Mucha gente en distintas partes del país pregunta sobre mi posición con relación al tema de las candidaturas presidenciales y, específicamente, sobre mi disposición a asumir la enorme responsabilidad de concretarla.
Sé que el país tiene temas más urgentes para consideración inmediata, pero esto es importante para el país en general y en particular para mi persona.
He dicho y repito que más que candidatos, Venezuela necesita liderazgo, orientación clara, unidad de objetivos en la oposición y la unificación de un liderazgo que hasta puede ser colectivo.
Tenemos la obligación de preparar adecuadamente a las verdaderas fuerzas motrices de la nación para la necesaria transición que exige la reconstrucción institucional, material y moral de la República.
Pueden existir cuantos aspirantes consideren que pueden liderar el proceso, pero sin olvidar que lo necesario es tener un Presidente distinto y mejor que lo actual. Esto no puede ni debe continuar más allá del 2012, como plazo máximo.
Ojalá se den condiciones adecuadas para que el Presidente renuncie debido a su enorme fracaso y le ahorre a los venezolanos traumas adicionales. La Constitución autoriza otras alternativas para alcanzar el objetivo y, por supuesto, está la ruta de la consulta electoral a una nación harta y fatigada. Mayoritariamente apuesta al cambio. Se reduce aceleradamente la ya minoría del actual régimen.
He dicho que me siento en condiciones para ser Presidente de la República y de dirigir la mencionada transición. Respondiendo una pregunta periodística en Maracaibo, el pasado viernes, dije que más que candidato yo quería ser Presidente. Precandidatos hay muchos, pero el ejercicio del liderazgo necesario exige mucho más que dedicarnos a una lucha tradicional entre nosotros que a estas alturas haría la felicidad de Chávez.
Preparar el nuevo gobierno es tarea obligante, a tiempo completa, para cualquier aspirante. A eso estamos dedicados con ánimo incluyente y sin espíritu de competencias laterales un poco prematuras y hasta inconvenientes. Si el trabajo que realizamos da para una candidatura perfecto, pero en esa decisión es tan importante el sentimiento nacional como la resolución personal.
Yo estoy dispuesto. Llegado el momento habrá que garantizar la unidad nacional mediante el procedimiento que los distintos factores construyan para la selección. Obviamente las primarias pueden ser un instrumento apropiado, pero la actitud básica exige una honestidad integral para que resulte eficiente. Siempre hemos dicho que la unidad no es unanimidad ni complicidad. Puede ser, incluso, dinámica y diferenciada pero siempre en búsqueda del mayor grado de consenso posible. Esa ha sido y será mi conducta, sea candidato presidencial o no.
Venezuela está muy mal. El domingo fue conmemorado el 23 de enero del 58. Vientos de cambio soplan con fuerza despejando el tiempo nublado existente. Huele a libertad y democracia.
Lunes, 24 de enero de 2011
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