Devaluación L a pérdida de 65% del valor de una moneda tiene solo un nombre: devaluación. Más aún si se trata de un tipo de cambio administrado y controlado por el Gobierno. Tal ha sido la suerte del mal llamado bolívar fuerte, que se debilitó aún más con el anuncio oficial del pasado 30 de diciembre.
Es cierto que se trata solamente de un segmento del mercado cambiario, pero es una parte muy importante porque por allí se canaliza 40% de las importaciones nacionales y la mayoría de los bienes considerados de primera necesidad, incluyendo los relacionados con la alimentación y la salud del grueso de la población.
La palabra "devaluación" es tan odiosa y trae tan malas evocaciones que el Gobierno prefirió evitarla y hablar más bien de "unificación cambiaria", basado en que lo que antes se compraba a Bs 2,60 por dólar ahora se importará a Bs 4,30 por dólar, que es la tasa de cambio establecida en la anterior devaluación de enero de 2010.
DEVALUACION |
Existe una tercera tasa de cambio administrada, de Bs 5,30 por dólar, que tampoco se altera por ahora y un cuarto mercado, el innombrable, del que nada se sabe. Por la falta de información sobre este último, resulta imposible ponderar el tamaño de la devaluación anunciada para el bolívar fuerte en su conjunto. Pero con los elementos disponibles se puede conjeturar que la devaluación promedio se acerca a 30%.
Para la economía de un país que ostenta la tasa de inflación más alta del mundo, una devaluación de esas proporciones es devastadora por sus efectos sobre el alza de los precios. Pero, lamentablemente, era también algo inevitable como consecuencia de las políticas económicas irresponsables de los rojos rojitos. Lo peor es que, como esos errores no se han corregido ni se tiene la intención de hacerlo en el futuro próximo, fatalmente se padecerá otra devaluación dentro de algunos meses.
Si no falla la memoria, en 2010 hubo por primera vez en Venezuela dos devaluaciones en un mismo año. Con el alza de precios que desatará esta última, es posible que pronto se bata el nuevo record porque lo lógico es que se produzca lo que los economistas llaman una aceleración en la caída del valor de la moneda.
Lo alarmante del asunto son las consecuencias para los venezolanos, sobre todo para los estratos populares, porque el aumento de los bienes de primera necesidad significa más deterioro de sus ya precarias condiciones de vida. Con el agravante de que los posibles efectos positivos de una devaluación, como son los estímulos a la producción nacional, no se harán sentir porque el aparato productivo se encuentra destruido y porque ni aún con el menor valor del bolívar la industria y la agricultura serán competitivas.
De manera que las políticas económicas de los últimos años nos han metido en un callejón sin salida que nos lleva directo a la ruina si no se producen cambios fundamentales. Hacérnoslo saber fue el regalo de año nuevo del gobierno militar.
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