Chávez estrena cordialidades pero no anuncia nada nuevo.
Enero deja claro lo que todo el mundo sabe y el Gobierno demuestra permanentemente: que no hay un programa de acción de gobierno, que las cosas seguirán mal y la economía peor y que el socialchavismo da para hablar pero no para resolver.
Poniéndole velitas al mercado petrolero
El año comenzó con las expectativas de estallido inflacionario por la devaluación, vía eliminación del cambio a 2,60, y justamente en dos renglones altamente sensibles para la población, los medicamentos y especialmente los alimentos; y por el aumento del costo de la vida en general por los anunciados –por Chávez- incrementos en los impuestos.
Pero el Gobierno –Chávez- rápidamente reaccionó y anunció que de mayores impuestos nada, y no mucho tiempo después, esta misma semana, dijo varias veces que combatiría la especulación –es decir, la advertencia hecha por Cavidea de que con al eliminar el cambio para importaciones de alimentos e insumos había que revisar los precios- importando todo lo que fuera necesario para mantener esos precios bajos.
Chávez le ha puesto otra velita al petróleo, con perspectivas claras de que si no hay aumentos sensibles –que dependen de la recuperación de la economia mundial, y en consecuencia de la demanda- al menos los expertos coinciden en que se mantendrá en el nivel de los 90 dólares el barril durante 2011. Los desastres económicos y posibles derrumbes de Portugal y España muy anunciados, no lo han sido tanto dando alguna tranquilidad a la Zona Euro, China sigue desarrollando poder, Japón se consolida, Estados Unidos mejora poco a poco. Es decir, salvo alguna hecatombe no prevista, Chávez y Rafael Rodríguez pueden contar los pollos antes de nacer con un mercado petrolero entre los 80 y pico dólares (crudos pesados) y 90 y más dólares (crudos livianos de alto precio), y el Gobierno puede seguir importantdo, al menos tendrá caja para hacerlo sin tener que aumentar impuestos, un riesgo politico menos.
Pero el verdadero problema no está en esas matemáticas simples. Chávez y su estructura política y de gobierno tienen varios riesgosos frentes abiertos, y de eso se habló mucho esta semana.
El compromiso reiteradamente ratificado de construir y comprar decenas de miles de viviendas para los pobres que se quedaron en la calle por las lluvias en todo el país es un compromiso que Chávez planteó insistentemente como personal, y es también un alto riesgo. Tal vez en 2011 logre la torpe maquinaria gubernamental ser eficiente en lo que ha fracasado rotundamente desde 1999, con el riesgo de que los refugios actuales, mientras se construyen las nuevas viviendas o se compran y se entregan otras, están demostrando ser socialmente explosivos.
La vivienda de emergencia es un problema grave para unas 140.000 personas –o más, si sumamos daminificados que han estado olvidados desde tragedias previas. La falta de vivienda en general es, en el peor de los casos, un problema para algo más de dos millones de familias, si aceptamos el anunciado déficit de unos dos millones de viviendas. El costo de la vida, que sí crece mes tras mes, es un problema para más del 90 % de los venezolanos a los cuales sus sueldos y salarios simplemente no les alcanzan –y seguirán sin alcanzarles en 2011. La inseguridad, los robos y el baño de sangre semanal por homicidios, atracos a mano armada, balas perdidas, ajustes de cuentas, es un problema y un temor diario para casi el 100 % de los venezolanos –“casi” porque obviamente no es un problema para la dirigencia chavista fuertemente escoltada.
Casi olvidada, pero persistente, la debilidad del sistema eléctrico sigue allí tras haber fracasado el Gobierno por mucho en las ofertas de renovación e instalación a lo largo de 2010. O sea, el problema continúa, luz para Caracas, cortes para el interior.
Y eso para no hablar de un problema sobre el cual se ha venido informando, por denuncias de diversos dirigentes sindicales, durante esta semana: la creciente debilidad de una industria petrolera obligada a destinar fuertes sumas a proyectos sociopolíticos del Presidente, con baja inversión en su propio mantenimiento y en su necesario desarrollo, con accidentes frecuentes –algunos de ellos mortales- que reducen la capacidad de producción, y, por su fuera poco, dejando de ganar miles de millones de dólares por los malos negocios forzados también por la política presidencial con diversos países del mundo.
De todo esto se ha informado y comentado a lo largo de esta segunda semana de enero, y se seguirá hablando todo el año.
Tenga o no de verdad un programa estratégico, ¿realmente sabe el Gobierno qué hacer?
A los problemas antes comentados, temas de la semana, hay que agregar otros que vienen del año pasado y han seguido siendo noticias casi diarias desde el comienzo de enero.
Sigue vigente, de hecho empeorando, el mal manejo de las industrias básicas de Guayana, todas deterioradas, todas con elevados pasivos laborales, todas con gerencia deficiente porque no es especialista sino política, todas perdiendo dinero como nunca.
Sigue de mal en peor la relación del chavismo con los trabajadores en general. Los sucesivos partidos y grupos de gobierno, y Chávez personalmente, no han logrado en once años controlar al movimiento obrero en general ni a todos los sindicatos. Al contrario, el sindicalismo -incluso el que se dejó seducir por las promesas y apoyó estatizaciones- se va apartando, deja de creer, aprende cada día que el Gobierno en realidad quiere acabar con los sindicatos porque el proyecto socialista no puede convivir con organizaciones laborales independientes y necesita una estructura burocrática vertical, disciplinada y obediente.
El ambiente laboral sigue calentándose en la industria petrolera y en las empresas de Guayana, para sólo citar dos sectores de gran peso. Enero ha mostrado que la protesta por despidos masivos de los trabajadores y empleados del ministerio de Planificación y Finanzas continúa, los de Cemex mantienen su huelga de hambre, los de Agropatria siguen reclamando maltratos y falta de pago de sus prestaciones sociales no pagadas –aparte de que la empresa parece estar viniéndose al suelo agravando los temores y los problemas agrícolas.
Esta semana abundaron las denuncias y reclamos, y el problema laboral –los sindicatos defendiendo su supervivencia, crecientes reclamos por retrasos injustificables en las renovaciones de convenciones colectivas, denuncias alarmadas por fallas de mantenimiento y un amplio etcétera de protestas- va a continuar este año. Y no parece que el gobierno tenga los recursos económicos ni la capacidad politica ni administrativa para satisfacer ni siquiera a una parte de esos grupos de trabajadores.
Y el Chávez cordial de este sábado
Había expectativa por cómo se desarrollaría la primera Memoria y Cuenta de Chávez en cinco años ante un Poder Legislativo con presencia, minoritaria pero fuerte, de la oposición.
Chávez llegó dos horas tarde correctamente vestido de civil y no de comandante en jefe militar, saludó con cordialidad a esos dos íconos de la burguesía que son María Corina Machado y Eduardo Gómez Sigala, manejó con estudiada cortesía un innecesario espectáculo interesadamente polítiquero del ingeniero y mas o menos líder laboral Alfredo Ramos, diputado que tuvo la ocurrencia de interrumpir al Presidente para alardear de su proposición de conceder las pensiones a los ancianos que no han podido pagar completas las cotizaciones necesarias –un tema que en cualquier caso no es original suyo, se ha venido hablando incluso por el propio Chávez- y el Presidente, sin perder el tipo, le respondió que le parecía muy bueno y que hablara con la ministra del Trabajo. No era aquél el momento del planteamiento, y es como mínimo un irrespeto interrupir al Presidente en acto formal –aunque Chávez haya hecho de ese acto una excesivamente larga relación de fantasías.
Llegó dos horas tarde, sonrió, fue amable, evitó los insultos, negó que quiera acabar con nadie, insistió en que está dispuesto a dialogar e incluso expresó satisfacción por el regreso de la oposición a la Asamblea Nacional. Y a lo largo de siete horas toda una relación de un país y de un gobierno que en realidad no existen.
Todo se ha hecho con esfuerzo, la economía se recupera, 2011 va a ser mejor. Lo que ha salido mal y los grandes problemas han sido culpa del capitalismo, el socialismo los enfrenta y los va resolviendo.
Siete horas para más de lo mismo. La única diferencia con exposiciones anteriores durante enero –y a lo largo de 2010, 2009 y hacia atrás- es que esta vez no hubo insultos ni mayores amenazas.
Alfredo Maldonado
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.