialmente para Israel, país que aunque les moleste a muchos es hasta ahora la única democracia en el Medio Oriente, y, una potencia en desarrollo tecnológico y también militar.

Angela Merkel ante la salida de Mubarak, quien mantenía la paz con Israel pediría “Que el futuro gobierno egipcio mantuviera la paz con Israel y respetara los tratados firmados con ese país”

El presidente de USA Barack Obama,  declararía “El arco de la historia finalmente le ha dado paso a la justicia”.

Por el bien del mundo los ciudadanos demócratas abogamos porque en Egipto se produzca un cambio hacia la democracia y no  una “revolución” que transforme a ese país en otra dictadura, que conduzca a esa nación al obscurantismo musulmán fundamentalista.

Mercedes Montero
mechemon99@yahoo.co.uk
http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=6592

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